Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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Kortabarria jugaba como defensa central y llevó el brazalete de capitán de la
mejor Real Sociedad de todos los tiempos, la campeona de Liga en 1980 y 1982. En
1972, con 21 años y recién subido al primer equipo de la Real, Mundo Deportivo le
preguntó si le agradaría que Ladislao Kubala, seleccionador nacional, se fijara en él.
«¿Y a quién no?», respondió el joven jugador. «¿Llegará ese día?», insistía el
periodista. «Espero que sí; por lo menos haré cuanto pueda para conseguirlo»,
aseguraba Kortabarria. Sucedió. La selección lo llamó. Vistió la camiseta cuatro
veces entre 1976 y 1977 y dijo basta. No la sentía. No está claro cómo fue el proceso
(intentamos contactar con él por teléfono simplemente para corroborar el dato y
declinó hacer declaraciones al respecto), pero todo apunta a un pacto de no agresión
con la Federación por el cual no lo volvían a llamar y, a cambio, no se hacía un
escándalo de la ausencia permanente de uno de los mejores defensas de España en
esos momentos. En el libro La Patria del Gol (2007) de Daniel Gómez Amat,
Kortabarria apenas deja un par de detalles sobre su relación con la selección
española. «¿El equipo de todos? Bueno, de todos… Algunos tenemos otros equipos.
Cuando yo jugaba con esa [sic] selección, vivía Franco y entonces uno tenía que ser
muy valiente. Yo siempre he tenido una selección, una camiseta. Había un interés
especial por ver si [los vascos y catalanes] nos poníamos firmes cuando tocaban el
himno español. Aquí lo que te preguntaban cuando venía el delegado era si habías
estado muy firme cuando sonaba el himno. Eso era lo importante para ellos». Ante
todo, Kortabarria fue y es un activista político de la izquierda abertzale. Ya jubilado,
sigue siendo un foco de la actividad política vasca: por ejemplo, en septiembre de
2012 fue una de las catorce personas que convocó, a título personal, una marcha para
solicitar la libertad de catorce presos etarras en precaria situación de salud, primero
prohibida por la Audiencia Nacional y finalmente autorizada.
El otro gran faro de la izquierda abertzale futbolera en los 70 y comienzos de los
80 fue, sin duda, José Ángel Iribar. El Chopo, portero y capitán del Athletic de Bilbao
(jugó 18 temporadas en el primer equipo) e indiscutible guardameta de la selección
española de 1964 (cuando ganó la Eurocopa) a 1976, hasta completar 49
internacionalidades. «No había otra opción, jugabas o te retirabas. Digamos que era
casi natural jugar con la selección española en esa época», cuenta. En 1978 formó
parte como independiente y representando a Vizcaya de la primera Mesa Nacional de
Herri Batasuna [Unidad Popular]. Sentado al lado de otro ilustre, Jabo Irureta, fue
uno de los fundadores la Asociación Pro Amnistía de Vizcaya, para pedir la libertad
de 150 presos políticos vascos. La selección española no volvió a llamarle: «Cosa
rara, cuando iba a ser el partido 50 y yo estaba en bastante buen momento», ironiza.
Para los suyos se convirtió en un estandarte. «Pedimos, como mínimo, la amnistía
total, la autonomía, cooficialidad del euskera y la restauración de los fueros vascos.
Menos que eso, nada. Además, es lo que hoy pide el pueblo. Una vez logrados esos
objetivos, la siguiente etapa está en manos de los políticos», dijo. Y cumplió. Se
apartó de la primera línea, aunque siempre siguió vinculado a la izquierda abertzale y
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