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Catecismo Romano - amor de la verdad

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Cuarto artículo <strong>de</strong>l Credo<br />

PADECIÓ BAJO EL PODER DE PONCIO PILATO,<br />

FUE CRUCIFICADO, MUERTO Y SEPULTADO<br />

INTRODUCCIÓN AL CAPÍTULO<br />

[1] El conocimiento <strong>de</strong> este artículo es necesario (I Cor. 2 2.) para que los fieles, movidos por el<br />

recuerdo <strong>de</strong> tan gran beneficio, se entreguen a <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ción <strong>de</strong>l <strong>amor</strong> y bondad <strong>de</strong> Dios para con nosotros.<br />

Su significado es el siguiente: que Cristo nuestro Señor fue crucificado cuando Poncio Pi<strong>la</strong>to gobernaba <strong>la</strong><br />

Ju<strong>de</strong>a, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido apresado, escarnecido y objeto <strong>de</strong> varias c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> infamias y tormentos; y que<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> crucificado, realmente murió y fue sepultado.<br />

«Pa<strong>de</strong>ció»<br />

[2] Cada una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s dos naturalezas <strong>de</strong> Cristo conservó sus propieda<strong>de</strong>s; por eso, aunque su naturaleza<br />

divina permaneció impasible e inmortal, su naturaleza humana fue pasible y mortal, y así pudo pa<strong>de</strong>cer los<br />

tormentos mencionados, no sólo en su cuerpo, sino también en su alma (Mt. 26 38.).<br />

«Debajo <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Poncio Pi<strong>la</strong>to»<br />

[3] Se seña<strong>la</strong> esta circunstancia por dos motivos: • el primero, porque el conocimiento <strong>de</strong> un hecho tan<br />

importante y necesario pue<strong>de</strong> adquirirse más fácilmente, si se <strong>de</strong>termina el tiempo en que sucedió; • el<br />

segundo, para mostrar cumplida <strong>la</strong> profecía <strong>de</strong>l Salvador, <strong>de</strong> que iba a ser entregado a los gentiles para ser<br />

escarnecido, azotado y crucificado (Mt. 20 19.).<br />

«Fue crucificado»<br />

[4] El Salvador eligió sin duda el género <strong>de</strong> muerte que más convenía para <strong>la</strong> re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l linaje<br />

humano, aunque fuese también el más afrentoso e indigno, tanto entre los gentiles, pues estaba reservado a los<br />

esc<strong>la</strong>vos, como entre los judíos, pues <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> Moisés <strong>de</strong>c<strong>la</strong>raba maldito al que era colgado <strong>de</strong> un ma<strong>de</strong>ro (Deut.<br />

21 23; Gal. 3 13.). Entre <strong>la</strong>s muchas razones con que los Santos Padres explicaron <strong>la</strong> conveniencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte<br />

<strong>de</strong> Cruz, tenemos dos: • Cristo quiso ser «maldito» por nosotros, para que nosotros alcancemos <strong>la</strong> bendición<br />

<strong>de</strong> Dios; • Dios <strong>de</strong>cretó que «<strong>de</strong> don<strong>de</strong> había salido <strong>la</strong> muerte, <strong>de</strong> allí mismo renaciese <strong>la</strong> vida, y que el que en<br />

un árbol había vencido [a nuestros primeros padres], en un árbol fuese vencido por Jesucristo nuestro Señor»<br />

(Prefacio <strong>de</strong> <strong>la</strong> Santa Cruz.).<br />

[5] Los fieles <strong>de</strong>ben saber bien los puntos principales <strong>de</strong> este misterio <strong>de</strong> <strong>la</strong> Cruz, que se juzgan más<br />

necesarios para confirmar <strong>la</strong> <strong>verdad</strong> <strong>de</strong> nuestra fe, pues <strong>la</strong> religión y <strong>la</strong> fe cristiana se apoyan en este artículo<br />

como en seguro fundamento, y fijo éste, fácilmente se establecen los <strong>de</strong>más. En efecto: • el misterio <strong>de</strong> <strong>la</strong> Cruz<br />

es el más difícil <strong>de</strong> creer; • pero es también el que mejor manifiesta <strong>la</strong> sabiduría <strong>de</strong> Dios: no habiendo los<br />

hombres conocido a Dios por <strong>la</strong> sabiduría humana, quiso Dios salvarlos por <strong>la</strong> locura <strong>de</strong> <strong>la</strong> Cruz (I Cor. 1 21.);<br />

• por eso, Dios lo anunció en el Antiguo Testamento por medio <strong>de</strong> figuras (Abel, el sacrificio <strong>de</strong> Isaac, el<br />

cor<strong>de</strong>ro pascual, <strong>la</strong> serpiente <strong>de</strong> bronce) y por medio <strong>de</strong> profecías (entre <strong>la</strong>s que sobresalen el Salmo 21 y el<br />

capítulo 53 <strong>de</strong> Isaías); • y por eso también los Apóstoles <strong>de</strong>dicaron todos sus esfuerzos y sus afanes en someter<br />

a los hombres a <strong>la</strong> potestad y obediencia <strong>de</strong>l Crucificado.<br />

«Muerto»<br />

[6] Es una <strong>verdad</strong> <strong>de</strong> fe que Jesucristo murió verda<strong>de</strong>ramente en <strong>la</strong> Cruz, ya que todos los Evangelistas<br />

convienen en que expiró, y porque siendo verda<strong>de</strong>ro y perfecto Hombre, podía morir. A<strong>de</strong>más, era conveniente<br />

que Cristo muriera, para <strong>de</strong>struir por su muerte al que tenía el imperio <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte, el diablo, y para librar <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> muerte a los que el diablo mantenía en servidumbre (Heb. 2 10, 14-15.). Así, cuando <strong>de</strong>cimos que Jesucristo<br />

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