Catecismo Romano - amor de la verdad
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[20] 2º Diácono (Act. 6; Fil. 1 1; I Tim. 3 8 y 12.). — Es el segundo <strong>de</strong> los Or<strong>de</strong>nes sagrados, y su<br />
ministerio es más santo. A él le incumbe: • ir siempre con el Obispo, acompañarle cuando predica y asistirle, a<br />
él como al sacerdote, al celebrar <strong>la</strong> santa Misa o administrar otros sacramentos; • cantar el Evangelio en el<br />
sacrificio <strong>de</strong> <strong>la</strong> Misa; • predicar o explicar el Evangelio en ausencia <strong>de</strong>l Obispo o <strong>de</strong>l sacerdote (Act. 5, San<br />
Esteban; Act. 8, San Felipe.), pero no <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el púlpito, para indicar que no es cargo suyo propio. También le<br />
pertenecía antiguamente: • exhortar con frecuencia a los fieles para que estuviesen atentos durante el sacrificio;<br />
• administrar <strong>la</strong> sangre <strong>de</strong>l Señor en <strong>la</strong>s iglesias en que los fieles comulgaban bajo <strong>la</strong>s dos especies; • distribuir<br />
los bienes eclesiásticos y proveer a cada uno <strong>de</strong> lo necesario para el sustento (Act. 6 2-3.); • investigar quiénes<br />
vivían piadosamente y quiénes no, quiénes asistían a Misa y al sermón en los días preceptuados y quiénes no,<br />
para informar <strong>de</strong> ello al Obispo y ser corregidos o exhortados; • leer públicamente los nombres <strong>de</strong> los<br />
catecúmenos y presentar al Obispo a los que han <strong>de</strong> ser or<strong>de</strong>nados.<br />
[21] Así, pues, los santos oficios que incumben al Diácono, los avisos <strong>de</strong>l Apóstol (I Tim. 3 7-12.), los<br />
ritos y ceremonias solemnes con que el Obispo or<strong>de</strong>na al Diácono, los ornamentos con que lo reviste, <strong>la</strong><br />
imposición <strong>de</strong> <strong>la</strong>s manos y <strong>la</strong> entrega <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> los Evangelios, nos dan a enten<strong>de</strong>r <strong>la</strong> gran virtud y rectitud <strong>de</strong><br />
costumbres <strong>de</strong> que <strong>de</strong>be estar revestido quien ascien<strong>de</strong> a este grado, y el gran cuidado que <strong>de</strong>be ponerse en<br />
apartar <strong>de</strong> él a quien sea indigno.<br />
[22] 3º Sacerdote. — Es el tercero y superior <strong>de</strong> todos los Or<strong>de</strong>nes sagrados, al que los Padres suelen<br />
distinguir con dos nombres: • el <strong>de</strong> «presbítero» o anciano, no tanto por <strong>la</strong> madurez <strong>de</strong> <strong>la</strong> edad como por <strong>la</strong><br />
gravedad <strong>de</strong> costumbres, instrucción y pru<strong>de</strong>ncia (Sab. 4 8-9.); • y el <strong>de</strong> «sacerdote», que significa «don<br />
sagrado» o «dador <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas sagradas», por estar consagrados a Dios y por pertenecerles administrar los<br />
sacramentos y cosas sagradas.<br />
El grado <strong>de</strong>l Sacerdocio<br />
[23] 1º C<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> Sacerdocio, y cuál <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s es Sacramento. — En <strong>la</strong>s Sagradas Letras se<br />
mencionan dos c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> Sacerdocio, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: interno el uno, externo<br />
el otro.<br />
a) El Sacerdocio interno consiste en ofrecer a Dios, mediante <strong>la</strong> fe inf<strong>la</strong>mada por <strong>la</strong> caridad, sacrificios<br />
espirituales en el altar <strong>de</strong>l propio corazón, entre los que <strong>de</strong>ben contarse <strong>la</strong>s obras buenas y virtuosas dirigidas a<br />
