Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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le imploraba) seguir al menos una temporada más. Ambos nacieron, con un año de
diferencia, en un feudo abertzale histórico como el pueblo guipuzcoano de Azpeitia.
En las últimas elecciones, en esa localidad Bildu [Reunir(se)] obtuvo 11 de los 17
escaños en litigio, cinco fueron para el PNV y uno para Hamaikabat [Muchos con un
objetivo único], una escisión mayoritariamente guipuzcoana de Eusko Alkartasuna
[Sociedad Vasca] que se disolvió al poco de esos comicios. Entre PSOE y PP
sumaron menos de 400 votos, apenas el 5%.
Ambos jugadores, crecidos en el seno de familias de clase trabajadora, mantienen
posturas políticas similares. Han dado su apoyo a manifiestos y acciones diversas,
desde las relacionadas con los presos (Labaka se sentó en la mesa de una rueda de
prensa que denunciaba la situación del preso azpeitarra Xabier Etxeberria Txapi, en
huelga de hambre) a las de la izquierda abertzale, como cuando solicitaron la libertad
de Arnaldo Otegi.
En cualquier caso, y como en cualquier otro ambiente laboral, el pronunciamiento
político de algunos trabajadores no suele influir en el rendimiento del grupo, porque
tampoco es tan importante en el día a día. Y además, estas situaciones son mucho
menos relevantes dentro de un vestuario de como la pintan la prensa o los políticos.
Situémonos en la campaña 2008-09. Es la segunda temporada de la Real Sociedad en
Segunda División tras bajar en 2007, poniendo fin a un ciclo de 40 años seguidos en
Primera. El club se encuentra metido en una crisis institucional brutal y en diciembre
de 2008 Jokin Aperribay logra desbancar a Mikel Badiola de la presidencia, en lo que
será el comienzo de la vuelta a tiempos mejores para el club. Precisamente en esos
días, en el equipo se hace el juego del amigo invisible. Cada integrante de la plantilla
recibe un regalo de un compañero teóricamente desconocido (aunque todos sabemos
que esas cosas se terminan filtrando), pero uno de ellos, de los muy cercanos a la
izquierda abertzale, es obsequiado con un regalo curioso: una bandera de España.
No había que indagar mucho para saber que el autor de semejante idea era un tipo
peculiar dentro del equipo: Gerardo García León. Nacido en Sevilla pero formado,
como sus hermanos Eduardo y Moisés, también futbolistas, en la cantera del AD
Loyola riojano, Gerardo fue un exitoso jugador de la selección española en todas las
categorías inferiores (campeón de Europa sub-16, subcampeón del mundo sub-17) y
un trotamundos del fútbol que, tras pasar por el Real Madrid B, jugó en el Leganés, el
Lleida, el Badajoz, el Villarreal, el Valencia, el Osasuna y cinco campañas en el
Málaga antes de firmar por la Real que terminó descendiendo, la de la campaña 2006-
07. Gerardo mantenía y mantiene una relación cordial con muchos jugadores del
vestuario de la Real, especialmente con el portero Eñaut Zubikarai, a pesar de ser de
un origen (y posiblemente un pensamiento) muy diferente a ellos.
Gerardo, dándole otra vuelta de tuerca al asunto, hizo fotos a todos los jugadores
abertzales con la rojigualda. Las imágenes, en la que los futbolistas salen partiéndose
de la risa, sirvieron incluso para que el sevillano montara un DVD que vio toda la
plantilla en un desplazamiento en autobús a jugar un partido.
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