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Primer informe regional sobre la implementación del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo

El propósito de este informe es dar cuenta del avance en la implementación de las medidas prioritarias del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo en América Latina y el Caribe, observando asimismo las heterogeneidades que existen entre los países de la región en cuanto al grado de implementación. Al resaltar experiencias nacionales relevantes, se busca facilitar el intercambio de buenas prácticas entre países a fin de que puedan beneficiarse mutuamente en su esfuerzo para avanzar en el cumplimiento de las medidas del Consenso de Montevideo.

El propósito de este informe es dar cuenta del avance en la implementación de las medidas prioritarias del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo en América Latina y el Caribe, observando asimismo las heterogeneidades que existen entre los países de la región en cuanto al grado de implementación. Al resaltar experiencias nacionales relevantes, se busca facilitar el intercambio de buenas prácticas entre países a fin de que puedan beneficiarse mutuamente en su esfuerzo para avanzar en el cumplimiento de las medidas del Consenso de Montevideo.

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Capítulo III<br />

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)<br />

Casi <strong>la</strong> totalidad <strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo no remunerado está re<strong>la</strong>cionado con tareas domésticas y <strong>de</strong> cuidados, o sea que<br />

se trata <strong>de</strong> trabajo vincu<strong>la</strong>do a <strong>la</strong> reproducción. La disminución <strong>de</strong> <strong>la</strong> cantidad <strong>de</strong> niños y niñas en los hogares,<br />

con el <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> <strong>la</strong> fecundidad, y el acceso a transporte y servicios <strong>de</strong> cuidados son factores <strong>de</strong>terminantes<br />

en <strong>la</strong> carga <strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo reproductivo y <strong>la</strong>s horas <strong>de</strong>dicadas a estas tareas. Sin embargo, el cambio <strong>de</strong> estructura<br />

etaria y el envejecimiento pob<strong>la</strong>cional, a<strong>de</strong>más <strong><strong>de</strong>l</strong> aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong> longevidad, actúan para aumentar <strong>la</strong>s horas<br />

<strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> cuidados que, por lo general, también son una responsabilidad asignada socialmente <strong>la</strong>s mujeres.<br />

Por lo tanto, es esencial contar con políticas y acciones que cump<strong>la</strong>n con <strong>la</strong>s medidas prioritarias 53 y 61<br />

para cambiar <strong>la</strong> situación <strong>de</strong>sigual que todavía se constata en <strong>la</strong> región y que tien<strong>de</strong> a agravarse con el rápido<br />

proceso <strong>de</strong> envejecimiento pob<strong>la</strong>cional 112 .<br />

En este sentido, en cuanto a <strong>la</strong> distribución <strong>de</strong> <strong>la</strong> carga <strong><strong>de</strong>l</strong> cuidado, los cambios necesarios para eliminar<br />

estas <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s respecto <strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo no remunerado se expresan en dos ámbitos. Por una parte, son<br />

necesarias transformaciones que puedan acercar <strong>de</strong> manera activa a los hombres al cuidado, ya que los roles y<br />

cargas en el ámbito privado no han cambiado en concordancia con <strong>la</strong> participación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mujeres en el espacio<br />

público. Por <strong>la</strong> otra, hay que fomentar el reconocimiento y <strong>la</strong> valoración <strong><strong>de</strong>l</strong> aporte económico que el trabajo<br />

no remunerado vincu<strong>la</strong>do al cuidado supone para <strong>la</strong>s economías, construyendo cuentas satélites <strong>de</strong> este tipo<br />

<strong>de</strong> trabajo en el marco <strong><strong>de</strong>l</strong> Sistema <strong>de</strong> Cuentas Nacionales (SCN), como indica <strong>la</strong> medida prioritaria 64 <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

<strong>Consenso</strong> <strong>de</strong> Montevi<strong>de</strong>o <strong>sobre</strong> Pob<strong>la</strong>ción y <strong>Desarrollo</strong>, que, reconociendo su carácter productivo, establece<br />

<strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong>: “consi<strong>de</strong>rar <strong>la</strong> medición <strong>de</strong> <strong>la</strong> economía <strong><strong>de</strong>l</strong> cuidado a través <strong>de</strong> encuestas especializadas y<br />

<strong>la</strong> formu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> cuentas satélites <strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo no remunerado y su incorporación en el sistema <strong>de</strong> cuentas<br />

nacionales” (CEPAL, 2013b, pág. 24).<br />

En este ámbito, algunos países <strong>de</strong> <strong>la</strong> región (Colombia, Ecuador, Guatema<strong>la</strong>, México y Perú) presentan<br />

avances al incorporar cuentas satélites <strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo no remunerado <strong>de</strong> los hogares para dar visibilidad al aporte <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

trabajo <strong>de</strong> los hogares a <strong>la</strong> economía, o por lo menos cuantificarlo. Entretanto, algunos países que presentaron<br />