<strong>la</strong> gloria <strong>de</strong> Dios. Este Sacerdocio pertenece a todos los fieles, y en ese sentido se los atribuyen <strong>la</strong>s Sagradas<br />
Escrituras, particu<strong>la</strong>rmente a los justos, que por <strong>la</strong> divina gracia son miembros vivos <strong>de</strong>l Sumo Sacerdote<br />
Jesucristo (Sal. 50 19; I Ped. 2 5; Rom. 12 1; Apoc. 1 5-6.).<br />
[24] b) El Sacerdocio externo, que consiste en el ministerio <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l templo, no pertenece a todos<br />
los fieles, sino sólo a <strong>de</strong>terminados hombres, que or<strong>de</strong>nados y consagrados por Dios mediante <strong>la</strong> legítima<br />
imposición <strong>de</strong> <strong>la</strong>s manos, y con solemnes ceremonias <strong>de</strong> <strong>la</strong> Santa Iglesia, quedan <strong>de</strong>dicados a este ministerio<br />
especial y sagrado. Unicamente este Sacerdocio externo es Sacramento; <strong>de</strong> él se trata aquí.<br />
En el Antiguo Testamento existían también estas dos c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> Sacerdocio, pues, a pesar <strong>de</strong>l Sacerdocio<br />
interno <strong>de</strong> todos los fieles, Dios quiso reservarse <strong>la</strong> tribu <strong>de</strong> Leví para el servicio <strong>de</strong>l templo (Ex. 28 29 y 40, y<br />
todo el Lev.), prohibiendo formalmente que nadie <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tribus restantes osase arrogarse aquel ministerio<br />
(Num. 3 10.) y castigando severamente a los vio<strong>la</strong>dores <strong>de</strong> esta prohibición (II Par. 26 19.).<br />
[25] 2º Ministerios propios <strong>de</strong> los sacerdotes. — Por <strong>la</strong>s ceremonias <strong>de</strong> <strong>la</strong> Or<strong>de</strong>nación, el<br />
Sacerdote es constituido mediador entre Dios y los hombres, y ésta <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse <strong>la</strong> misión principal <strong>de</strong>l<br />
Sacerdote. Por eso, es atribución propia <strong>de</strong>l Sacerdote: • ofrecer a Dios el sacrificio <strong>de</strong> <strong>la</strong> Misa, para lo cual el<br />
Pontífice unge sus manos con el santo Crisma y le entrega un cáliz con vino y una patena con hostia, dándole<br />
por sus pa<strong>la</strong>bras el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ofrecer el santo Sacrificio a Dios por los vivos y por los difuntos; • administrar los<br />
<strong>de</strong>más sacramentos, especialmente el <strong>de</strong> <strong>la</strong> Penitencia, recibiendo <strong>de</strong>l Obispo el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> perdonar y <strong>de</strong> retener<br />
los pecados; • finalmente, enseñar <strong>la</strong> divina ley, no sólo con pa<strong>la</strong>bras, sino con el ejemplo <strong>de</strong> una vida santa.<br />
[26] 3º Grados <strong>de</strong> dignidad y <strong>de</strong> potestad sacerdotal. — Aunque uno es el Or<strong>de</strong>n sacerdotal,<br />
tiene sin embargo varios grados <strong>de</strong> dignidad y <strong>de</strong> potestad:<br />
a) El primer grado es el <strong>de</strong> los que simplemente se l<strong>la</strong>man Sacerdotes, cuyos ministerios se acaba <strong>de</strong><br />
explicar.<br />
b) El segundo es el <strong>de</strong> los Obispos, los cuales tienen como misión regir a los <strong>de</strong>más ministros <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
Iglesia, al pueblo fiel a ellos encomendado, y mirar por su salvación eterna con gran celo y cuidado. Por ese<br />
motivo se los l<strong>la</strong>ma también «Pastores» (Act. 20 28-30; I Ped. 5 2-4.) y «Pontífices» (pues así solían <strong>de</strong>signar<br />
los gentiles a los príncipes <strong>de</strong> los sacerdotes).<br />
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