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María de los Dolores Vargas Oliva
El sueño americano. Una ilusión inalcanzable para la mujer judía inmigrante
wavered speechless." 10
1.2. Las duras condiciones del mundo laboral
Tras esta introducción, defenderé la hipótesis de que las duras condiciones de
trabajo en las grandes fábricas urbanas obstaculizaban la realización de las metas
de las jóvenes inmigrantes. En el desarrollo de mi argumento atenderé a tres
aspectos distintos del mundo empresarial y laboral norteamericano, como son la
expansión de la industria textil, los orígenes de la organización sindical y el papel
desempeñado por las activistas proletarias entre los siglos XIX y principios del XX.
Hemos apuntado con anterioridad que el crecimiento económico provocó un
incremento en la demanda de mano de obra, tanto cualificada como no cualificada,
en los grandes centros urbanos; lo que constituye un claro reflejo de la teoría de
Carl Marx sobre el condicionamiento económico de la realidad social. 11 Este período
coincidió con los años de más inmigración de judíos procedentes de Europa del
este; tanto fue así que éstos superaron en número a los irlandeses, ingleses y
alemanes que habían llegado a Nueva York en años anteriores. Debo hacer
hincapié en el hecho de que junto a la creación de mano de obra, la industria textil
fomentó la constitución de un empresariado inmigrante judío. De esta manera,
pronto surgieron pequeñas y medianas empresas textiles, que por su menor tamaño
y volumen de producción, eran más competitivas y adaptables a la inestabilidad de
las condiciones del mercado que los grandes y anquilosados monopolios.
Sin embargo, los inmigrantes judíos, en su mayoría campesinos y artesanos,
desconocían el proceso de fabricación industrial. Esto se debía al hecho de que si
bien en la antigua Rusia la actividad textil había sido generalmente artesanal, esto
es, cada empleado era responsable del proceso de producción de un objeto hasta
completarlo y conocía bien su oficio, por el contrario en Norteamérica el trabajo
estaba totalmente mecanizado, permitiendo la rápida producción en masa de miles
de artículos. Como consecuencia, la rapidez de la producción sustituyó la
satisfacción por la calidad del trabajo bien hecho en el nuevo país. Comprendemos
ahora por qué las fábricas dejaron de necesitar en sus plantillas a artesanos
expertos, que por otro lado, resultaban más caros. 12 Me parece adecuado el
planteamiento de Rosemarie Tong, quien en su revisión de las tesis marxistas de
Carl Marx, Robert Heilbroner y Allen Wood, argumenta que
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