Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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por una acción de la Operación Cóndor, esa macrooperación de las ultraderechas de
varios países latinoamericanos para eliminar enemigos, auspiciadas por la CIA.
Brasil se convertía así en otro gobierno autoritario militar que se extendería
durante dos décadas. A comienzos de los 80 ya estaba desgastado y daba tímidos
mensajes de aperturismo. Los militares habían intentado desde el principio disfrazar
su régimen dictatorial con la celebración de elecciones, pero el sistema de sufragio no
era directo, pues no votaba todo el mundo y lo que se elegía pasaba por el filtro de
una comisión electoral. Así, el triunfo de candidatos completamente opuestos a los
militares era imposible. En medio de un panorama político de sobreentendidos y
mensajes encriptados, apareció un futbolista barbado que, puño en alto, contribuyó a
llamar a la democracia por su nombre. Y con Sócrates, un experimento políticofutbolístico
sin parangón en la historia.
El Sport Club Corinthians se había convertido en un grande con pinta de zombi:
apenas dos títulos paulistas en 25 años. Y a finales de los 70 y comienzos de los 80, a
pesar de que los resultados eran mejores, el club seguía sin tener buena pinta. En
1981 acababa el mandato (de 10 años) del presidente Vicente Matheus, un español
nacido en Zamora como Vicente Mateos, constructor nacionalizado brasileño famoso
por su autoritarismo y por hablar mal el portugués, aunque dicen que esto lo hacía a
propósito, para hacer reír. Siempre buscando perpetuarse, Matheus exploró las
rendijas del sistema para seguir dirigiendo el Corinthians más allá de los mandatos
reglamentarios hasta colocar a su esposa Marlene, una exbailarina de flamenco, al
frente del club para seguir manejando los hilos. Pero a comienzos de los 80 el plan
era poner un presidente títere: y se fijó en Waldemar Pires, un corredor de Bolsa que
terminó ganando las elecciones en 1981. Pronto se vio que el pupilo tenía ideas
propias y no iba a ser una marioneta en manos de Matheus. Muy al contrario, sería
uno de los pilares de la Democracia Corintiana, ese modelo arrollador que
conseguiría la autogestión colectiva del club por parte de todos sus estamentos.
Con Waldemar Pires llegó Adilson Monteiro Alves, sociólogo, el hombre que
instauraría los protocolos de diálogo que regirían el club los próximos años. Se
acababa el sistema presidencialista, ahora en el Corinthians todos hablaban y todos
escuchaban. Y en el césped, cuatro grandes futbolistas que se convirtieron en
ideólogos de la revolución: Walter Casagrande, Zenon [Zenon de Sousa Farias],
Wladimir [Wlarimir Rodrigues dos Santos] y, por supuesto, Sócrates.
Wladimir trabajaba activamente con los sindicatos (de hecho, al retirarse del
césped la actividad sindical fue su principal ocupación) y era el jugador más
politizado de todos. Llevaba desde 1972 en la primera plantilla y aún a día de hoy es,
de lejos, el jugador que más veces vistió la camiseta del Timão, sobrenombre con el
que se conoce al club brasileño. Su poder dentro del club como figura intocable sirvió
para afianzar las nuevas ideas que se fraguaban. Pero sin duda fue Sócrates quien dio
el gran paso al frente y se convirtió en el estandarte de la revolución llamada
Democracia Corintiana.
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