Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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antes de las dos entrevistas: en la primera, con Rufi Etxeberria. En la segunda, con
dos policías municipales. Con ambos charló amigablemente. Hace unos segundos me
ha dicho que cree que la policía es uno de los tentáculos que lo han llevado a la
cárcel. «La policía municipal es una policía del pueblo, contra ellos las objeciones
son distintas. Ya has visto: no tengo nada en su contra, excepto cosas más pequeñas.
Está claro que se dedican a recaudar poniendo multas cuando donde hay que recaudar
es por arriba. Pero son detalles. Es distinto: yo te hablo de la Guardia Civil, la Policía
Nacional y la Ertzaintza», aclara. Al final, de nuevo, da la sensación de que todo en
el País Vasco es tan pequeño que ha equivocado el modelo de sociedad: la política y
la violencia trazaron rayas impermeables, en las que o estás en un lado o en el otro.
En un sitio tan minúsculo, donde todo el mundo tiene una relación cercana y, por
tanto, compleja, hay tantos matices que esa raya de mármol es ridícula. Han
configurado un país que es blanco o negro, cuando la realidad es que está lleno de
grises. No se puede hacer peor.
«Cuando te llevan a la cárcel, la situación es la que es y los que están cerca
simplemente te apoyan: tus padres, tus hermanos… No hay mucho más que puedan
hacer. Es una situación que pasa de un día para otro y hay que hacerle frente.
Supongo que si hubiera seguido trabajando como abogado quizá me hubieran pedido
que me replanteara cosas de mi vida. Pero no se ha dado la situación. Ha sido todo
seguido: trabajar de abogado, la cárcel y, finalmente, dejarlo», cuenta Sarriegi.
«Hombre, sí, da miedo la posibilidad de pasar años en la cárcel, no agrada. Hasta que
llegue el momento procuro no darle muchas vueltas, porque no compensa. Cuando
llegue, ya veremos. Luego igual te absuelven y no merece la pena», sentencia. El
abogado abertzale Iñaki Goioaga, del que antes hablaba Sarriegi, fue absuelto en
octubre de 2012 por la Audiencia Nacional. Le pedían 16 años por la sospecha de que
había ayudado a idear la fuga de la prisión de Huelva del etarra Gorka García. Pasó
año y medio en prisión preventiva.
Ahora, Iker Sarriegi estudia y dice no tener «ningún interés en incorporarme a la
política». Tampoco al fútbol. Va a Anoeta de vez en cuando, pero su relación directa
con la Real Sociedad es la de cualquier aficionado… O menos. Nunca fue un pilar de
su vida. Ahora, dice simpatizar con el 15-M, «como con cualquier movimiento de
lucha», y cuenta que estuvo hace unos días en una charla de Carlos Taibo, escritor y
profesor de Ciencia Política en la Autónoma de Madrid, y que le gustó lo que dijo. Le
agrada el movimiento «por lo que supone de asociarse y trabajar desde la base, de
abajo a arriba, sin contar con que nada nos vaya a venir dado. Necesitamos crear una
sociedad en la que seamos los protagonistas, en la que tomemos el mando, en la que
nuestra relación con la tierra y con todo lo que nos rodea sea más directa», cuenta.
Le pregunto si cree que verá esa sociedad vasca socialista, tan utópica, que
predica Bildu. «Lo veo difícil. Estamos en Europa, penetrados ideológicamente por el
sistema capitalista y su forma de vivir, lo llevamos dentro. Es muy difícil modificarlo,
tiene que haber un proceso. Pero si tenemos el objetivo claro, poco a poco podemos
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