Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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pero a la que nunca se llega. Y, aunque reconoce que «la gente que molesta es
lapidada», no se arrepiente de haber hablado claro: «Soy plenamente consciente de
dónde me estoy metiendo en el momento de hacer las cosas. Me mojo porque quiero
y porque creo que es lo que tengo que hacer y decir, porque soy así y tengo estas
ideas. El futbolista Oleguer no puede separarse de Oleguer como ser social», decía, al
tiempo que hablaba de que hay «muchos que me quieren quitar de en medio».
También, afirmaba, su mensaje había llegado manipulado y la gente no conocía a su
verdadero yo. Aun así, rehusó conceder una entrevista para este libro alegando que ya
no daba entrevistas y todo ello a pesar de que durante la redacción de este texto habló
al menos para dos medios durante la campaña electoral catalana de 2012. Es más fácil
quejarte de que no te entienden que responder a quien pretende que te expliques.
En La Patria del Gol Oleguer se muestra crítico con la política («debe tender
mucho más a explicar unas ideas, intentar construir una sociedad mejor, avanzar en
función de la ideología de cada partido, y me parece que aquí lo único que se hace es
intentar alcanzar el poder») y afirma que no se ve «en una organización política» y
que es mejor «opinar desde fuera, y más cuando no te gusta el sistema político en el
que te encuentras». Aun así, cinco años más tarde integraría (en el último lugar, de
manera simbólica) la lista de la CUP en las elecciones a la Generalitat de 2012. Esta
plataforma independentista, que algún cronista definió como «apéndice antisistema
del Parlament», logró unos sorprendentes tres diputados. Oleguer hizo campaña
activa por este partido, y, aunque en una entrevista con Nació Digital eludió hablar de
fútbol, en Rac1, en el programa «El Món» de Jordi Basté, uno de los periodistas que
siempre lo han defendido, el exjugador contó lo que era un secreto a voces: que
renunció a jugar con la selección española.
En 2005, Luis Aragonés convocaba una jornada de convivencia con un amplio
grupo de jugadores que podía llegar a formar parte del equipo nacional. Oleguer
acudió y su foto con el chándal de España fue la más buscada y comentada.
«Conozco a jugadores que han jugado con tres selecciones», clamaba Aragonés,
siempre integrador, que no juzgó nunca a Presas. El 23 del Barça no llegaría a
debutar con el equipo nacional (su rendimiento decreció un poco de camino al
Mundial de 2006), y así contaba su conversación con Luis: «Le expliqué mi manera
de ver el mundo y que si no hay la suficiente implicación o sentimiento, creía que era
mejor que fueran otras personas. No hubo ningún problema con él. Fue muy franco y
muy honesto. Yo me negué, pero no soy plenamente consciente de cuál fue la
conversación. No pretendo ser el único, ni el primero, ni el más puro, ni no sé qué…
Todo el mundo toma sus decisiones», relató.
Esa idea, la de no ser un ejemplo, la de ser uno más que simplemente piensa por
sí mismo, ha sido y es una obsesión vital para Presas. Cuentan en su entorno que fue
feliz en Ámsterdam, viviendo una existencia tranquila, yendo a todas partes en
bicicleta y, sobre todo, a refugio del escrutinio político. Sólo su aparición en una
manifestación okupa en la capital holandesa (un grupo de activistas, muchos
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