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Catecismo Romano - amor de la verdad

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V. Se indican varias c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> hurto.<br />

913. Con varios nombres se significa esta injusta usurpación y uso <strong>de</strong> lo ajeno, por <strong>la</strong> diversidad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

mismas cosas que se quitan contra <strong>la</strong> voluntad e ignorándolo los dueños. Porque si a un particu<strong>la</strong>r se quita algo<br />

a escondidas, se l<strong>la</strong>ma hurto. Si se quita lo perteneciente al público, se l<strong>la</strong>ma pecu<strong>la</strong>do. Si se roba un hombre<br />

libre o siervo ajeno, para servirse <strong>de</strong> él, se l<strong>la</strong>ma p<strong>la</strong>gio. Hurtar lo sagrado se l<strong>la</strong>ma sacrilegio. Maldad que, si<br />

bien abominable y enorme, está tan extendida, que los bienes que piadosa y sabiamente estaban <strong>de</strong>stinados,<br />

como necesarios para el culto divino, ministros <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia, y socorro <strong>de</strong> pobres, los vemos empleados en <strong>la</strong><br />

satisfacción <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ambiciones <strong>de</strong> los privados y sus perniciosas pasiones.<br />

VI. No sólo se veda, el hurto, sino también el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> hurtar.<br />

914. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l hurto o <strong>de</strong> <strong>la</strong> acción externa, se prohíbe también por esta ley <strong>de</strong> Dios el ánimo y<br />

voluntad <strong>de</strong> hurtar. Porque <strong>la</strong> ley es espiritual, y se en<strong>de</strong>reza al alma, como a fuente <strong>de</strong> los pensamientos y<br />

<strong>de</strong>terminaciones, pues como dice el Señor por San Mateo: “Del corazón salen los pensamientos malos,<br />

homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos y testimonios falsos” 1332 .<br />

VII. Por dón<strong>de</strong> podremos conocer <strong>la</strong> gravedad <strong>de</strong>l hurto.<br />

915. Que tan grave pecado sea el hurto, bastantemente lo muestra <strong>la</strong> misma razón y ley natural. Porque<br />

él es contrario a <strong>la</strong> justicia, que da a cada uno lo que es suyo. Pues <strong>la</strong>s distribuciones y asignaciones <strong>de</strong> bienes,<br />

establecidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio por <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> gentes, y confirmadas por <strong>la</strong>s leyes divinas y humanas, <strong>de</strong>ben<br />

mantenerse con toda firmeza, <strong>de</strong> suerte que tenga cada uno lo que le pertenece según <strong>de</strong>recho, a no ser que se<br />

quiera trastornar <strong>la</strong> sociedad humana. Pues como dice el Apóstol: “Ni los <strong>la</strong>drones, ni los avarientos ni los<br />

dados al vino, ni los maldicientes, ni los raptores poseerán el Reino <strong>de</strong> Dios” 1333 . Aunque lo grave y cruel <strong>de</strong><br />

esta maldad se <strong>de</strong>muestra por <strong>la</strong>s muchísimas consecuencias funestas que resultan <strong>de</strong>l hurto. Porque <strong>de</strong> ahí<br />

nacen juicios temerarios, se dicen sin reparo muchas cosas <strong>de</strong> muchos, se originan odios, se fomentan<br />

enemista<strong>de</strong>s, y algunas veces se ejecutan con<strong>de</strong>naciones injustísimas <strong>de</strong> hombres inocentes.<br />

VIII. Hay obligación precisa <strong>de</strong> restituir lo hur<strong>la</strong>do.<br />

916. ¿Qué diremos <strong>de</strong> <strong>la</strong> obligación puesta por Dios a todos, <strong>de</strong> satisfacer a quien se ha quitado alguna<br />

cosa 1 Porque como dice San Agustín: “No se perdona el pecado, si no se restituye lo quitado”. Esta restitución<br />

cuan dificultosa sea al que está ya acostumbrado a enriquecerse <strong>de</strong> lo ajeno, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> lo que cada uno observa<br />

en otros, y <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r por sí, se nos <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ra por estas pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>l Profeta Habacuc: “¡Ay <strong>de</strong><br />

aquel que multiplica <strong>la</strong>s cosas no suyas! ¿Hasta cuándo carga sobre sí lodo espeso?” 1334 . L<strong>la</strong>ma lodo espeso <strong>la</strong><br />

posesión <strong>de</strong> cosas ajenas, <strong>de</strong>l cual es dificultoso po<strong>de</strong>r salir y <strong>de</strong>senten<strong>de</strong>rse los hombres. Los modos <strong>de</strong> hurtar<br />

son tantos y tan diversos, que es obra muy ardua contarlos. Por esto será suficiente tratar <strong>de</strong> estos dos, el hurto<br />

y <strong>la</strong> rapiña; a los cuales, como a principios se reducirá lo restante que dijéremos. Y para <strong>de</strong>testarlos y apartar a<br />

los fieles <strong>de</strong> maldad tan perversa, pondrán los Párrocos cuanto cuidado y diligencia puedan. Pero pasemos a<br />

explicar <strong>la</strong>s partes y modos diversos <strong>de</strong>l hurto.<br />

IX. Cuáles sean los géneros principales <strong>de</strong> hurtos, y quiénes <strong>de</strong>ben ser tenidos por <strong>la</strong>drones.<br />

917. También son <strong>la</strong>drones los que compran cosas hurtadas, o retienen aquel<strong>la</strong>s que han sido hal<strong>la</strong>das,<br />

tomadas o quitadas <strong>de</strong> algún modo. Porque dice San Agustín: “Si hal<strong>la</strong>ste una cosa, y no <strong>la</strong> volviste, <strong>la</strong><br />

hurtaste”. Y si <strong>de</strong> ninguna manera se pue<strong>de</strong> hal<strong>la</strong>r al dueño, se <strong>de</strong>be dar a pobres. Y el que no quiere hacer esa<br />

restitución, bien muestra por el mismo hecho, que si pudiera hurtaría <strong>de</strong> cualquier parte lo que le fuese posible.<br />

918. De <strong>la</strong> misma maldad se hacen reos los que comprando o vendiendo, se valen <strong>de</strong> frau<strong>de</strong>s y pa<strong>la</strong>bras<br />

engañosos, cuyos engaños vengará el Señor.<br />

919. Pero los más inicuos y malvados en este linaje <strong>de</strong> hurtos, son los que ven<strong>de</strong>n por sanas y buenas<br />

mercancías, falsas y corrompidas; o los que engañan a los compradores en el peso, medida, número o vara.<br />

Pues en el Deuteronomio está escrito: “No tendrás en un saco diversos pesos” 1335 . Y en el Levítico: “No queráis<br />

hacer nada injusto en el juicio, en <strong>la</strong> reg<strong>la</strong>, en el peso, en <strong>la</strong> medida. El peso fiel, y <strong>la</strong>s ba<strong>la</strong>nzas iguales, <strong>la</strong><br />

1332 “De cor<strong>de</strong> enim excunt cogitationes ma<strong>la</strong>e, homidia, adulteria, fornicationes, furta, falta testimonia”. Matth., XV, 19.<br />

1333 “Neque fures, neque avari, neque ebriosi, neque maledici, neque rapaces Regnum Dei possi<strong>de</strong>bunt”. I, Cor., VI, 10.<br />

1334 “Vae ei, qui multiplieat non sua usquequo, et aggravat contra se <strong>de</strong>nsum lutum?” Habacuc, II, 6.<br />

1335 “Non habebis in sacculo diversa pon<strong>de</strong>ra”. Deut, XXV, 13.<br />

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