Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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interesarse por la vida de aquellos 22 detenidos. «Decidimos pedir una audiencia con
autoridades del Régimen y fuimos recibidos. Simbólicamente, cada jugador (estaban
todos detrás de mí) representaba a un preso francés en Argentina. Nosotros no
sabíamos si eran inocentes, pero pedíamos que se respetasen sus derechos y que
fuesen juzgados ante un tribunal democrático. No recuerdo quién nos recibió pero allí
estuvimos (Rocheteau incluido, aunque dudó si asistir), antes del debut en el
Mundial. Algunos de aquellos presos franceses fueron liberados», cuenta.
El propio Rocheteau niega frontalmente esa historia. «No. Nosotros nunca nos
reunimos con nadie de la Junta Militar. Fue un acto en la embajada, donde hubo
mucha gente, como el intelectual Bernard Henri-Lévy [como miembro del COBA
visitó el país durante el campeonato, fue férreamente vigilado y, finalmente,
expulsado], y lo hicimos de cara a la opinión pública, pero nunca tuvimos un
interlocutor del Régimen. Yo nunca habría aceptado eso. Después de que fuésemos
eliminados, yo sí me quedé y hablé con representantes de asociaciones, estudiantes…
Pero era muy difícil, porque todo el mundo tenía miedo de hablar», señala.
En cualquier caso, no se puede afirmar concluyentemente que nadie en Francia
llevara a cabo ninguna acción digna de ser destacada contra la Junta en su estancia en
Argentina aquel verano de 1978.
Rocheteau hoy se define como «izquierdista evolucionado. Las palabras izquierda
y derecha ya no tienen el mismo significado que entonces. Lo que verdaderamente
me interesan ahora son los problemas medioambientales, la ecología». Reprocha a los
futbolistas de hoy día que no se pronuncien políticamente en un tiempo en el que ya
no debería ser un tabú mostrar las inclinaciones ideológicas en público. «En nuestra
época nosotros nos llevábamos palos cada vez que hablábamos». Entonces parecía
haber hueco para protestar, aunque uno de los regímenes más sanguinarios del siglo
XX se fuera de rositas mientras organizaba un Mundial que le lavaba la cara frente al
mundo. «El régimen intentó tapar, ocultar, todo lo que ocurría. Montar una gran
fiesta. En parte lo consiguieron», declara Rocheteau. Así fue, y si sólo lo
consiguieron en parte no fue gracias a ningún futbolista, por muy comunista
revolucionario que fuera.
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