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María de los Dolores Vargas Oliva
El sueño americano: Una ilusión inalcanzable para la mujer judía americana
Las socialistas pretendían influir en sus compañeros varones para que
reconocieran sus derechos como mujeres inmigrantes y abandonaran su postura,
tradicionalmente misógina, lo que no debe ser entendido como feminismo, al menos
en el sentido que las feministas blancas norteamericanas le dieron al término.
Como hemos señalado arriba, la creación de un concepto de feminidad judía
inmigrante es el resultado de una reflexión profunda sobre la adaptación de la joven
extranjera a la realidad norteamericana. Si bien un importante sector de las
inmigrantes judías se integró en organizaciones de mujeres blancas como The
Women´s Trade Union League, en general, estas mujeres forjaron, una identidad
judía inmigrante, que conjugaba aspectos tradicionales rusos y aspectos culturales
nuevos. Interesa destacar aquí el carácter unificador de las activistas inmigrantes
que se unían a sus compañeros en la causa de la clase trabajadora. 56 Sin embargo,
las mujeres de clase media al politizar su papel como guardianes de la moral
nacional, se habían escindido de los demás colectivos femeninos (mujeres negras,
inmigrantes y blancas pobres) y también de las organizaciones masculinas.
Diversos factores influyeron en la creación de la imagen de la New Woman
inmigrante. En primer lugar, el trabajo fuera del hogar y los sindicatos ofrecían a las
jóvenes posibilidades de socialización y asimilación a la cultura estadounidense,
además de encontrar el apoyo de sus compañeras. En segundo lugar, la educación
abría las puertas a otras profesiones mejor consideradas, aunque no demasiado
remuneradas como ocurría con las maestras. En tercer lugar, la forma de vestirse
que adoptaron ofrecía un aspecto americanizado. Y en cuarto y último lugar, las
duras condiciones de vida contribuyeron a forjar, en mi opinión, un carácter fuerte y
luchador. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos y buenas intenciones de las
jóvenes no hemos de olvidar que fueron excluidas del sueño americano.
Las posibilidades ofrecidas por los sindicatos para la socialización de hombres
y mujeres inmigrantes eran numerosas, aún si tenemos en cuenta que algunas
asociaciones sindicales cerraban sus puertas al sexo femenino. Entre la oferta de
actividades recreativas y educativas que los sindicatos ofrecían a sus miembros,
había clases de inglés, bailes, conciertos, etc, que ponían en contacto a hombres y
mujeres. Esto contribuyó, en gran medida, a definir el concepto de mujer judía
inmigrante como ser social con responsabilidades tanto fuera como dentro del
hogar.
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