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Primer informe regional sobre la implementación del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo

El propósito de este informe es dar cuenta del avance en la implementación de las medidas prioritarias del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo en América Latina y el Caribe, observando asimismo las heterogeneidades que existen entre los países de la región en cuanto al grado de implementación. Al resaltar experiencias nacionales relevantes, se busca facilitar el intercambio de buenas prácticas entre países a fin de que puedan beneficiarse mutuamente en su esfuerzo para avanzar en el cumplimiento de las medidas del Consenso de Montevideo.

El propósito de este informe es dar cuenta del avance en la implementación de las medidas prioritarias del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo en América Latina y el Caribe, observando asimismo las heterogeneidades que existen entre los países de la región en cuanto al grado de implementación. Al resaltar experiencias nacionales relevantes, se busca facilitar el intercambio de buenas prácticas entre países a fin de que puedan beneficiarse mutuamente en su esfuerzo para avanzar en el cumplimiento de las medidas del Consenso de Montevideo.

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<strong>Primer</strong> <strong>informe</strong> <strong>regional</strong> <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> <strong>implementación</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Consenso</strong> <strong>de</strong> Montevi<strong>de</strong>o <strong>sobre</strong> Pob<strong>la</strong>ción y <strong>Desarrollo</strong><br />

Capítulo III<br />

que el 58% <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s personas que vivían con el VIH estaban siendo tratadas. Por tanto, ONUSIDA (2017)<br />

afirma que es necesario acelerar los esfuerzos para alcanzar a quienes todavía no reciben tratamiento porque<br />

no se les ha <strong>de</strong>tectado <strong>la</strong> infección. A<strong>de</strong>más, entre los que reciben tratamiento, un 79% ha conseguido <strong>la</strong><br />

supresión viral. No obstante, ONUSIDA (2017, pág. 133) informa que los niveles más bajos <strong>de</strong> adherencia<br />

al tratamiento se encuentran entre <strong>la</strong>s trabajadoras sexuales, <strong>la</strong>s personas que usan drogas y los hombres<br />

homosexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres. Por tanto, hace falta llegar a los grupos cuya<br />

retención en los servicios es baja <strong>de</strong>bido a <strong>la</strong> estigmatización y <strong>la</strong> discriminación. Las cifras correspondientes<br />

al objetivo 90-90-90 en el Caribe son <strong><strong>de</strong>l</strong> 64%, el 81% y el 67%, respectivamente, lo que pone <strong>de</strong> relieve <strong>la</strong><br />

necesidad <strong>de</strong> aumentar <strong>la</strong> <strong>de</strong>tección y <strong>la</strong> adherencia a los programas <strong>de</strong> tratamiento en esta región.<br />

En los <strong>informe</strong>s nacionales, <strong>la</strong> gran mayoría los países menciona el esfuerzo realizado para alcanzar el objetivo<br />

90-90-90, incluidas <strong>la</strong>s acciones para disminuir el estigma <strong>de</strong> <strong>la</strong>s personas con VIH y <strong>la</strong> discriminación contra<br />

el<strong>la</strong>s, que son gran<strong>de</strong>s barreras para lograr dicho objetivo en 2020. Por ejemplo, algunos países llevaron a cabo<br />

encuestas para conocer mejor <strong>la</strong>s barreras <strong>de</strong> acceso al diagnóstico y el tratamiento <strong><strong>de</strong>l</strong> VIH, como informa<br />

el Gobierno <strong><strong>de</strong>l</strong> Paraguay (2018). También el Gobierno <strong>de</strong> Saint Kitts y Nevis (2018) informa que se realizó una<br />

encuesta entre los trabajadores <strong>de</strong> <strong>la</strong> salud y, como resultado, se estableció un código <strong>de</strong> conducta para los<br />

profesionales <strong>de</strong> <strong>la</strong> salud. Por otra parte, se reconocen algunos obstáculos que aún existen en los servicios<br />

para <strong>la</strong> administración <strong><strong>de</strong>l</strong> tratamiento; entre ellos, <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> notificar a los padres o responsables para<br />

iniciar el tratamiento antirretroviral en el caso <strong>de</strong> los menores <strong>de</strong> edad, como se menciona en el <strong>informe</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

