14.04.2013 Views

Catecismo Romano - amor de la verdad

Catecismo Romano - amor de la verdad

Catecismo Romano - amor de la verdad

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Santiago 1497 , porque pedimos mal. Y así enseñarán los Párrocos al pueblo fiel cuál sea el mejor modo <strong>de</strong> pedir y<br />

orar, así privada como públicamente. Estas reg<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> oración cristiana están enseñadas por <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong><br />

Cristo Señor nuestro.<br />

1072. Hemos <strong>de</strong> orar, pues, en espíritu y <strong>verdad</strong> 1498 . Porque tales los quiere el Padre celestial, que le<br />

adoren en espíritu y <strong>verdad</strong>. Ora <strong>de</strong> esta manera el que hace oración con íntimo y ardiente afecto <strong>de</strong>l alma 1499 .<br />

1497 ―Pedís quizá y con todo no recibís; y esto es porque pedís con ma<strong>la</strong> intención, para satisfacer vuestras pasiones.‖<br />

Jacob., IV, 3.<br />

1498 ―Los verda<strong>de</strong>ros adoradores adorarán al Padre en espíritu y en <strong>verdad</strong>.‖ Joann., IV, 23.<br />

1499 Ya que en estas pa<strong>la</strong>bras parece referirse el <strong>Catecismo</strong> a <strong>la</strong> oración mental, apuntaremos aquí lo que principalmente<br />

sobre <strong>la</strong> misma conviene saber para po<strong>de</strong>r<strong>la</strong> practicar fructuosamente. ―La más útil <strong>de</strong> <strong>la</strong>s oraciones interiores se l<strong>la</strong>ma<br />

meditación. Meditar es consi<strong>de</strong>rar atentamente alguna cosa, tener fijos en el<strong>la</strong> los ojos <strong>de</strong>l alma, pensar en el<strong>la</strong>, no algunos<br />

momentos, sino con <strong>de</strong>tenimiento. Así como con el sentido <strong>de</strong> <strong>la</strong> vista po<strong>de</strong>mos aten<strong>de</strong>r a los objetos visibles, por ejemplo,<br />

a <strong>la</strong>s personas y objetos dibujados en cuadro, así con el entendimiento po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rar atentamente <strong>la</strong> gran<strong>de</strong>za,<br />

bondad, misericordia, etc., <strong>de</strong> Dios, los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Jesús y <strong>la</strong>s <strong>de</strong>más verda<strong>de</strong>s que nos enseña <strong>la</strong> fe, po<strong>de</strong>mos<br />

meditar sobre el<strong>la</strong>s, a fin <strong>de</strong> que con esta meditación, poseído nuestro corazón <strong>de</strong> respeto, <strong>de</strong> admiración, <strong>de</strong> confianza, <strong>de</strong><br />

dolor <strong>de</strong> los pecados y <strong>de</strong> <strong>amor</strong>, formemos el propósito <strong>de</strong> huir el pecado, <strong>de</strong> servir fielmente a Dios, y <strong>de</strong> ser cada vez<br />

mejores. Con algunos ejemplos os mostraré cómo podéis hacer oración <strong>de</strong> esta manera:<br />

1. ° A este fin consi<strong>de</strong>remos una <strong>verdad</strong> <strong>de</strong> fe, por ejemplo, el infierno. Principiad por poneros en <strong>la</strong> presencia<br />

<strong>de</strong> Dios, diciendo en lo íntimo <strong>de</strong> vuestra alma: ―¡Oh, Dios mío!, yo te adoro con profundo respeto creyendo que<br />

escudriñas los corazones. Si lograra hacer atentamente esta meditación, ciertamente te dar<strong>la</strong> en el<strong>la</strong> contento: quiero<br />

meditar lo mejor que me sea posible.‖ Después <strong>de</strong>cid un Padrenuestro. Figuraos luego que estáis viendo con vuestros<br />

propios ojos el infierno que se os representa como un espantoso abismo <strong>de</strong> fuego que exha<strong>la</strong> un olor intolerable <strong>de</strong> azufre:<br />

allí veis algunos infelices con<strong>de</strong>nados ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> l<strong>la</strong>mas, y oís sus <strong>la</strong>stimosos a<strong>la</strong>ridos. Decid <strong>de</strong>spués: ―Dame gracia, oh,<br />

Señor, para que <strong>la</strong> consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> <strong>la</strong>s penas <strong>de</strong>l infierno produzca en mi alma santo temor y me libre <strong>de</strong> con<strong>de</strong>narme.‖<br />

