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María de los Dolores Vargas Oliva
El sueño americano. Una ilusión inalcanzable para la mujer judía inmigrante
la mujer trabajadora de origen inmigrante impidió que ésta realizara sus
expectativas, a diferencia de muchos de sus compañeros varones. Las causas
fundamentales que desencadenaron esta situación fueron cuatro: en primer lugar,
la supervivencia de la tradición judía en el contexto estadounidense, que afectó con
especial intensidad al conjunto de mujeres inmigrantes de origen judío; en segundo
lugar, la dependencia económica de las esposas respecto de los maridos; en tercer
lugar, la pobre educación recibida por la mujer norteamericana; y, por último, la
exclusión femenina, en definitiva, de la esfera del poder.
Comenzaré estudiando la manera en la que la herencia judía inmigrante actúa
en las vidas de los personajes de Cahan y Yezierska, para continuar con otros
factores condicionantes del fracaso del sueño americano, no específicos de la mujer
judía inmigrante, pero que por supuesto también la afectaron. La mujer trabajadora
difícilmente pudo acceder al sueño americano cuyas vías eran normalmente la
educación, el matrimonio o el ascenso en el trabajo; en cambio, los hombres
parecían tener más ventajas en el logro de sus ambiciones al disponer de mayor
autonomía, permisibilidad social y, en muchos casos, un nivel cultural más alto que
las mujeres.
Sin embargo, el sueño americano aparece en las novelas de algunos
escritores varones emigrantes de la época como una ilusión, un objeto de deseo,
una falsa expectativa que no llega a ser realizada. Para defender mi hipótesis
tomaré como ejemplo la novela de Abraham Cahan, The Rise of David Levinsky,
que el lector recordará de páginas anteriores, para demostrar que, al igual que
Yezierska, este autor no creía en la posibilidad de que la protagonista alcanzase el
sueño americano.
David Levinsky fracasa en su búsqueda espiritual a pesar de que, o quizás
mejor dicho, a causa de que triunfa en los negocios, lo que muestra, paralelamente
al planteamiento de nuestra escritora, la incompatibilidad entre la ambición por los
bienes materiales y las necesidades intelectuales y afectivas. El sueño de David, al
principio de su andadura en Nortemérica, consiste en perseguir una educación
formal, pero evoluciona, sustituyendo su antigua meta por la de conseguir dinero y
un "respeto" mal entendido ya que Levinsky despierta un fuerte sentimiento de
miedo en sus subordinados. Lejos de engañar al lector, Cahan le avisa desde el
primer párrafo de la novela, cuando el mismo protagonista explica, en una mirada
retrospectiva, que su éxito no significa nada para él y que aún sigue siendo un
inmigrante recién llegado, cubierto por una pátina de apariencia americana. El
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