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Catecismo Romano - amor de la verdad

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es obligación suya, iluminar a los que están en tinieb<strong>la</strong>s 988 , instruir a los ignorantes, enseñar a pequeñuelos, y si<br />

alguno hubiere cometido algún <strong>de</strong>lito 989 , ellos que son espirituales <strong>de</strong>ben dirigirle. En el tribunal <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

penitencia hacen también el oficio <strong>de</strong> jueces y sentencian según <strong>la</strong> calidad y gravedad <strong>de</strong> los pecados. Por tanto,<br />

si no quieren engañarse con su ignorancia a sí mismos y a los <strong>de</strong>más, es necesario que estén muy vigi<strong>la</strong>ntes en<br />

esto y muy ejercitados en <strong>la</strong> explicación <strong>de</strong> los mandamientos divinos, para que puedan juzgar <strong>de</strong> cualquier<br />

acción y omisión según esta divina reg<strong>la</strong>, y enseñar, como dice el Apóstol, <strong>la</strong> doctrina sana 990 , esto es, <strong>la</strong> que no<br />

contenga ningún error, y cure <strong>la</strong>s enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong>s almas, que son los pecados, a fin <strong>de</strong> que el pueblo le sea<br />

agradable a Dios 991 y practique buenas obras. I Por tanto, en este género <strong>de</strong> explicación proponga el Pastor a sí<br />

mismo y a otros aquel<strong>la</strong>s razones que persuadan a todos el cumplimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley.<br />

III. Quién es el Autor <strong>de</strong>l Decálogo y <strong>de</strong> <strong>la</strong>, ley natural.<br />

713. Entre <strong>la</strong>s muchas razones que pue<strong>de</strong>n mover los ánimos <strong>de</strong> los hombres a guardar los<br />

mandamientos <strong>de</strong> esta ley, es eficacísima <strong>la</strong> consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> que el mismo Dios es el Autor <strong>de</strong> el<strong>la</strong> 992 . Pues si<br />

bien dice que fué dada por los Ángeles 993 , con todo no se pue<strong>de</strong> dudar que <strong>la</strong> puso el mismo Dios, <strong>de</strong> lo cual dan<br />

c<strong>la</strong>ro testimonio, no sólo <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>l mismo Legis<strong>la</strong>dor, que se explicarán poco <strong>de</strong>spués, sino también casi<br />

infinitos lugares 994 <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Escrituras los cuales fácilmente se ofrecerán a los Pastores. Pues a todos nos consta<br />

por experiencia que tenemos impresa por Dios en nuestra alma una ley, por <strong>la</strong> cual po<strong>de</strong>mos distinguir lo<br />

bueno <strong>de</strong> lo malo, lo honesto <strong>de</strong> lo inhonesto, y lo justo <strong>de</strong> lo injusto. V como <strong>la</strong> fuerza y condición <strong>de</strong> esta ley<br />

no es diversa <strong>de</strong> <strong>la</strong> que está escrita, ¿quién se atreverá a negar que sea Dios el Autor <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley escrita así como lo<br />

es <strong>de</strong> <strong>la</strong> interior?<br />

714. Y se <strong>de</strong>be enseñar que esta divina luz, casi obscurecida por <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s costumbres y <strong>la</strong> envejecida<br />

perversidad, al dar el Señor <strong>la</strong> ley a Moisés más bien <strong>la</strong> iluminó con nuevo resp<strong>la</strong>ndor que instituyó otra nueva.<br />

Y no crea por ventura el pueblo, al oír que fué abrogada <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> Moisés, que no está obligado a estas leyes.<br />

Porque muy cierto es que no se ha <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a estos mandamientos por haber sido dados por medio <strong>de</strong><br />

Moisés, sino por haber nacido con nosotros mismos, y haber sido explicados y confirmados por Cristo Señor<br />

nuestro.<br />

988 ―Preceptor <strong>de</strong> gente ruda, maestro, maestro <strong>de</strong> niños o recién convertidos, como quien tiene en <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> Moisés <strong>la</strong><br />

pauta <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciencia y <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>verdad</strong>.‖ Rom., II, 20.<br />

