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Catecismo Romano - amor de la verdad

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preceptos. Porque toda ley induce a los hombres a guardar lo que manda con penas y premios. De aquí nacen<br />

aquel<strong>la</strong>s tan frecuentes y repetidas promesas <strong>de</strong> Dios en <strong>la</strong>s Sagradas Letras. Porque <strong>de</strong>jando casi innumerables<br />

lugares <strong>de</strong>l antiguo Testamento, en el Evangelio está escrito: “Si quieres entrar en <strong>la</strong> vida, guarda los<br />

mandamientos” 1091 . Y en otra parte: ―El que hace <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> mi Padre que está en los cielos, ese entrará en<br />

el Reino <strong>de</strong> los Cielos‖ 1092 . Y en otra: ―Todo árbol que no diere buen fruto, será cortado y echado en el<br />

fuego‖ 1093 . Más: ―Todo aquel que se aíra contra su hermano, será reo <strong>de</strong> juicio‖ 1094 . En fin: ―Si no perdonareis a<br />

los hombres, ni vuestro Padre os perdonará vuestros pecados‖ 1095 .<br />

XXX. De diferente modo ha <strong>de</strong> proponerse esta pena, a los buenos que a los malos.<br />

754. La segunda cosa es, que <strong>de</strong> modo muy diverso han <strong>de</strong> ser enseñados acerca <strong>de</strong> este apéndice, los<br />

perfectos que aquellos que no lo son. Porque los perfectos, como son guiados por el Espíritu <strong>de</strong> Dios 1096 , y le<br />

obe<strong>de</strong>cen con ánimo pronto y alegre, le oyen y reciben como unas nuevas <strong>de</strong> sumo gozo, y como una gran<br />

prueba <strong>de</strong>l gran<strong>de</strong> <strong>amor</strong> con que el. Señor los mira. Porque reconocen el cuidado <strong>de</strong> su amantísimo Dios, el cual<br />

ya con penas, ya con premios, como que hace fuerza a los hombres para que le adoren y veneren; conocen su<br />

inmensa benevolencia para con ellos en dignarse mandarlos y valerse <strong>de</strong> su servicio para gloria <strong>de</strong> su divino<br />

nombre. Y no sólo reconocen esto, sino que conciben gran<strong>de</strong> esperanza <strong>de</strong> que así como manda lo que quiere,<br />

así también les dará fuerzas para guardar su ley. Pero aquellos que todavía son esc<strong>la</strong>vos <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong><br />

servidumbre 1097 y que si <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> pecar, más es por temor <strong>de</strong> <strong>la</strong> pena que por <strong>amor</strong> a <strong>la</strong> virtud, reciben este<br />

apéndice como una cosa muy molesta y amarga. Por tanto <strong>de</strong>ben ser ayudados con piadosas exhortaciones y<br />

guiados como por <strong>la</strong> mano a lo que preten<strong>de</strong> <strong>la</strong> ley. Siempre que se ofrezca <strong>la</strong> ocasión <strong>de</strong> explicar algún<br />

mandamiento, tendrá por hecha el Párroco esta misma advertencia.<br />

XXXI. Qué ha <strong>de</strong> meditarse sobre aquel<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras: Yo soy Dios fuerte.<br />

755. Pero así a los carnales como a los espirituales, se han <strong>de</strong> aplicar seña<strong>la</strong>damente dos como estímulos<br />

propuestos en este apéndice, y que ayudan muchísimo a los hombres para guardar <strong>la</strong> ley. Porque <strong>de</strong>cirse Dios<br />

fuerte, en tanto <strong>de</strong>be explicarse con mayor diligencia, en cuanto a <strong>la</strong> carne, que se asusta poco con los terrores<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong>s amenazas divinas, se finge a sí misma muchas veces varias razones por don<strong>de</strong> escaparse <strong>de</strong> <strong>la</strong> ira <strong>de</strong> Dios,<br />

y librarse <strong>de</strong> <strong>la</strong>s penas que propone. Mas el que está <strong>de</strong> cierto persuadido que Dios es fuerte, luego exc<strong>la</strong>ma con<br />