Gobierno <strong>de</strong> Antigua y Barbuda (2018).<br />

b) Salud reproductiva<br />

i) Comportamiento y preferencias reproductivas<br />

La transición <strong>de</strong> <strong>la</strong> fecundidad en los países <strong>la</strong>tinoamericanos y caribeños, que se <strong>de</strong>scribió sucintamente<br />

en el inicio <strong>de</strong> este <strong>informe</strong>, ocurrió en diferentes contextos sociales, económicos y políticos, y a velocida<strong>de</strong>s<br />

e intensida<strong>de</strong>s distintas. No obstante, en todos los países, dicha transición estaba re<strong>la</strong>cionada con cambios<br />

profundos en el comportamiento sexual y reproductivo <strong>de</strong> <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción, que <strong>de</strong> una forma u otra buscaba<br />

realizar sus preferencias reproductivas. Después <strong>de</strong> que comenzara a caer <strong>la</strong> mortalidad infantil, el mayor<br />

número <strong>de</strong> hijos <strong>sobre</strong>vivientes impulsó <strong>la</strong> <strong>de</strong>manda por regu<strong>la</strong>r el número <strong>de</strong> hijos nacidos vivos. En aquel<br />

momento, los medios disponibles para regu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> fecundidad en <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> los países, principalmente entre<br />

<strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción más pobre, estaban basados en métodos anticonceptivos tradicionales y poco eficaces, lo que<br />

daba lugar a un alto número <strong>de</strong> interrupciones voluntarias <strong><strong>de</strong>l</strong> embarazo, como ha quedado documentado<br />

en varias encuestas (CELADE/CFSC, 1972; Simmons, Conning y Vil<strong>la</strong>, 1982). Dichas interrupciones muchas<br />

veces se realizaban <strong>de</strong> manera insalubre y con una elevada mortalidad materna.<br />

Por cierto, este escenario ha cambiado, <strong>sobre</strong> todo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> disponibilidad <strong>de</strong> métodos anticonceptivos<br />

mo<strong>de</strong>rnos y <strong>de</strong> <strong>la</strong> aprobación <strong>de</strong> políticas y programas <strong>de</strong> p<strong>la</strong>nificación familiar, que tienen por objeto garantizar<br />

el acceso <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s mujeres y niñas a estos métodos. En <strong>la</strong> actualidad, con una tasa <strong>de</strong> fecundidad cercana<br />

al reemp<strong>la</strong>zo en <strong>la</strong> gran mayoría <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> <strong>la</strong> región, se podría inferir que <strong>la</strong>s necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> p<strong>la</strong>nificación<br />

familiar están satisfechas, en línea con <strong>la</strong>s directrices que se p<strong>la</strong>ntearon en <strong>la</strong> CIPD en 1994. También se<br />

podría inferir que los embarazos ocurren <strong>de</strong> manera p<strong>la</strong>neada, en el tiempo y el número <strong>de</strong>seados, y que <strong>la</strong><br />

mortalidad materna y el aborto inseguro ya no son problemas en los países, para ninguna parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción.<br />

Sin embargo, en 2013, los países <strong>de</strong> <strong>la</strong> región reconocieron que esas inferencias eran <strong>de</strong>masiado optimistas,<br />

puesto que el acceso universal a <strong>la</strong> salud sexual y reproductiva no era una realidad para toda <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción<br />

en su territorio y los <strong>de</strong>rechos sexuales y reproductivos no estaban totalmente garantizados. Por ello, varias<br />

medidas prioritarias <strong><strong>de</strong>l</strong> capítulo D <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Consenso</strong> <strong>de</strong> Montevi<strong>de</strong>o <strong>sobre</strong> Pob<strong>la</strong>ción y <strong>Desarrollo</strong> apuntan a lograr<br />

efectivamente estas aspiraciones.<br />

A<strong>de</strong>más, en un contexto <strong>de</strong> baja fecundidad, cuando se esperaría una mayor convergencia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tasas<br />

en todos los segmentos pob<strong>la</strong>cionales, los diferenciales <strong>de</strong> fecundidad por nivel socioeconómico y territorial<br />

están aún muy presentes en <strong>la</strong> región. Esto reve<strong>la</strong> problemas <strong>de</strong> realización <strong>de</strong> <strong>la</strong>s preferencias reproductivas<br />

que <strong>de</strong>mandan políticas públicas diferenciadas. Por un <strong>la</strong>do, se incumplen los <strong>de</strong>rechos reproductivos <strong>de</strong> una<br />

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