Catecismo Romano - amor de la verdad
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<strong>de</strong> veras y <strong>de</strong> todo corazón <strong>de</strong> sus pecados. Y así cuando en <strong>la</strong>s escrituras o en los Santos Padres ocurren<br />
sentencias, que al parecer afirman no po<strong>de</strong>rse perdonar algunos pecados, se <strong>de</strong>ben explicar <strong>de</strong> modo que<br />
entendamos que es muy dificultoso alcanzar el perdón. Porque así como una enfermedad se dice incurable, si<br />
está el enfermo en tal disposición que no quiere tomar <strong>la</strong> medicina con <strong>la</strong> cual recobraría <strong>la</strong> salud, así también<br />
hay cierta c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> pecados que ni se remite ni se perdona, porque se <strong>de</strong>secha <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios, único remedio<br />
para alcanzar <strong>la</strong> salud. A este propósito dijo San Agustín: “Es tan gran<strong>de</strong> <strong>la</strong>, malicia, <strong>de</strong> aquel pecado, cuando,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> conocer a Dios por <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Cristo, hace uno guerra a <strong>la</strong> caridad fraterna y contra <strong>la</strong> misma<br />
gracia se abrasa con l<strong>la</strong>mas <strong>de</strong> <strong>la</strong> envidia, que no pueda humil<strong>la</strong>rse a pedir perdón, aunque <strong>la</strong> ma<strong>la</strong><br />
conciencia le obligue a conocer y a confesar su pecado”<br />
XX Nadie pue<strong>de</strong> conseguir el perdón sino por <strong>la</strong> Penitencia.<br />
521. Pero volviendo a <strong>la</strong> Penitencia, es tan propia y privativa <strong>de</strong> el<strong>la</strong> <strong>la</strong> virtud <strong>de</strong> perdonar los pecados,<br />
que sin penitencia ninguno pue<strong>de</strong> no sólo alcanzar más ni esperar el perdón <strong>de</strong> ellos. Porque escrito esta ―Si no<br />
hiciereis penitencia, todos igualmente pereceréis” Esto sin duda lo dijo el Señor por los pecados mortales.<br />
522. Pero también los leves, que se l<strong>la</strong>man veniales, requieren algún género <strong>de</strong> penitencia, pues dice San<br />
Agustín: ―Habiendo cierta penitencia, que se hace en <strong>la</strong>, Iglesia cada día por los pecados veniales, ésta a <strong>la</strong><br />
<strong>verdad</strong> sería ociosa si los pecados veniales se pudieran perdonar sin penitencia‖<br />
XXI. Cuántas son <strong>la</strong>s partes integrales <strong>de</strong> <strong>la</strong> Penitencia.<br />
523. Mas como no es suficiente ocuparnos en general <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas que <strong>de</strong>bemos poner por obra,<br />
cuidarán los Párrocos <strong>de</strong> enseñar a los fieles en particu<strong>la</strong>r aquel<strong>la</strong>s por <strong>la</strong>s que puedan conocer cuál sea <strong>la</strong><br />
Penitencia verda<strong>de</strong>ra y provechosa.<br />
Propio es <strong>de</strong> este Sacramento constar a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> <strong>la</strong> materia y forma, que son comunes a todos, aquel<strong>la</strong>s<br />
otras partes que, según antes dijimos, son <strong>la</strong>s que constituyen <strong>la</strong> perfecta y entera Penitencia, a saber:<br />
Espíritu Santo, no tiene ninguna excusa, por <strong>la</strong> cual se disminuya su pena. De otro modo pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse en cuanto a <strong>la</strong><br />
culpa, así como una enfermedad se l<strong>la</strong>ma incurable según <strong>la</strong> naturaleza <strong>de</strong> <strong>la</strong> enfermedad, por <strong>la</strong> cual se quita aquello con<br />
lo que se podía curar, como suce<strong>de</strong>ría si <strong>la</strong> enfermedad quitase <strong>la</strong> virtud <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza, o produjese fastidio <strong>de</strong> <strong>la</strong> comida<br />
o medicina, aunque tal enfermedad Dios <strong>la</strong> podía curar ; así el pecado contra el Espíritu Santo se l<strong>la</strong>ma irremisible según<br />
su naturaleza, en cuanto excluye aquello por lo cual se obra <strong>la</strong> remisión <strong>de</strong> los pecados. Con todo no se impi<strong>de</strong> que sea<br />
perdonado por <strong>la</strong> omnipotencia y misericordia <strong>de</strong> Dios, por <strong>la</strong> que algunas veces éstos son curados espiritualmente como<br />
