05.06.2015 Views

Rafael Benítez, Universidad de Valencia - framespa

Rafael Benítez, Universidad de Valencia - framespa

Rafael Benítez, Universidad de Valencia - framespa

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

equivalía a no reconocerles virtualmente ningún tipo <strong>de</strong> organización social o estructuras<br />

políticas), constituían, a los ojos occi<strong>de</strong>ntales, tierras “bárbaras” o, a lo sumo, dotadas <strong>de</strong><br />

algún elemento <strong>de</strong> civilización (como la existencia <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s o comercio), sin alcanzarla<br />

plenamente. En efecto, al llamar a los sultanes “príncipes <strong>de</strong> Berbería, o príncipes bárbaros”<br />

(I, p. 23), Jardine juega con la ambigüedad que el término inglés “Barbary” (“Berbería”),<br />

como su equivalente francés, “Barbarie”, tenían en el imaginario europeo <strong>de</strong> la época, en el<br />

que evocaban, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> un territorio concreto, una categoría antropológica, un estadio <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sarrollo humano intermedio entre la “civilización” y el “salvajismo”. En su relato,<br />

Marruecos tien<strong>de</strong> a asimilarse al “Oriente”, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo XVII suscitaba una<br />

creciente fascinación en la cultura europea, pero que en última instancia quedaba<br />

caracterizado por una serie <strong>de</strong> estereotipos indicativos <strong>de</strong> la superioridad <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte: la<br />

ociosidad, la sensualidad, el <strong>de</strong>spotismo, la violencia, la falta <strong>de</strong> ley. Así lo precisa Jardine al<br />

<strong>de</strong>plorar las nefastas consecuencias <strong>de</strong> “todos estos estúpidos gobiernos orientales”, situando<br />

entre ellos al marroquí (I, p. 16) o al lamentar la falta <strong>de</strong> sociabilidad que, a su juicio,<br />

caracteriza la vida y los valores <strong>de</strong>l país vecino:“¡Estas son las costumbres orientales, y los<br />

efectos <strong>de</strong> la opresión!” (I, p. 4). Sin embargo, al mismo tiempo no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> reconocer la<br />

paradoja por la cual lo “oriental”, más que una realidad geográfica, constituía una categoría<br />

valorativa cuya aplicación resultaba en buena medida arbitraria: “Vemos aquí costumbres<br />

orientales, sin necesidad <strong>de</strong> marchar a Oriente” (I, p. 15)252.<br />

En los límites <strong>de</strong> Europa: las reflexiones sobre España.<br />

El viaje a Marruecos proporcionó a Jardine elementos <strong>de</strong> comparación a la hora <strong>de</strong> componer<br />

sus <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> España, la parte más extensa <strong>de</strong> su obra, basada en sus largas estancias<br />

en nuestro país, con el que llegó a <strong>de</strong>sarrollar fuertes vínculos personales. En la mirada <strong>de</strong> los<br />

extranjeros, España constituía un país periférico y atrasado, cuya imagen venía caracterizada<br />

fundamentalmente por el <strong>de</strong>spotismo político, el oscurantismo religioso (encarnado sobre todo<br />

por la Inquisición), la crueldad <strong>de</strong> sus activida<strong>de</strong>s colonizadoras en América y el arcaísmo y<br />

pobreza <strong>de</strong> su vida intelectual253. Alejada, tanto geográfica como culturalmente, <strong>de</strong> lo que<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XVII se había venido configurando como el centro político, económico y<br />

cultural <strong>de</strong> Europa, principalmente Francia, Inglaterra y las Provincias Unidas, constituía un<br />

país relativamente mal conocido, cuya imagen fuera <strong>de</strong> nuestras fronteras quedaba, al menos<br />

hasta mediados <strong>de</strong>l siglo XVIII, muy mediatizada por el influjo <strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong>l Siglo <strong>de</strong><br />

Oro y por los relatos novelescos <strong>de</strong> los viajeros <strong>de</strong>l Barroco. Sin embargo, a partir <strong>de</strong> los años<br />

1760, con el consi<strong>de</strong>rable aumento <strong>de</strong> los viajes <strong>de</strong> extranjeros, en particular británicos, la<br />

imagen <strong>de</strong>l país fue actualizándose a través <strong>de</strong> la divulgación <strong>de</strong> nuevos relatos que<br />

difundieron por Europa impresiones más ajustadas <strong>de</strong> la sociedad española contemporánea.<br />

Muchos <strong>de</strong> ellos iniciaban su viaje con la convicción <strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntrarse en un territorio poco<br />

conocido por sus compatriotas, <strong>de</strong>l que Voltaire afirmara en 1766, en carta al viajero inglés<br />

Sherlock: "Es un país <strong>de</strong>l que sabemos tan poco como <strong>de</strong> las regiones más salvajes <strong>de</strong> África,<br />

pero no vale la pena conocerlo". El propio Jardine parece haber compartido esa excitación <strong>de</strong><br />

entrar en un país lleno <strong>de</strong> connotaciones novelescas en la imaginación europea, y así lo<br />

252 El “Oriente”, como ha analizado Edward Said, Orientalismo, Madrid, Ediciones Libertarias, 1990, constituye una<br />

construcción semimítica que solo adquieres sentido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte. El término inglés “Orient” solía<br />

i<strong>de</strong>ntificarse con el Extremo Oriente (en particular India y otros territorios implicados en el comercio <strong>de</strong> la East Indian<br />

Company), siendo “Levant” la <strong>de</strong>nominación utilizada para <strong>de</strong>signar a Turquía y el Oriente Medio, aunque “oriental”<br />

también se usaba, más vagamente, para referirse a todo lo que era islámico; en ese sentido, los viajeros <strong>de</strong>l siglo XVIII por el<br />

Magreb difieren en su apreciación <strong>de</strong> si el territorio que recorren forma o no parte <strong>de</strong>l “Oriente” (Thomson, Barbary and<br />

Enlightenment, pp. 53-54).<br />

253 Mª Victoria López-Cordón, Realidad e imagen <strong>de</strong> Europa en la España ilustrada, Segovia, Patronato <strong>de</strong>l Real Alcázar,<br />

1992; Alejandro Diz, I<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Europa en la España <strong>de</strong>l siglo XVIII, Madrid, Centro <strong>de</strong> Estudios Políticos y Constitucionales,<br />

2000, cap. 12.<br />

141

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!