Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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actualmente toca con un grupo que se llama Pank Rayao, que según su Facebook
hacen rockanrró poligonero, y con el que espera volver a patearse los bares pronto.
Hijo musical de Pata Negra, Extremoduro o Albert Pla, su voz también le ha servido
para reivindicar lo que quiere: participó, junto con Marcos del Ojo, más conocido
como Er Canijo de Jeré (excomponente de Los Delinqüentes, ahora en solitario) y
otros artistas locales en las «Sevillanas indignadas», la canción que lanzó el 15-M
jerezano y que dieron la vuelta a España.
Ahí, en el movimiento de base, es donde el Pirata ha encontrado su lugar político.
«Mi comportamiento y lo que pienso tiende a la izquierda, pero no me gustan los
partidos ni las ideologías; me gustan los hechos. Ahí es donde la gente se retrata. Por
eso me gusta el 15-M. Ahora está un poco parado, pero creo que, con lo que está
ocurriendo en este país, volverá a ir para arriba», analiza.
En 2009, Ramos se comprometía con el Partido Socialista de Andalucía, la
escisión izquierdista del Partido Andalucista, convirtiéndose en su afiliado número
1.000. «Fue un favor que me pidió alguien en quien creo y confío y lo hice para
ayudarle, porque soy conocido aquí en Jerez. Pero nunca estuve realmente dentro»,
aclara. Ahora colabora con un partido local, Bases de Unión Xerezana, que se
presentó a las elecciones municipales de 2011 y obtuvo 654 votos (un 0,67%). «Esa
es la política en la que creo, la local, la cercana. Estoy muy a gusto ayudándolos»,
dice el Pirata. Siempre pegado a Jerez, donde a su hijo le dicen el Piratita, donde
todos lo conocen. Fue dos años coordinador de la cantera del Xerez y ahora entrena al
Arcos CF de Tercera División. Pelea por no descender. Y, como entrenador igual que
cuando estaba al otro lado de la raya de cal, sigue apegado a quien más le acerca a la
calle. Le pregunto por su equipo, y no me habla de fútbol: «Admiro a mis jugadores.
Trabajan de siete de la mañana a siete de la tarde y, cuando acaban, lo dan todo
entrenando. Y por 100 euros que les pagan, que no les da ni para la gasolina», dice
orgulloso.
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