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María de los Dolores Vargas Oliva
El sueño americano: Una ilusión inalcanzable para la mujer judía inmigrante
de la época. Horatio Algers es un perfecto ejemplo de autor de este tipo de ficción. 2
Escritor de literatura juvenil, Algers ofrecía una formulación del sueño americano
como rags to riches en sus novelas que fueron muy populares durante la segunda
mitad del siglo XIX. Una de sus obras, Ragged Dick (1868), refleja con bastante
sentido de humor la historia de Dick, un muchacho limpiabotas, a quien el destino y
su trabajo convierten en un joven adinerado y de buena educación, como si se
tratara de un cuento de hadas. En el transcurso de la acción, Dick conoce a varios
hombres mayores que relatan cómo consiguieron realizar el sueño americano; uno
de ellos, no sin falsa modestia, se lo explica al joven:
'I hope, my lad, you will prosper and rise in the world. You know in this
free country poverty in early life is no bar to a man´s advancement. I
haven´t risen very high myself', he added, with a smile, 'but have met with
moderate success in life; yet there was a time when I was as poor as
you.' 3
La clave del éxito de los protagonistas de Algers consiste en una especie de
voluntad de lucha, unida a una gran dosis de amor y dedicación al trabajo.
Indiscutiblemente, América parecía ser el lugar donde los milagros existían, al
menos en los libros de Horatio Algers. 4
Sin embargo, la imagen mítica de América poseía un lado oscuro que
ensombrecía el optimismo económico, político y social de la época. De esta manera,
la imaginación renacentista europea fabricó monstruos humanos y animales, tierras
infernales o catástrofes naturales inauditas que venían a simbolizar el miedo a lo
inexplicable, lo anormal, cruel o salvaje , en resumen: el miedo a lo desconocido.
No obstante, este lado negativo de la Arcadia no sólo no se desvanecería con el
tiempo, sino que sería heredado por escritores norteamericanos como Herman
Melville o Edgar Allan Poe, quienes lo reflejaron en sus obras. 5
Tras intentar delimitar en lo posible este mito como mezcla de realidad e
imaginación, nos disponemos a concretar las diversas formas que toma éste en la
vida y obra de Yezierska para poder demostrar la tesis de que ni la misma autora ni
otras mujeres, inmigrantes como ella, lograron formar parte del sueño americano.
Para ello hay que decir que el mito americano toma dos vertientes distintas pero a la
vez íntimamente ligadas entre sí, que son por un lado, el ideal abstracto de belleza
del espíritu americano, místico e inaprensible en su esencia y, por otro, la
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