Rafael BenÃtez, Universidad de Valencia - framespa
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virrey reconocía el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> los navarros a exigir una compensación. Si esto no era posible<br />
por vía <strong>de</strong> “concordia” no habría más remedio que tomar medidas más contun<strong>de</strong>ntes:<br />
“las insolencias <strong>de</strong> los <strong>de</strong> allá pasan muy a<strong>de</strong>lante y que los naturales <strong>de</strong>ste reino pa<strong>de</strong>cen<br />
muchas vejaciones, daños y molestias y aun el real patrimonio <strong>de</strong> vuestra majestad recibe<br />
<strong>de</strong>trimento muy notable y que casi se ofen<strong>de</strong> con todo esto la autoridad y reputación <strong>de</strong> la<br />
gran<strong>de</strong>za real <strong>de</strong> Vuestra Majestad”30<br />
El virrey era consciente <strong>de</strong> la “mucha dificultad y perplexidad” <strong>de</strong>l problema. La<br />
solución judicial no era posible. Las reclamaciones <strong>de</strong> los navarros no eran atendidas en los<br />
tribunales <strong>de</strong>l Príncipe <strong>de</strong> Béarne y los <strong>de</strong> Baigorri no aceptaban las sentencias emanadas <strong>de</strong>l<br />
Consejo <strong>de</strong> Navarra. No tenían por qué hacerlo ya que tenían garantizada la impunidad<br />
gracias al amparo <strong>de</strong> la frontera y el apoyo <strong>de</strong> sus propias autorida<strong>de</strong>s. Si quería ponerse un<br />
freno a esta situación no bastaba con las medidas apaciguadoras tomadas hasta entonces. La<br />
gravedad <strong>de</strong> los hechos exigía <strong>de</strong>cisiones más drásticas y una mayor implicación <strong>de</strong> la<br />
Monarquía en el conflicto. El Marqués <strong>de</strong> Almazán propondría en mayo <strong>de</strong> 1585 tres modos<br />
posibles para resolver la cuestión “todos ellos <strong>de</strong> harto inconveniente y dificultad”. La<br />
primera opción era la <strong>de</strong> da otorgar total libertad a los valles fronterizos para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse,<br />
expulsar a los que ocupaban sus términos y llegado el caso realizar represalias a mano armada<br />
como <strong>de</strong> hecho siempre habían solicitado y estaban dispuestos a hacer. Las autorida<strong>de</strong>s reales<br />
siempre se habían resistido a esta concesión, que <strong>de</strong> hecho el marqués <strong>de</strong>saconsejaba, por<br />
<strong>de</strong>jar toda la gestión <strong>de</strong> la violencia en manos particulares dando ocasión “a muchas muertes,<br />
escándalos y conmotión <strong>de</strong> fronteras”. Otra medida posible era la <strong>de</strong> organizar una verda<strong>de</strong>ra<br />
operación <strong>de</strong> castigo con el apoyo <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong>l rey. Sin lugar a dudas esto permitía un<br />
mayor control sobre la aplicación <strong>de</strong> la violencia y previsiblemente menos abusos, por contra<br />
se corría el riesgo “<strong>de</strong> que se rompa y tenga quiebra la buena correspon<strong>de</strong>ncia que Vuestra<br />
Majestad tiene con el dicho Príncipe <strong>de</strong> Bearne y <strong>de</strong> que este reino se inquiete y reciba los<br />
daños que <strong>de</strong> semejantes alteraciones y ocasiones suelen resultar”. 31 Para evitar todo estos<br />
peligros el virrey recomendaba optar una vez más por una vía pacífica pero no por ello menos<br />
dificultosa. Visto que ninguna <strong>de</strong> los implicados aceptaría las resoluciones <strong>de</strong> un tribunal <strong>de</strong> la<br />
parte contraria el único modo para llegar a un acuerdo sería el nombramiento <strong>de</strong> dos<br />
diputados, uno <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Navarra y otro <strong>de</strong>l Príncipe <strong>de</strong> Béarne, que <strong>de</strong>cidiesen juntos sobre<br />
la legalidad o no <strong>de</strong> los <strong>de</strong>scaminos y los límites <strong>de</strong>l reino en Aldui<strong>de</strong>s. Esta propuesta era sin<br />
duda mucho más segura que las anteriores pero también la más inviable. En primer lugar la<br />
diversidad <strong>de</strong> opiniones y planteamientos podría prolongar in<strong>de</strong>finidamente las discusiones<br />
haciendo imposible la obtención <strong>de</strong> un voto consensuado sobre el asunto, “mayormente que se<br />
pue<strong>de</strong> bien creer que cada uno <strong>de</strong> los dichos jueces adherirá a la parte <strong>de</strong> su rey y patria”. 32<br />
A<strong>de</strong>más habría que contar con el retraso que provocarían las inevitables disputas en torno a<br />
cuestiones <strong>de</strong> protocolo. Por último, aunque los diputados nombrados se pusieran <strong>de</strong> acuerdo<br />
o sometieran su resolución al juicio <strong>de</strong> un tercero, nada garantizaba que los <strong>de</strong> Baigorri<br />
aceptaran la sentencia si se sentían perjudicados. En <strong>de</strong>finitiva, el éxito <strong>de</strong> esta medida<br />
<strong>de</strong>pendía una vez más <strong>de</strong>l compromiso <strong>de</strong> los soberanos y <strong>de</strong> la buena voluntad <strong>de</strong> las partes.<br />
Mientras tanto la situación política francesa se <strong>de</strong>terioraría rápidamente. Era evi<strong>de</strong>nte<br />
que la “buena correspon<strong>de</strong>ncia” entre el monarca español y el Príncipe <strong>de</strong> Béarn no podía<br />
durar. La insurrección <strong>de</strong> la Liga Católica en 1585 forzaría a Enrique III <strong>de</strong> Valois a rechazar<br />
toda influencia hugonote (Edicto <strong>de</strong> Nemours). El apoyo <strong>de</strong> Felipe II a los ligueurs y la<br />
<strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l Papa Sixto V consi<strong>de</strong>rando a Enrique <strong>de</strong> Borbón inhábil como sucesor al<br />
30 AGS, Estado, leg. 360, nº 6.<br />
31 AGS, Estado, leg. 360, nº 6.<br />
32 AGS, Estado, leg. 360, nº 6.<br />
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