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María de los Dolores Vargas Oliva
El sueño americano: Una ilusión inalcanzable para la mujer judía americana
consumista. Andrew R. Heinze enfatiza la importancia psicológica que el consumo
de bienes materiales supuso para los inmigrantes judíos. Para Heinze, el deseo
psicológico de posesión material constituye, con frecuencia, una extensión del ser,
en tanto que los objetos contribuyen a la reafirmación de la personalidad y, en
consecuencia, su pérdida puede desencadenar verdadero sufrimiento. De otra
parte, el consumo era más fácil de asimilar que el inglés o la decisión de votar:
representaba una de las herramientas más eficaces en la elaboración de la nueva
identidad. Y servía, además, como símbolo de los valores democráticos que el país
representaba ya que otorgaba a todos la misma categoría de consumidor. 18
En realidad, los inmigrantes europeos judíos encontraron no sólo una gran
cantidad de nuevos productos sino, también, maneras novedosas de consumirlos.
Los judíos, a diferencia de otros recién llegados, como por ejemplo los chinos,
sabían que permanecerían en el país indefinidamente y, por ello, rápidamente
procuraron identificarse con los consumidores norteamericanos. La próspera
economía norteamericana ofrecía a los más emprendedores unas condiciones
inmejorables para hacer fortuna por medio del comercio y de la industria en las
grandes ciudades. Con objeto de potenciar el gasto, los comerciantes idearon un
nuevo sistema de compra a plazos que permitía la rápida adquisición de bienes de
consumo que los clientes podían pagar después de forma gradual.
En la evolución de la religión en el nuevo país, la ética consumista ocupó un
lugar importante. A este respecto, la Pascua Judía, que reunía a los padres
inmigrantes con sus hijos americanizados, sufrió una interesante transformación. El
lujo moderado que acompañaba a la celebración religiosa tenía originariamente un
sentido litúrgico al distinguir el día de culto del resto del año. Sin embargo, el lujo
asociado a ella evolucionó hasta convertirse en símbolo de la fe en el progreso
económico, por lo que, inevitablemente, el sentido religioso de la fiesta se fue
perdiendo a juicio de Heinze. 19
Pero veamos qué tiene que decir nuestra escritora respecto al tema del
consumismo. Yezierska intuye, con su característica agudeza, que el deseo de
gastar crea nuevas necesidades que no se satisfacen, realmente, con la compra del
producto, ya que como explica su personaje Sarah: "the more people get, the more
they want. And more and more we wanted more things and really needed more
things the more we got them." 20 Sin embargo, la madre de la joven protagonista de
Bread Givers lanza un grito de protesta afirmando que los objetos producidos en
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