Consi<strong>de</strong>rad luego los tormentos <strong>de</strong> los con<strong>de</strong>nados, los cuales carecen <strong>de</strong> todo consuelo, y pensar que estos tormentos que<br />

pa<strong>de</strong>cen no han <strong>de</strong> tener nunca fin. Finalmente, proponeos <strong>la</strong>s siguientes preguntas (fijaos bien en el<strong>la</strong>s, pues son<br />

aplicables a todas <strong>la</strong>s meditaciones):<br />

a) ¿Qué se <strong>de</strong>duce <strong>de</strong> esta consi<strong>de</strong>ración?<br />

b) ¿Cuál ha sido mi conducta hasta ahora?<br />

c) ¿Qué <strong>de</strong>beré hacer en a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte?<br />

a) Ninguna cosa pue<strong>de</strong> hacerme caer en el infierno sino el pecado mortal; mas si peco mortalmente y llego a<br />

morir en pecado mortal, ciertamente me con<strong>de</strong>naré. Por consiguiente, es <strong>de</strong> todo punto necesario huir <strong>de</strong>l pecado mortal,<br />

y en el caso <strong>de</strong> haberlo cometido purificar mi alma mediante un acto <strong>de</strong> contrición perfecta y hacer una buena confesión lo<br />

más pronto que me sea posible. Esto es <strong>de</strong> suma necesidad, porque en todo momento po<strong>de</strong>mos morir. ¡Cuán espantosa<br />

locura es merecer el infierno a trueque <strong>de</strong> un liviano p<strong>la</strong>cer! ¡Qué espantosa ceguedad vivir en pecado mortal entre angustias<br />

y remordimientos <strong>de</strong> conciencia, sabiendo que po<strong>de</strong>mos morir cuando menos lo esperemos!<br />

b) ¿Cuál ha sido mi conducta hasta ahora? ¿He cometido pecados mortales? En caso <strong>de</strong> haber pecado mortalmente,<br />

¿he vivido días y meses en mi pecado? ¿Estaré ahora en pecado mortal? ¡Cuán espantosa ceguedad <strong>la</strong> mía! ¿Qué sería <strong>de</strong><br />

mí si muriera en pecado mortal?; Oh, cuan espantoso es pensar que podré con<strong>de</strong>narme para siempre! ¿Cómo he podido<br />

obrar <strong>de</strong> esta suerte? (Ahora concíbase gran horror al pecado, vergüenza <strong>de</strong> haberlo cometido y verda<strong>de</strong>ra contrición <strong>de</strong> él.<br />

El que no hubiere cometido ningún pecado mortal, dé gracias a Dios y arrepiéntase <strong>de</strong> los veniales, los cuales ciertamente<br />

le habrían conducido a pecar mortalmente si Dios no hubiera tenido misericordia <strong>de</strong> él.)<br />

c) Pero en a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte quiero vivir <strong>de</strong>vota y santamente.<br />

En primer lugar, hago propósito firme <strong>de</strong> no volver n pecar mortalmente. (¿En qué cosas he faltado gravemente y puedo<br />

faltar en lo porvenir? ¿Qué ocasiones <strong>de</strong>bo huir para no caer en pecado mortal?) Todas <strong>la</strong>s mañanas haré esta breve<br />

consi<strong>de</strong>ración: No sé si hoy será el último día <strong>de</strong> mi vida, y, por consiguiente, me abstendré <strong>de</strong> cometer algún pecado<br />

mortal.<br />

En segundo lugar, propongo firmemente, si tuviere <strong>la</strong> <strong>de</strong>sdicha <strong>de</strong> cometer algún pecado mortal, hacer al punto un acto<br />

<strong>de</strong> perfecta contrición con el propósito <strong>de</strong> confesarme lo más pronto posible. Por <strong>la</strong> noche, al hacer el examen <strong>de</strong><br />

conciencia, veré si el estado <strong>de</strong> mi alma me permite esperar tranqui<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> muerte.<br />

―¡Oh, Dios mío! Este es mi firme propósito; mas Tú, que conoces mi f<strong>la</strong>queza y miseria, sabes que sin tu auxilio no podré<br />

cumplirlo. Ruégote, pues, que no me niegues el auxilio <strong>de</strong> tu gracia. Suplícote que por <strong>la</strong> sangre que Jesús <strong>de</strong>rramó por mí,<br />

por <strong>la</strong> intercesión <strong>de</strong> María Santísima, <strong>de</strong>l glorioso San José y <strong>de</strong> todos los santos, me libres <strong>de</strong> <strong>la</strong>s penas <strong>de</strong>l infierno.<br />

Amén.‖<br />

Durante el día acordaos <strong>de</strong> vez en cuando <strong>de</strong>l infierno, y <strong>de</strong>cid esta jacu<strong>la</strong>toria: ―¡Oh, Dios mío!, no me <strong>de</strong>jes caer en <strong>la</strong><br />

tentación; líbrame <strong>de</strong> <strong>la</strong>s penas <strong>de</strong>l infierno.‖<br />

2. ° Si preferís consi<strong>de</strong>rar algún lugar <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida y pasión <strong>de</strong> Jesús, elegid con preferencia algún misterio <strong>de</strong>l<br />

santísimo Rosario. Pongamos, por ejemplo, el tercer misterio doloroso. Después <strong>de</strong> haberos puesto en <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> Dios<br />

y pedido su gracia, representaos a Jesús coronado <strong>de</strong> espinas, como si le estuvierais viendo con vuestros propios ojos.<br />

Consi<strong>de</strong>rad los dolores y peñas que pa<strong>de</strong>ció por nosotros, y moveos a íntima compasión <strong>de</strong> Jesús y aborrecimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

429

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!