Revista UNINPAHU No 10

Gloria María Parra Mora
Valoración de documentos electrónicos para una Institución de Educación Superior. Estudio de caso
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Editorial
Desde su creación, la Fundación Universitaria para el
Desarrollo Humano – UNINPAHU, hasta hoy, en sus
cuarenta años de existencia, ha formado profesionales
del nivel técnico profesional, tecnológico y universitario
con la impronta de la creatividad y el emprendimiento,
como principios de la formación basada en
las competencias que deben desarrollar los egresados
para el ejercicio de sus profesiones.
La creatividad y el emprendimiento son competencias
de la formación de nuestros educandos; se fundamentan
en la capacidad de indagar, explorar, escudriñar,
pensar y libremente ser críticos frente al conocimiento
disponible, para lograr las adaptaciones requeridas por
el sector productivo y la sociedad.
A través de estas cuatro décadas, UNINPAHU ha crecido,
evolucionado y contribuido persistentemente al
desarrollo de un espíritu académico de calidad y pertinencia
de todos sus programas, hasta obtener la categoría
de institución universitaria y el reconocimiento
de alta calidad de cinco programas tecnológicos.
Estos logros han estado acompañados por una clara
política de fortalecimiento de la actividad investigativa,
impulsada con mayor énfasis cuando la institución
adquiere el carácter de institución universitaria en julio
de 2006. Como políticas institucionales encaminadas a
desarrollar una academia de alta calidad, hacer investigación,
enseñarla a hacer a los estudiantes, aplicarla,
divulgarla a la comunidad universitaria nacional se
planteó como estrategia el desarrollo de la capacidad
investigativa de docentes y estudiantes. Simultáneamente,
se trazó como propósito consolidar el Sistema
de Investigación Institucional para fortalecer la cultura
investigativa, de acuerdo con los niveles de formación,
grupos, resultados investigativos y procesos innovativos,
fundamentados en la producción intelectual derivada
de los proyectos de investigación.
El cambio de carácter indujo a la implantación de una
política investigativa, cuya esencia es la definición de
lineamientos que buscan la regulación y el direccionamiento
de las acciones investigativas al interior de la
comunidad académica, que marcha hacía la productividad
intelectual, adaptación, construcción y aplicación
del conocimiento. En consecuencia, se contribuirá
a la solución de problemas del entorno inmediato en el
corto plazo, como también, a alcanzar visibilidad en la
comunidad académica nacional e internacional, en el
mediano y largo plazo.
La investigación, además de ser una actividad que tiene
como fin la generación de conocimiento, es un medio
de formación del individuo, una estrategia para escudriñar
el fondo de la ciencia y, a partir de allí, generar
procesos transformadores del conocimiento existente
que permitan a investigadores y alumnos formular
ideas innovadoras que resultan de la observación de
la realidad, para dar paso a nuevas concepciones de
la vida y nuevas formas de comprender el mundo. La
investigación, como tarea colectiva, crea comunidad y
forma la cultura a través de la cual todos los actores de
una comunidad académica trabajan en equipo y, solidariamente,
aportan sus apreciaciones frente al objeto
de estudio de forma transdisciplinaria.
Las verdaderas comunidades científicas instauran la
atmósfera y el clima organizacional propicio para el trabajo
sistemático, la evaluación de resultados novedosos,
la calidad, pertinencia y relevancia de proyectos y
resultados científicos; también construyen el escenario
adecuado para la creatividad y la innovación. Cuando
los colectivos de investigadores alcanzan madurez, se
fortalece todo el potencial de los más destacados y capaces,
se asegura la permanencia y la oportunidad de
generar riqueza a través del conocimiento producido;
asimismo, se crean oportunidades para que nóveles
investigadores ingresen y continúen con la actividad
investigativa.