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Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado

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Oriental», se puede leer en la prensa. «Quería que lo expulsaran; así no jugaría contra

sus hermanos de cerebro», escribe otro aficionado. La prensa, además, critica al

jugador por no mantener una posición marcial durante la ejecución del himno del

país.

Hay multitud de detalles nada anecdóticos en la carrera de Caszely que muestran

los contratiempos que le provocó su filia política. En 1975, se convierte en uno de los

célebres asimilados del fútbol español pidiendo la doble nacionalidad. De hecho,

llegó a jugar con la selección catalana, en el primer partido del equipo tras la Guerra

Civil: contra la URSS en el Camp Nou en junio de 1976, formando parte de un

combinado de jugadores procedentes de equipos catalanes en el que también

formaban otros extranjeros como Johan Cruyff o Johan Neeskens. La prensa chilena

no deja pasar la ocasión de machacarlo como traidor a la patria. Cuando en 1979 el

argentino Óscar Fabbiani, que tras tres grandes años en el Club Deportivo Palestino,

equipo de la capital chilena, ya jugaba en los Estados Unidos (en el Tampa Bay

Rowdies), solicitaba la nacionalidad chilena, el RH nacional dejó de importar. El

gobierno le tramita de urgencia el pasaporte. ¿La razón? Su cercanía ideológica al

poder. Ya retirado, en 1993 se moderaría presentándose a diputado por Renovación

Nacional, partido de centro-derecha chileno. Perdió (aunque conseguiría un cargo

como concejal del distrito de la Recoleta en Santiago de Chile).

En 1977, cuando Caszely cumplía su tercera temporada en el R.C.D. Espanyol

tras una buena temporada (dos campañas antes había sido traspasado por el Levante

en un negocio redondo: lo compró por 70.000 dólares y lo vendió tras dos campañas

por 900.000), el delantero es directamente vetado por el régimen. El general Eduardo

Gordon, presidente de la Asociación Central de Fútbol, le impone sin matices al

seleccionador Caupolicán Peña que no vaya el rojo, o eso mantiene el rojo en

cuestión. «Peña se cagó. Un señor de la Junta, Eduardo Gordon Cañas, le dijo que no

me llamara. Peña nunca me respondió de frente. Una cosa es clara: no me llamaron y

no clasificamos, porque yo era la figura. Es lo más nefasto y estúpido que he visto en

mi vida», declara Caszely. Efectivamente, en 1978, Chile no estuvo en el Mundial de

Argentina. El seleccionador, sin embargo, tiene otra versión: «No fue porque estaba

enyesado de una rodilla. Esa es la verdad. No hubo una situación política ni nada. Era

el jugador que yo precisaba y no pude contar con él».

El delantero vivió años de intermitencia en la selección por estar marcado y la

eterna sospecha recorriendo todo lo que hacía y decía, a pesar de que dejó España

para regresar en 1978 a jugar al Colo Colo. Se convirtió en un enemigo interior: el

jugador al que odiaba la derecha. Nada amainó el temporal: ni siquiera ser el mejor

jugador de la Copa América de 1979 (Chile perdería la final frente a Paraguay por

tres goles a cero).

En 1982, Caszely se la vuelve a pegar con la selección en un Mundial: en España

falla un penalti contra Austria, en lo que es el equivalente chileno al gol de

Cardeñosa. Hoy se sigue hablando de aquello. Aunque venía de tres años seguidos

www.lectulandia.com - Página 79

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