i INDICE Página Introducción iv Notas x Capítulo I. Anzia Yezierska ...

The school brought in very little, for it was mainly attended by poor
children from the neighbourhood whose parents could afford to pay only
half-fees. True, a committee of rich Jewish Ladies who moved in Polish
circles privately supported the school. 22
Las escuelas judías recibían el nombre de cheder, para la enseñanza primaria,
y yeshivah, para la secundaria. El melamed era el director y único maestro de la
cheder que era privada y se financiaba con el dinero que cada melamed recogía de
los padres de sus alumnos, cantidad escasa por lo general. Había padres que no
podían pagar siquiera esa exigua suma por lo que sus hijos iban a otras escuelas,
sufragadas por la comunidad y llamadas Talmud Torahs, o, en su defecto, se
recaudaban fondos para enviar al niño a la cheder de una provincia cercana porque
todos los niños varones debían recibir una educación religiosa. Tras finalizar el
equivalente de los estudios primarios, el joven ingresaba en la yeshivah. Aquí los
estudiantes aprendían Religión, Derecho, Etica, Teología y Filosofía bajo la
supervisión de un religioso sabio de la comunidad. A pesar de que la mayoría de los
estudiantes judíos carecían de los medios para continuar estudiando a tiempo
completo después de la adolescencia, algunos conseguían el patrocinio de un
benefactor pudiente, o se casaban con ricas herederas o viudas. En estos últimos
casos, la esposa o el suegro mantenía económicamente al joven estudiante hasta
terminar sus estudios religiosos. La comunidad, por su parte, proporcionaba
gratuitamente, en algunos casos, los medios que garantizaban al estudiante un
hogar y una comida diaria ("eating days").
Es interesante destacar la paradójica aceptación que la escuela secular
norteamericana tuvo entre los inmigrantes judíos. Mientras la pública rusa era
abiertamente rechazada por sus prácticas discriminatorias con niños y profesores
judíos, los padres inmigrantes contemplaban la educación estatal norteamericana
como la clave del éxito de sus hijos. En este contexto, la asimilación de los niños
extranjeros era inevitable. He apuntado la existencia de judíos, más o menos
rusificados, que al emigrar a los Estados Unidos comenzaron a enseñar en las
escuelas públicas contribuyendo a la asimilación de sus compatriotas. Tal era el
caso del escritor judío Abraham Cahan, editor del períodico en yiddish The Forward
y profesor en una escuela nocturna de Nueva York desde 1885. No sólo contribuiría
a la maleabilidad de la comunidad judía inmigrante esta minoría de judíos
asimilados, sino también el hecho de que la gran masa de inmigrantes había
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