Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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¿Y España, qué?
Pues España, nada de nada. Los protagonistas de aquella decepcionante selección
que cayó en la primera fase del grupo que formaban con Austria, Brasil y Suecia
muestran, treinta y tantos años después, que ellos tampoco sabían gran cosa de lo que
ocurría.
«Estábamos un poco dormidos en el aspecto político», dice Julio Cardeñosa, el
del no-gol, integrante de esa selección. «En aquel equipo todos éramos totalmente
apolíticos», sentencia. Sus respuestas parecen calcadas a las de otros jugadores de la
época con los que compartió vestuario en aquel Mundial. «Cuando fuimos, apenas
sabíamos nada. Sí, que estaba este hombre [Videla] gobernando el país, que había una
dictadura militar… Pero nada. Bastante teníamos con jugar al fútbol. De lo que nos
enteramos, eso sí, era que los holandeses no le iban a dar la mano al presidente en la
final», sostiene Cardeñosa. Carles, Charly, Rexach, también miembro de aquella
selección, incide en el mismo camino. «En el equipo ni se habló. No teníamos ni
remota idea».
En España, en cambio, sí que se hablaba, y en términos bien explicativos. Y
según se acercaba la llegada del Mundial, más. Desde 1966, cuando se promulgó la
Ley Fraga [Ley de Prensa e Imprenta] que liberalizaba los medios de comunicación,
la férrea censura del sector nacional-católico del Régimen se había ido suavizando a
ojos vista.
El artículo de Patricia Marenghi y Laura Pérez López, «Prensa española y
dictadura argentina (1976-1983): La imagen del exilio en ABC, El País y Triunfo»
(publicado por la revista América Latina Hoy, 2003), concluye que la dictadura
militar y sus diferentes estrategias y acciones fueron un tema relevante en los medios
que analiza: «Podemos afirmar que los medios de comunicación en España se
convirtieron en actores sociales destacados por medio de los cuales se canalizó la
información sobre la particular situación argentina». Y es que El País tenía como
tema recurrente, y de forma muy crítica, la situación de los detenidos y
desaparecidos, además de cuantiosas informaciones sobre las campañas proboicot al
Mundial de otros países. En Triunfo aparecieron artículos con títulos tan clarividentes
como «Argentina 78: Un Mundial para la Junta» (18 de marzo de 1978) o «Argentina
78: Fútbol y represión» (6 de mayo). En febrero de ese mismo año, los comités
proboicot de todo el mundo se habían reunido en París con la presencia de
delegaciones enviadas desde Madrid y Barcelona.
Para el periodista Enric Banyeres, enviado especial al Mundial de Argentina por
el diario Tele/eXpress y autor del libro El Mundial de Fútbol 1978 (publicado tras la
conclusión del campeonato), afirma que la situación argentina era un hecho sabido en
España. «Lo que pasa es que los futbolistas vivían en un mundo aparte. La mitad de
mi libro va sobre la situación política y social de Argentina. Y antes del Mundial,
había muchos medios muy críticos, como Cuadernos para el Diálogo, Diario 16 o el
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