Catecismo Romano - amor de la verdad
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por testigo, sea <strong>de</strong> <strong>la</strong> forma o modo <strong>de</strong> pa<strong>la</strong>bras que se quiera; porque <strong>de</strong>cir: Dios me es testigo, y por Dios, es lo<br />
mismo lo uno que lo otro. También es juramento, cuando a fin <strong>de</strong> que nos crean, juramos por algunas<br />
criaturas: como por los sagrados Evangelios, por <strong>la</strong> Cruz, por <strong>la</strong>s reliquias y nombre <strong>de</strong> los Santos, y otros a este<br />
modo. No porque estas cosas <strong>de</strong>n por sí autoridad o fuerza alguna al juramento; pero se <strong>la</strong> da el mismo Dios,<br />
pues bril<strong>la</strong> en estas cosas el resp<strong>la</strong>ndor <strong>de</strong> su Majestad divina. De don<strong>de</strong> se sigue que aquellos que juran por el<br />
Evangelio, juran por el mismo Dios, cuya <strong>verdad</strong> se contiene y se <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ra en el Evangelio, y lo mismo los que<br />
juran por los Santos, que fueron templos <strong>de</strong> Dios 1126 , los cuales creyeron <strong>la</strong> <strong>verdad</strong> <strong>de</strong>l Evangelio, <strong>la</strong><br />
reverenciaron con toda veneración, y <strong>la</strong> propagaron muy profusamente entre los pueblos y naciones.<br />
IX. Del juramento execratorio.<br />
771. La misma razón milita en el juramento que se profiere por execración; cual es aquel <strong>de</strong> San Pablo:<br />
“Yo l<strong>la</strong>mo a Dios por testigo contra mi alma” 1127 . Porque <strong>de</strong> esta manera se sujeta uno al juicio <strong>de</strong> Dios, como<br />
vengador <strong>de</strong> <strong>la</strong> mentira. No negamos por esto, que algunas <strong>de</strong> estas fórmu<strong>la</strong>s se puedan tomar <strong>de</strong> modo, que<br />
casi no tengan fuerza <strong>de</strong> juramento. Mas, con todo eso es útil guardar también en el<strong>la</strong>s lo que se ha dicho<br />
re<strong>la</strong>tivas al juramento, y conformar<strong>la</strong>s en todo a <strong>la</strong> misma norma y reg<strong>la</strong>.<br />
X. Cuántas c<strong>la</strong>ses hay <strong>de</strong> juramento.<br />
772 Dos son <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> juramento: el primero se l<strong>la</strong>ma asertorio, y es cuando religiosamente<br />
afirmamos con él alguna cosa presente o pasada; como el Apóstol en <strong>la</strong> Epísto<strong>la</strong> a los <strong>de</strong> Ga<strong>la</strong>cia: “He aquí<br />
<strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> Dios, que no miento” 1128 .<br />
773. El segundo se l<strong>la</strong>ma promisorio, al cual se reduce también el conminatorio, y se refiere al tiempo<br />
veni<strong>de</strong>ro, cuando prometemos y confirmamos <strong>de</strong> cierto que será así alguna cosa; como fué aquel <strong>de</strong> David, que<br />
prometió jurando por su Dios y Señor a su esposa Bersabé 1129 , que su hijo Salomón sería el here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l reino y<br />
que le suce<strong>de</strong>ría.<br />
XI. Ovales son los requisitos para el legítimo juramento.<br />
774. Pero aunque basta para el juramento poner a Dios por testigo, con todo para que sea recto y santo,<br />
se requieren muchas condiciones que <strong>de</strong>ben explicarse con diligencia. Estas, según afirma San Jerónimo, <strong>la</strong>s<br />
incluye Jeremías en estas breves pa<strong>la</strong>bras: “Jurarás, vive el Señor, en <strong>verdad</strong>, juicio y justicia” 1130 . En <strong>la</strong>s<br />
cuales pa<strong>la</strong>bras breve y sumariamente comprendió todos los requisitos necesarios para <strong>la</strong> perfección <strong>de</strong>l<br />
juramento; que son <strong>verdad</strong>, juicio y justicia.<br />
XII. Cómo se prestará el juramento en <strong>verdad</strong>.<br />
775. Tiene, pues, <strong>la</strong> <strong>verdad</strong> el primer lugar en el juramento. Esta consiste en que lo que se afirma sea<br />
verda<strong>de</strong>ro, y en que el que jura juzgue que es así, no temerariamente, o movido por leves conjeturas, sino por<br />
pruebas muy ciertas. Y <strong>de</strong>l mismo modo requiere en todo y por toda <strong>la</strong> <strong>verdad</strong> el otro modo <strong>de</strong> juramento, que<br />
es al prometer alguna cosa. Pues el que <strong>la</strong> promete <strong>de</strong>be tener intención y voluntad <strong>de</strong>terminada, <strong>de</strong> que<br />
efectivamente cumplirá a su tiempo lo prometido. Porque ningún hombre <strong>de</strong> juicio se obligará jamás a hacer lo<br />
que en tien<strong>de</strong> es contrario a <strong>la</strong> voluntad y santísimas leyes <strong>de</strong> Dios, y nunca <strong>de</strong>jará <strong>de</strong> cumplir lo que una vez<br />
pudo prometer y jurar, a no ser que se cambiaran <strong>la</strong>s cosas <strong>de</strong> tal modo, y empezara a ser tal lo prometido, que<br />
si quisiera cumplir <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, y guardar lo prometido incurriría en odio y ofensa <strong>de</strong> Dios. Y que sea necesaria <strong>la</strong><br />
<strong>verdad</strong> en el juramento, lo indica también David por aquel<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras: “El que jura a su prójimo, y no le<br />
engaña” 1131 .<br />
XIII. Del juicio <strong>de</strong>l juramento, y qué no <strong>de</strong>be pedirse a los niños.<br />
776. En segundo lugar se sigue el juicio. Porque no se <strong>de</strong>be jurar temeraria e inconsi<strong>de</strong>radamente, sino<br />
con gran atención y madurez. Así, el que ha <strong>de</strong> jurar, primeramente ha <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar, si le obliga <strong>la</strong> necesidad o<br />
no, y examine con cuidado todo el asunto, si es acaso <strong>de</strong> tal importancia que parezca ser necesario el<br />
juramento. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> esto atienda al tiempo, al lugar, y observe otras muchas circunstancias que acompañan<br />
1126 ―No sabéis vosotros que sois templo <strong>de</strong> Dios y que el Espíritu <strong>de</strong> Dios mora en vosotros?‖ I, Cor. III,16.<br />
1127 “Ego testem, Deum invoco in amimam meam.” II, Coro. I, 25.<br />
1128 “Ecce coram Deo, quia non mentior.” Ga<strong>la</strong>t. I, 20.<br />
1129 ―Tu juraste, mi Señor, a tu esc<strong>la</strong>va por el Señor Dios tuyo, que Salomón, mi hijo, reinaría <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ti, y se sentaría en<br />
tu trono.‖ III, Heg. I, 17.<br />
1130 “Juraois, vivit Dominus, in veritate, et in indicio, et in iastitia.” íerem. IV, 2.<br />
1131 “Qui iurat próximo suo, et non <strong>de</strong>cipit.” Psalm. XIV,4.<br />
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