Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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A comienzos del siglo XX no había nadie más famoso en la cuenca del Nalón, en
la Asturias luchadora, que un tipo al que apodaban Trotski, de rojo que era, y ya tenía
mérito destacar en ese menester en ese lugar, porque entonces y allí había rojos de
verdad. El caso es que Vicente Martínez Amores, que así se llamaba el Trotski, era un
revolucionario imparable. Tanto, que en 1917, cuando allá en Rusia triunfaban los
comunistas y abrían camino, en España a su discípulo lo mandaban cinco años a
Marruecos, desterrado, por negarse a hacer el servicio militar. A su vuelta, el tipo era
todavía más radical. En 1929 se fue a casar, por la iglesia porque no había otra, con
su novia Carolina. El párroco les preguntó si creían en Dios, y el Trotski se destapó:
«No lu conozco, allí junto a mi casa nun vive», se mofó. Su fervor revolucionario
llegó al nombre de sus hijos: los llamaría Trotski, Lenin, Stalin y Libertad. Hasta que
llegó Franco, claro, que acabó con semejante despliegue de onomástica comunista y
obligó a cristianizar a los chavales con nombres como Dios manda: José María,
Laudino, Vicente y Carmen pasaron a llamarse, respectivamente, los hijos del Trotski,
aunque a Vicente no dejaron de llamarle Talín, apócope apócrifo que vete tú a saber
la gracia que le habría hecho al original Stalin. Bueno, gracia ninguna, para qué darle
más vueltas.
Libertad, luego Carmen, tuvo familia, y la familia siguió viviendo en Tuilla, el
pequeño pueblo asturiano que hoy ronda los mil habitantes y sigue dando cobijo a sus
descendientes. Uno de sus de nietos es el hijo más famoso que diera la localidad:
David Villa, a la sazón siete de España. Pero el sesgo izquierdista y revolucionario de
la familia que plantó el Trotski no ha quedado en David, o al menos eso parece. El
nombre y el mote de tan nombrado bisabuelo los heredó otro chaval, paradójicamente
nacido 15 días antes de Villa, paradójicamente en el pueblo de Tuilla,
paradójicamente amigo de la infancia del jugador del Barça y paradójicamente
futbolista. Que ya son paradojas.
El Trotski original, el padre de Libertad, la abuela de David Villa, murió allá por
1980. Vicente Díaz Trotski, el heredero involuntario del mote, fue hasta el año pasado
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