Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Juan Pedro Ramos: el Pirata del 15-M
Los jugadores de barrio, los que se criaron en el lado incómodo de las cosas,
suelen querer que el fútbol les aparte de las calles. Juan Pedro Ramos, el Pirata,
obtuvo del fútbol dinero y reconocimiento, pero siempre pretendió, y lo logró, que no
le despegara los pies del suelo, del asfalto que quería seguir pisando: el de su barrio
de Jerez de la Frontera. Allí, recuerda, de pequeño, en los 80, entraba el olor a porro
en su habitación directamente desde la calle y veía cómo chicos pocos años mayores
que él sólo salían con los pies por delante del reinado genocida de la heroína. Por
entonces, cuando nadie sabía que aquello que se pinchaba por los barrios te podía
matar, Ramos jugaba al fútbol a cielo abierto, como todo el mundo. No había otra
manera. Con un ojo en los yonquis de toda una generación muerta a jeringuillazo
limpio, y el otro en el balón. Con cuatro años les disputaba la pelota a los chavales de
once.
Por muy niño que fuera para ver todo aquello, no había más vida que la calle, no
se podía huir. Y aunque su esfuerzo y el de su familia le dieron una carrera en el
fútbol, cuando tuvo la oportunidad de escapar se negó a hacerlo. Siempre tuvo claro
que allí, donde aprendió que la vida puede ser un muro alto y sucio, estaba su anclaje
a la realidad. «Fui un futbolista atípico. Si mis compañeros se iban a tomar una copa
a una discoteca, yo me seguía yendo a hacer botellón con mis colegas. Del fútbol hoy
conservo a muchos conocidos, gente a la que respeto, pero amigos-amigos, cuatro o
cinco», dice. «Nunca he dejado de tener contacto con la calle porque soy lo que soy.
Cuando jugaba, teniendo dinero, nunca estrené un coche. En un ascenso a Segunda
nos regalaron un Mercedes, y yo vendí el mío para dar la entrada para un piso. Un
compañero me dijo que lo hiciera: “Pirata, para qué quieres tú un Mercedes si cuando
se te rompa un retrovisor no lo vas a poder pagar”. Iba a entrenar con el coche de mi
padre», cuenta.
Primero de lateral, luego de central, Ramos, al que dicen Pirata por la manera que
tenían de llamarse varios jugadores del filial del Xerez, se convirtió en toda una
institución en el club: hasta diez temporadas vistiendo la camiseta azul entre los
noventa y comienzos del siglo XXI, capitán indiscutible, xerecista y jerezano, amante
de la cultura local, icono. Pero icono rebelde. Como capitán se peleaba con
compañeros que, en las comidas de equipo, se negaban a poner un poco más para que
los jugadores del filial no tuvieran que pagar. Abrió los ojos y se sujetó el corazón
para que no se le saliera cuando un compañero suyo, al grito de «¡Me sobra el
dinero!», quemaba 5.000 pesetas (hoy 30 euros) en el vestuario. Y se las tuvo que ver
siempre con los directivos del club por defender sus derechos. Llevaba el Xerez ocho
meses sin cobrar y Juan Pedro Ramos, capitán y conocedor del club, sabía
demasiadas cosas. «Años antes habían traspasado a Dani Güiza y el dinero no había
ido al club. Nos tenían sin cobrar y el dinero nunca llegaba. Así que al final todos los
www.lectulandia.com - Página 205