989 ―Hermanos, si alguno, como hombre cayere <strong>de</strong>sgraciadamente en algún <strong>de</strong>lito, vosotros los que sois espirituales, al tal<br />

instruidle con espíritu <strong>de</strong> mansedumbre, haciendo cada uno reflexión sobre si mismo, y temiendo caer también en <strong>la</strong><br />

tentación.‖Ga<strong>la</strong>t., VI, 1.<br />

990 ―Vendrá tiempo, en que los hombres no podrán sufrir <strong>la</strong> doctrina sana.‖II Tim., IV, 3.<br />

991 ―Jesucristo se dio asimismo por nosotros, para redimirnos <strong>de</strong> todo pecado, purificarnos y hacer <strong>de</strong> nosotros un pueblo<br />

particu<strong>la</strong>rmente consagrado a su servicio y fervoroso en el bien obrar.‖ Tit., II, 14.<br />

992 ―Siendo el principal mandamiento en <strong>la</strong> ley y en el Evangelio, amar a Dios con todo el corazón, y el otro semejante a<br />

éste Que consiste en amar al prójimo como a sí mismo, se <strong>de</strong>muestra que es uno y el mismo autor el <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley y Evangelio.<br />

Si, pues, son los mismos preceptos los <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida perfecta en ambos testamentos, muestran al mismo Dios, que mandó<br />

picu<strong>la</strong>res preceptos aptos a los dos; pero al propio tiempo estableció los más eminentes y perfectos sin los cuales no<br />

po<strong>de</strong>mos salvarnos.‖ Ex S. Irameo. Adversus hsereses. n. 4.<br />

―Lo que escribió Moisés no lo escribió contra <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios, sino por inspiración <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Creo que nadie<br />

ignora que aquel<strong>la</strong> ley reconoce por autor a Dios. El mismo suele <strong>de</strong>terminar en todas pes ya lo que sea conveniente a cada<br />

tiempo, ya lo que sirve para prefigurar ciertas cosas, como para <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rar los bienes futuros, lo cual finalmente en el<br />

Evangelio con su advenimiento cumplió el Señor Cristo Jesús.‖ Ex S. Epiplianio. Adversus haíreses. n. 33.<br />

―Esta es <strong>la</strong> c<strong>la</strong>rísima y manifiesta diferencia <strong>de</strong> los dos testamentos: el temor y el <strong>amor</strong>. Aquél pertenece al antiguo, éste al<br />

nuevo hombre; no obstante or<strong>de</strong>nados entrambos por <strong>la</strong> dispensación misericordiosísima <strong>de</strong> Dios.‖ Ex S. Agustino. Contra<br />

Adimantum. n. 17.<br />

―Todas <strong>la</strong>s cosas que según <strong>la</strong> ley, ya en <strong>la</strong> circuncisión <strong>de</strong> <strong>la</strong> carne, ya en los diversos sacrificios o en <strong>la</strong> observancia <strong>de</strong>l<br />

sábado precedieron, habiendo manifestado a Cristo, predijeron su gracia. 151 mismo es fin <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley, no evacuando sus<br />

significaciones sino llenándo<strong>la</strong>s. El cual, siendo el autor <strong>de</strong> los sacramentos uno mismo, así <strong>de</strong> los antiguos como <strong>de</strong> los<br />

nuevos cambió los sacramente prefigurativos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s promesas, porque cumplió lo prometido, y or<strong>de</strong>nó <strong>la</strong> cesación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

<strong>de</strong>nunciaciones por haber llegado el <strong>de</strong>nunciado.‖ S. Leo I I, Sermo 63. n. 5.<br />

993 ―Siendo dicha ley dada por mano <strong>de</strong> los ángeles.‖ Ga<strong>la</strong>t, III, 19.<br />

994 ―Dios dijo a Moisés: Sube a lo alto <strong>de</strong>l monte en don<strong>de</strong> estoy, y <strong>de</strong>tente allí, y te daré unas tab<strong>la</strong>s <strong>de</strong> piedra con <strong>la</strong> ley y<br />

los mandamientos que tengo escritos en ellos a fin <strong>de</strong> que los enseñes al pueblo.‖ Exod., XXIV, 12.<br />

―Si pecare un príncipe, y por ignorancia hiciere alguna <strong>de</strong> <strong>la</strong>s muchas cosas que prohibe <strong>la</strong> ley <strong>de</strong>l Señor.‖ Lev., IV, 22.<br />

―El Señor es nuestro Juez, el Señor nuestro Legis<strong>la</strong>dor, el Señor nuestro Rey: él es el que nos ha <strong>de</strong> salvar.‖<br />

Isai.,XXXIII,22.<br />

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