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Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado

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argentina, con estudios universitarios, dice que cuando alguien de fuera le hablaba de

lo que ocurría en Argentina respondía con el eslogan de la Junta: «En Argentina

somos derechos y humanos».

—¿Pero es creíble que Menotti, militante político, no lo supiera?

—Él nunca negó que supiera que había desaparecidos, porque los había habido

desde hacía muchos años. Siempre cita lo que dijo cuando se produjo el golpe, eso de

que el país volvería 100 años atrás. Lo que él niega, y yo de verdad que le creo, es

que supiera la dimensión de lo que pasaba: hijos arrancados de sus madres, la

venganza pura entre familias, los robos… Menotti alojó a una desaparecida. Una

mujer que es médico y que todavía vive, aunque nunca nos quiso desvelar su

identidad. Él cuenta que la sacó de un convento de monjas, donde estaba escondida

tras sufrir cárcel y torturas.

—¿Los jugadores y el técnico han pedido perdón por no saber lo que pasaba?

—Pocos. La base de lo que piensan es que no tienen nada por lo que pedir

perdón, porque se les está exigiendo algo que no se les pide a sectores con mucha

más responsabilidad que fueron cómplices de la dictadura. Y en eso tienen razón,

pero no estoy de acuerdo con su actitud en determinados momentos. Por ejemplo: a

los 30 años del Mundial, algunas organizaciones de Derechos Humanos celebraron

un acto en el que caminaron desde la ESMA hasta el estadio Monumental. Se trataba

de exculpar a los jugadores, de perdonarlos. Y apenas fueron unos pocos a aquel acto:

Leopoldo Luque, René Houseman y Julio Ricardo Villa. Otros estaban fuera del país

y no pudieron acudir, pero muchos ni se interesaron.

Escribía Gustavo Veiga en Página 12 sobre aquel acto: «La imagen sintetizó el

espíritu de la evocación. Leopoldo Luque y Julio Ricardo Villa tomaron la larga

bandera con las fotografías de los desaparecidos, la levantaron y posaron un par de

minutos para los reporteros gráficos. Sobre la pista que bordea el raleado césped, los

dos campeones mundiales del 78 consumaban así lo que había costado tanto tiempo

concretar. Que un gesto recíproco, un gesto de aquellos jugadores y de los

organismos de Derechos Humanos que hasta ayer se miraban con recelo, los reuniera

treinta años después, en el mismo escenario donde la selección nacional había ganado

su primer título mundial. Un título que se festejó mientras la dictadura militar

perfeccionaba el terrorismo de Estado sobre 25 millones de argentinos con su

secuencia de secuestros, torturas y desapariciones».

—¿Y hasta 30 años después no hubo ningún gesto de reconciliación entre

jugadores y víctimas?

—Muy pocos. Quizá uno de los primeros, al menos en público, fue bastantes años

después, ya estábamos en democracia. Julio Villa hablaba con Tati Almeida, una de

las Madres de la Plaza de Mayo, sobre aquello. Fue una doble página en Clarín que

hizo el periodista Ariel Scher.

22 años después del Mundial, Clarín reúne por primera vez en un diálogo franco

y abierto a Ricardo Ricky Villa, uno de los jugadores más formados de aquel equipo

www.lectulandia.com - Página 47

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