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Catecismo Romano - amor de la verdad

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III. Siempre oye Dios <strong>la</strong>s oraciones piadosas.<br />

1023. Y no <strong>de</strong>bemos tener <strong>la</strong> menor duda, <strong>de</strong> que acu<strong>de</strong> con prontitud <strong>la</strong> benignidad <strong>de</strong> Dios a nuestras<br />

peticiones. Comprueban esto muchos testimonios <strong>de</strong> <strong>la</strong> Escritura divina, que por ser obvios, sólo a manera <strong>de</strong><br />

ejemplo recordaremos estos <strong>de</strong> Isaías: “Entonces, dice, l<strong>la</strong>marás, y el Señor te oirá, c<strong>la</strong>maros y dirá: Heme<br />

aquí presente” 1440 . Y en otra parte: “Y suce<strong>de</strong>rá, que antes que l<strong>la</strong>men, los oiré; en el mismo tiempo que<br />

estuvieren hab<strong>la</strong>ndo, les acudiré” 1441 . Omitimos los ejemplos <strong>de</strong> aquellos que con sus oraciones alcanzaron <strong>de</strong><br />

Dios lo que pedían; porque son casi infinitos y a todos conocidos.<br />

IV. Por qué no alcanzamos muchas veces lo que pedimos.<br />

1024. Pero algunas veces suce<strong>de</strong> que no alcanzamos lo que pedimos a Dios. Es así, mas entonces mira<br />

con especial <strong>amor</strong> por nuestro bien. Porque o nos conce<strong>de</strong> otras gracias mayores y más excelentes, o no nos es<br />

necesario ni provechoso lo que pedimos, antes nos sería acaso superfluo y dañoso si lo concediera. Porque<br />

algunas cosas, dice San Agustín, niega el Señor propicio, que conce<strong>de</strong> airado”. Muchas veces también<br />

hacemos <strong>la</strong> oración con tal tibieza y flojedad, que ni nosotros mismos sabemos lo que <strong>de</strong>cimos. Siendo <strong>la</strong><br />

oración elevación <strong>de</strong>l alma a Dios, si <strong>la</strong> atención que en el<strong>la</strong> <strong>de</strong>be en<strong>de</strong>rezarse a su Majestad, anda vagueando<br />

<strong>de</strong> una parte a otra, y se pronuncian <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> <strong>la</strong> plegaria sin consi<strong>de</strong>ración, ligeramente y privadas <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>voción, ¿cómo diremos que es oración cristiana el sonido vano <strong>de</strong> tales peticiones? Por esto <strong>de</strong> ninguna<br />

manera se <strong>de</strong>be extrañar que Dios no atienda a nuestros ruegos, cuando aun nosotros mismos damos a<br />

enten<strong>de</strong>r que no queremos lo que pedimos, por el <strong>de</strong>scuido gran<strong>de</strong> y <strong>la</strong> poca atención con que oramos, o<br />

pedimos lo que nos ha <strong>de</strong> dañar.<br />

V. Los que pi<strong>de</strong>n bien alcanzan más <strong>de</strong> lo que preten<strong>de</strong>n.<br />

1025. Por el contrario, a los que pi<strong>de</strong>n atenta y <strong>de</strong>votamente les conce<strong>de</strong> el Señor mucho más <strong>de</strong> lo que<br />

le pi<strong>de</strong>n. Así lo afirma el Apóstol a los <strong>de</strong> Éfeso, y se <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ra con <strong>la</strong> parábo<strong>la</strong> <strong>de</strong>l hijo Pródigo 1442 , el cual pensó<br />

sería una gracia muy crecida le admitiera su Padre entre sus jornaleros; aunque si pensamos con rectitud, aun<br />

sin pedir, nos llena Dios <strong>de</strong> su gracia, no sólo con abundancia <strong>de</strong> dones, sino con <strong>la</strong> prontitud en conce<strong>de</strong>rlos,<br />

como lo <strong>de</strong>muestran <strong>la</strong>s Sagradas Letras con <strong>la</strong>s siguientes pa<strong>la</strong>bras 1443 : “El Señor atendió al <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> los<br />

pobres”; ya que el Señor atien<strong>de</strong> a los <strong>de</strong>seos internos y secretos <strong>de</strong> los necesitados, sin aguardar a que<br />

pronuncien pa<strong>la</strong>bra alguna.<br />

VI. Cuál es el tercer fruto <strong>de</strong> <strong>la</strong> oración.<br />

1026. A éstos se junta aquel fruto <strong>de</strong> que con <strong>la</strong> oración se ejercitan y aumentan <strong>la</strong>s virtu<strong>de</strong>s, y seña<strong>la</strong>damente<br />