David: “¿Dón<strong>de</strong> me escon<strong>de</strong>ré <strong>de</strong> tu Espíritu, y a dón<strong>de</strong> huiré que no vea tu cara?” 1098 . Esta misma carne<br />

también, <strong>de</strong>sconfiando algunas veces <strong>de</strong> <strong>la</strong>s promesas divinas, cree que son tan gran<strong>de</strong>s <strong>la</strong>s fuerzas <strong>de</strong> los<br />

enemigos, que <strong>de</strong> ninguna manera se juzga capaz <strong>de</strong> resistir<strong>la</strong>s, pero <strong>la</strong> fe constante y animosa 1099 que nada<br />

titubea como apoyada en <strong>la</strong> fuerza y virtud <strong>de</strong> Dios, alienta por el contrario y confirma a los hombres, pues<br />

dice: ―El Señor es mi iluminación y mi salud, ¿a quién temeré” 1100<br />

XXXII. Qué quiere <strong>de</strong>cir l<strong>la</strong>marse Dios celoso.<br />

756. El otro estímulo es el mismo celo <strong>de</strong> Dios. Pues algunas veces piensan los hombres que Dios no<br />

cuida <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas humanas 1101 , y ni siquiera <strong>de</strong> si guardamos o quebrantamos su ley, <strong>de</strong> lo cual se sigue un<br />

<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n <strong>de</strong> vida muy gran<strong>de</strong>. Mas, creyendo que Dios es celoso, luego nos mueve esta consi<strong>de</strong>ración a <strong>la</strong><br />

práctica <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>beres.<br />

1091 “Si vis ad vitam ingredi, serva mandato.” Matth., XIX, 17.<br />

1092 “Qui facit voluntatem Patrismei,qui in caeMs. est, ipse intrabit in regnum caelomm.” Matth., VII, 21.<br />

1093 “Omnis arbor, quae nom facit fructum Ttonum, exci<strong>de</strong>tur, et in: ignem mittetae.” Matth., III, 10.<br />

1094 “Omnis qui iraseitur fratri suo, reus erit iudicio.” Matth., V,22.<br />

1095 “Si non dimiseritis liominibus, nec Patejr vester éimittet vobis peccata vestra.” Matth., YI, 15.<br />

1096 ―Siendo cierto que los que se rigen por el Espíritu <strong>de</strong> Dios, esos son hijos <strong>de</strong> Dios.‖ Hom., VIII, 14.<br />

1097 ―No habéis recibido ahora el espíritu <strong>de</strong> servidumbre para obrar todavía so<strong>la</strong>mente por temor.‖ Rom., VIII,15.<br />

1098 “Quo ibo a spiritu tuo, et quo a facie tua fugiamt” Psalm. CXXXVIII, 7.<br />

1099 ―Pida con fe sin sombra <strong>de</strong> duda o <strong>de</strong>sconfianza, pues quien anda dudando, es semejante a <strong>la</strong> o<strong>la</strong> <strong>de</strong>l mar alborotada y<br />

agitada <strong>de</strong>l viento, acá y allá.‖ Jacob., I, 6.<br />

1100 “Dominiis illuminatto mea, et sahtm mea, quem timeoo?” Psalm. XXVI, 1.<br />

1101 ―¿No es así que, pensando tú, que es Dios más alto que el cielo, y que sobrepuja <strong>la</strong> mayor elevación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s,<br />

dices para contigo: ¿Qué pue<strong>de</strong> saber Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tan lejos? El juzga <strong>de</strong> nosotros como a oscuras, está escondido allá entre<br />

<strong>la</strong>s nubes, ni hace alto en nuestras cosas, y anda paseándose <strong>de</strong> uno a otro polo <strong>de</strong>l cielo.‖ Job., XXII, 1214.<br />

―Han puesto su boca en el cielo, y su lengua va recorriendo <strong>la</strong> tierra. Por eso paran aquí su consi<strong>de</strong>ración los <strong>de</strong> mi pueblo<br />

y conciben gran<strong>de</strong> amargura. Y así dicen: ¿Si sabrá Dios todo esto? ¿Si tendrá <strong>de</strong> ello noticia el Altísimo? Psalm. LXXII,<br />

911.<br />

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