Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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Córdoba cuando la Policía Militar se llevó a un militante de izquierdas que se
encontraba en la casa. La familia le pidió a Tarantini que intercediera por él y al
parecer sí lo hizo y surtió efecto. Tras Videla llegó al poder Roberto Viola, cuyo hijo
había sido futbolista y tenía mucha relación con la gente del fútbol. Algunos
jugadores profesionales utilizaron ese contacto para pedir por familiares y amigos,
entre ellos Tarantini.
—Se habla mucho de que Argentina compró el partido contra Perú que ganó por
6-0 en la última jornada de la fase inicial, dejando a Brasil fuera de las semifinales.
¿Es así, se amañó?
—Yo no lo afirmaría, pero sí que hay fundadas sospechas que hubo acuerdos
entre las dictaduras de Argentina y Perú para que así fuese [se habla de una línea de
crédito de 50 millones de dólares, sobornos menores a funcionarios y 35.000
toneladas de trigo como pago]. El hijo de Morales Bermúdez, el dictador peruano,
que era el jefe de la delegación, habló en el vestuario de la selección de Perú antes del
partido del deseo del gobierno de una confraternización latinoamericana y otros
mensajes más o menos crípticos que, cuando vienen de alguien así, sabes lo que
significan. Por mis investigaciones me consta que hubo discusiones entre los
jugadores sobre qué hacer y que no todos estaban en el mismo barco. Para más
sospechas, Ramón Quiroga, el portero de Perú, era un argentino nacionalizado,
aunque muchos compañeros sacaron la cara por él, como Juan Carlos Oblitas, que me
merece todo el crédito. Aun así, hoy en Brasil cuando quieren decir que alguien se ha
vendido dicen que es un quiroga. Hay situaciones extrañas, como la colocación de los
defensores en los goles, o que cambiaran a José Velásquez, que estaba creando
peligro, en el descanso. El hecho de que Perú llegase con claridad dos veces al
comienzo del partido, incluso tirando el balón al palo, te demuestra que no estaban
todos vendidos. Al final, el que pagó todo fue Rodulfo Manzo, que al año siguiente
firmó por Vélez Sarsfield, decían, como parte del acuerdo [el presidente de Vélez,
Ricardo Petracca, era un hombre muy cercano a la dictadura, y se convirtió de hecho
en el constructor que más obras se adjudicó en el Mundial. Al final, la dictadura lo
estafó y su empresa quebró. Lo único seguro es que, hasta la llegada de Manzo, en el
fútbol argentino no se había fichado un defensa peruano en diez años, y que el
defensa peruano únicamente jugó tres partidos con el equipo argentino]. Yo fui, como
parte de un documental, al pueblo de Manzo y vivía en la pobreza más absoluta, así
que si cobró algo por venderse fue muy poco. Cayó en el alcohol y decía que todavía
hoy los vecinos le llaman El Vendido.
—También se habló de que los argentinos se doparon en ese Mundial…
—Ahí no puedo afirmar nada. Alguna fuente me ha dicho cosas, pero siempre off
the record. Sí que el propio José Velásquez, el peruano, cuenta que una vez compartió
un avión con el jugador de aquella selección argentina Óscar Ortiz y que él le confesó
que se dopaba. En el documental de Christian Rémoli Mundial 78: Verdad o Mentira
(2007), Ortiz dice que en todos los Mundiales hay dopaje, reconociendo
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