<strong>informe</strong>s mencionan que hay proyectos en <strong>de</strong>sarrollo en este sentido, como se explicita directamente en el<br />

<strong>informe</strong> <strong>de</strong> Panamá, don<strong>de</strong> se indica que ya se realizó una encuesta <strong>de</strong> uso <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo, pero que hace falta llevar<br />

a cabo otra investigación simi<strong>la</strong>r para permitir <strong>la</strong> formu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> cuentas satélites <strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo no remunerado, o<br />

en el <strong>de</strong> Jamaica, don<strong>de</strong> se mencionan avances en <strong>la</strong> formación <strong>de</strong> capacida<strong>de</strong>s y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un estudio<br />

piloto. Por lo tanto, estamos ante un tema que necesita <strong>de</strong> esfuerzos metodológicos y <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> datos<br />

en todos los países, pues “el camino no siempre ha sido fácil, ya que se requiere un lenguaje común que<br />

permita romper <strong>la</strong>s <strong>de</strong>sconfianzas institucionales, fortalecer <strong>la</strong>s capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong>s instituciones involucradas<br />

y apropiarse <strong><strong>de</strong>l</strong> proceso y <strong>de</strong> los resultados para su difusión y uso” (CEPAL, 2017b, pág. 207).<br />

Otra manera <strong>de</strong> apreciar <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre horas trabajadas remuneradas y no remuneradas, para <strong>la</strong>s mujeres<br />

y los hombres, consiste en analizar el porcentaje <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo que hombres y mujeres <strong>de</strong>dican al trabajo no<br />

remunerado. En el gráfico III.19 se presenta el indicador <strong>de</strong> tiempo <strong>de</strong>dicado al trabajo doméstico y <strong>de</strong> cuidado<br />

no remunerado en 14 países <strong>de</strong> América Latina. In<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> <strong>la</strong>s variaciones en el total <strong>de</strong> horas <strong>de</strong><br />

trabajo <strong>de</strong>c<strong>la</strong>radas en cada país, se pue<strong>de</strong> analizar cómo se da <strong>la</strong> división <strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo doméstico y <strong>de</strong> cuidados<br />

en <strong>la</strong> región. En 7 <strong>de</strong> los 14 países analizados, <strong>la</strong>s mujeres <strong>de</strong> 15 años o más <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ran <strong>de</strong>dicar, en promedio,<br />

más <strong><strong>de</strong>l</strong> 20% <strong>de</strong> su tiempo diario al trabajo vincu<strong>la</strong>do a quehaceres domésticos y cuidados no remunerados,<br />

lo que correspon<strong>de</strong> a 3,5 horas por día. El tiempo correspondiente para los hombres es menos <strong><strong>de</strong>l</strong> 10%.<br />

La <strong>sobre</strong>carga <strong>de</strong> trabajo no remunerado <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mujeres y, en consecuencia, su menor <strong>de</strong>dicación <strong>de</strong><br />

tiempo al trabajo remunerado actúan como barrera para que puedan participar en igualdad <strong>de</strong> condiciones<br />

en el mercado <strong>la</strong>boral y, <strong>de</strong> hecho, son obstáculos para su participación en otras esferas públicas, como el<br />

ámbito <strong>de</strong> toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones. De esta manera, <strong>la</strong> <strong>de</strong>sproporción en horas <strong>de</strong> trabajo no remunerado <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

mujeres restringe el acceso a recursos económicos que les permitan mayores grados <strong>de</strong> autonomía e incluso<br />

112<br />

La medida prioritaria 53 dice: “Desarrol<strong>la</strong>r y fortalecer <strong>la</strong>s políticas y servicios universales <strong>de</strong> cuidado que estén basados en los estándares más altos <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>rechos humanos, con perspectiva <strong>de</strong> igualdad <strong>de</strong> género y generacional, que promuevan <strong>la</strong> prestación compartida entre el Estado, el sector privado, <strong>la</strong> sociedad<br />

civil, <strong>la</strong>s familias y los hogares, así como entre hombres y mujeres, y que faciliten el diálogo y <strong>la</strong> coordinación entre todas <strong>la</strong>s partes involucradas” (CEPAL, 2013b,<br />

pág. 23). La medida prioritaria 61 dice: “Garantizar <strong>la</strong> corresponsabilidad <strong><strong>de</strong>l</strong> Estado, el sector privado, <strong>la</strong> comunidad, <strong>la</strong>s familias, <strong>la</strong>s mujeres y los hombres en<br />

el trabajo doméstico y <strong>de</strong> cuidado no remunerado, integrando el cuidado en los sistemas <strong>de</strong> protección social, mediante prestaciones, servicios y beneficios que<br />

maximicen <strong>la</strong> autonomía y garanticen los <strong>de</strong>rechos, <strong>la</strong> dignidad, el bienestar y el disfrute <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo libre para <strong>la</strong>s mujeres” (CEPAL, 2013b, pág. 24).<br />

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