por mi<strong>la</strong>gro.‖ 2, 2 q. 14, a 3.<br />
―Mientras estamos en este mundo hagamos verda<strong>de</strong>ra penitencia <strong>de</strong> los pecados cometidos con nuestro cuerpo, para que<br />
consigamos <strong>de</strong> Dios <strong>la</strong> salvación, mientras hay tiempo <strong>de</strong> penitencia. Después que saldremos <strong>de</strong>l mundo, no podremos<br />
confesarnos ya más o hacer penitencia‖. Ex S. Clemente <strong>Romano</strong>, epist. ad Corint. n. 8.<br />
―Haced completa penitencia; con l<strong>la</strong>nto y dolor <strong>de</strong>l ánimo <strong>de</strong>mostrad <strong>la</strong> tristeza! Ni os mueva el error <strong>de</strong> alguno o el vano<br />
estupor, los cuales estando en tan gran crimen, están ciegos <strong>de</strong> tal modo que ni conozcan los <strong>de</strong>litos ni los lloren‖. Ex S.<br />
Cypriano. De <strong>la</strong>psis, n. 32.<br />
―Si hasta aquí hemos sido negligentes, por <strong>la</strong> confesión, matemos al momento <strong>la</strong> iniquidad traducida en obras, así por<br />
medio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s lágrimas como por <strong>la</strong> acusación <strong>de</strong> nuestras culpas. Nada es tan contrario al pecado como <strong>la</strong> acusación y <strong>la</strong><br />
con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l mismo unida con el arrepentimiento y <strong>la</strong>s lágrimas. ¿Con<strong>de</strong>naste tu pecado? Depusiste ya <strong>la</strong> pesada<br />
carga. ¿Quién dice esto? El mismo juez Dios : Di tu primero tu pecado para que seas justificado. ¿Por qué te avergüenzas<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir tus pecados? ¿Por ventura los dices a un hombre para que te avergüences? ¿Por ventura te confiesas con un compañero<br />
para que publique tus pecados? Manifiesta tus l<strong>la</strong>gas al que es Señor, que te cura; que es compasivo y médico. Sino<br />
manifestares <strong>la</strong> magnitud <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>uda, no conocerás <strong>la</strong> excelencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia. No te obligo a que te manifiestes en medio<br />
<strong>de</strong>l teatro, y que lo presencien muchos testigos ; a mí solo di el pecado en privado, para que sane <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ga y te libre <strong>de</strong>l<br />
dolor‖. Ex S. J. Chrysost. De Lázaro hom. n. 4.<br />
―Os ruego que procuréis <strong>la</strong>var los pecados cometidos y rechacéis los que vinieren. Aunque nos cerquen innumerables<br />
males, si somos cautos y vigi<strong>la</strong>mos, podremos conseguir mucho perdón y borrar los <strong>de</strong>litos. Oye cómo esto ha <strong>de</strong> hacerse:<br />
si acudimos a <strong>la</strong> Iglesia, si lloramos nuestros pecados, si confesamos los mismos, si damos limosna, si oramos, y ayudamos<br />
a los injuriados, si perdonamos <strong>la</strong>s <strong>de</strong>udas <strong>de</strong> nuestros pecados a los enemigos, si lloramos por nuestros <strong>de</strong>litos : todos<br />
éstos son remedios <strong>de</strong> los pecados‖. Ex S. J. Chrysos. Horn, inédita advers. Catharos.<br />
―Pedro se dolió y lloró, porque erró como hombre. No sé lo que dijo, hallo que lloró, leo sus lágrimas, no leo <strong>la</strong><br />
satisfacción; pues lo que no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r, pue<strong>de</strong> ser borrado. Laven <strong>la</strong>s lágrimas el <strong>de</strong>lito, que tiene vergüenza <strong>la</strong> voz<br />
<strong>de</strong> confesar. Buenas son <strong>la</strong>s lágrimas que <strong>la</strong>van <strong>la</strong> culpa‖. Ex S. Ambros. Expos, secund. Lucam. n. 10.<br />
―Ni aun <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s crímenes se ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperar el perdón en <strong>la</strong> Iglesia por los que hacen penitencia según <strong>la</strong><br />
cualidad <strong>de</strong> su pecado. En <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> penitencia, cuando uno ha cometido tan gran<strong>de</strong> pecado que sea separado también<br />
<strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> Cristo, no tanto HC ha <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar <strong>la</strong> medida <strong>de</strong>l tiempo como <strong>la</strong> <strong>de</strong>l dolor‖. Ex S. August. Enchiridion, n.<br />
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