<strong>la</strong> fe. Porque así como no oran bien los que no creen en Dios: “¿Cómo, pues, me creerán, dice, a aquel<br />

en quien no creyeron?” 1444 . Así, los fieles cuando oran con más fervor, tienen mayor y más cierta fe <strong>de</strong>l cuidado<br />

y provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios, el cual especialmente quiere <strong>de</strong> nosotros que, fiándonos <strong>de</strong>l todo en él, le pidamos<br />

cuanto necesitemos.<br />

1440 “Tunc invocabis , et dominus exaudiet ; c<strong>la</strong>mabis , et dicet: Ece adsum” Isai LVIII. 9.<br />

1441 “Eritque antequam c<strong>la</strong>ment, ego exaudiam: adhuc illis loquentibus, ego audiam” Isai. LXV . 24 ―L<strong>la</strong>mará a mí , y le<br />

oiré benigno. Con él estoy en <strong>la</strong> tribu<strong>la</strong>ción ; le pondré en salvo , llenarle he <strong>de</strong> gloria‖ Psalm. XC, 15 ―Pronto está el Señor<br />

para todos los que le invocan , para cuantos le invocan <strong>de</strong> veras.‖ Psalm. CXLIV, 18.<br />

1442 ―¡Ay cuantos jornaleros en casa <strong>de</strong> mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo estoy aquí pereciendo <strong>de</strong><br />

hambre! No: yo iré a mi padre, y le diré: Padre mío, pequé contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno <strong>de</strong> ser l<strong>la</strong>mado hijo<br />

tuyo; trátame como uno <strong>de</strong> tus jornaleros. Con esta resolución se puso en camino para <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> su padre. Estando<br />

todavía lejos, le avistó su padre, y se le enternecieron <strong>la</strong>s entrañas, y corriendo a su encuentro le echó los brazos al cuello y<br />

le dio mil besos. Díjole el hijo: Padre mío, yo he pecado contra el cielo y contra ti, ya no soy digno <strong>de</strong> ser l<strong>la</strong>mado hijo tuyo.<br />

Mas el padre por respuesta dijo a sus criados: Presto traed aquí luego el vestido más precioso y ponédselo, ponedle un<br />

anillo en el <strong>de</strong>do, y calzadle <strong>la</strong>s sandalias. Y traed un ternero cebado, matadlo, y comamos, y celebremos un banquete.<br />

Pues que este hijo mío estaba muerto y ha resucitado: habíase perdido, y ha sido hal<strong>la</strong>do.‖ Luc, XV, 1724.<br />

1443 “Desi<strong>de</strong>ratum, pauperum, exaudivit Dominus.” Psalm. IX, 17.<br />

1444 “Quomodo ergo invocabunt, in quem non credi<strong>de</strong>runt?” Rom., X, 14. ―Si alguno <strong>de</strong> nosotros tiene falta <strong>de</strong> sabiduría,<br />

pídase<strong>la</strong> a Dios, que a todos da copiosamente, y no zahiere a nadie, y le será concedida. Pero pída<strong>la</strong> con fe, sin sombra <strong>de</strong><br />

duda, pues quien anda dudando es semejante a <strong>la</strong> o<strong>la</strong> <strong>de</strong>l mar alborotada y agitada <strong>de</strong>l viento acá y allá: Así que un hombre<br />

semejante no tiene que pensar que ha <strong>de</strong> recibir poco ni mucho <strong>de</strong>l Señor.‖ Jacob, I, 57.<br />

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