Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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para que les oiga Dios!», les dicen. Uno de los torturadores, de nombre Lucas, les
obliga a darles las gracias por todo, anulando su estima con cada gesto.
Su secuestro es uno más de las decenas de miles que se produjeron por toda
Argentina, pero tiene la peculiaridad de ser el único futbolista profesional secuestrado
por la dictadura que hoy lo puede contar. Y si puede hacerlo es porque Tamburrini
protagonizó una historia única.
Uno de los compañeros, Guillermo Fernández, Guille, decide que hay que
fugarse. Claudio enseguida se une. El día 121 de su cautiverio, se descuelgan por una
ventana con sábanas y logran escapar. Fernández no puede resistirlo y, antes de irse,
deja escrito en una pared: «Gracias, Lucas».
Junto con otros dos presos (Daniel Rusomano y Carlos García), Guille y Claudio
se escapan de la Mansión Seré. Áquella fue la única fuga que se produjo en todos
esos años.
Tras huir del centro de tortura, se refugió «en casa de conocidos o gente vinculada
a mis amigos y compañeros de militancia que solidariamente me cobijaron hasta que
se calmara la situación y yo pudiera volver a salir a la calle», como cuenta en una
entrevista concedida para este libro. En aquellos días escondido se disputaba el
Mundial, el gran escaparate de la Junta en el exterior. «Veía los partidos por
televisión e hice fuerza para que el equipo nacional ganara el Mundial. ¿Cómo es
posible eso, considerando la experiencia que acababa de tener?».
De Argentina escapó a Suecia, donde hoy es profesor de Filosofía en la
Universidad de Estocolmo. En 1985 regresó a Argentina para declarar en el Juicio a
las Juntas, un proceso de 17 semanas en el que fueron condenados muchos de los
protagonistas de los gobiernos del 76 al 83, entre ellos Videla (cadena perpetua),
Emilio Massera (cadena perpetua), Roberto Viola (17 años de condena) u Orlando
Agosti (cuatro años de reclusión). Ha tenido una carrera exitosa como investigador,
aplicando sus conocimientos al deporte. Ha dado conferencias por todo el mundo y es
autor de ¿La Mano de Dios? Una versión distinta del deporte (2000), en el que
teoriza sobre si el deporte de élite acaba con las normas éticas. Su hazaña la reflejó en
el libro Pase libre de cuya adaptación nace la película Crónica de una fuga, dirigida
en 2006 por Adrián Caetano. En la cinta también interviene Guillermo Fernández,
otro de los fugados, que hace de torturador que amenaza al personaje basado en él
mismo. Fernández emigró a Francia y se convirtió en actor y titiritero. Allí
recompuso su vida.
Pase Libre apareció en 2001, casi 25 años después de la fuga. Hasta entonces, el
gran público poco sabía de Tamburrini y sus compinches. ¿Por qué? «Tal vez por
pudor, por las familias de los desaparecidos. Lo nuestro tuvo un final feliz: nosotros
los cagamos, escapamos y tuvieron que cerrar ese centro clandestino después de
nuestra fuga. Pero siempre me pareció que hablar de esto era meter el dedo en la
herida de la gente que buscaba a sus desaparecidos», declaraba en 2006 Guillermo
Fernández.
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