if08-09 - Asamblea Legislativa

100 Defensoría de los Habitantes
Informe Anual de Labores 2008-2009
tanto lícitas como ilícitas, las que, sea como causa o
consecuencia, exponen a la persona menor de edad a
ser víctima de diversas vejaciones.
Escenarios familiares ayunos de espacios para la
comunicación, la participación
y el respeto entre sus
miembros y que desconocen
las necesidades biológicas,
psicológicas y afectivas de
las personas menores de
edad según sea su etapa,
son un peligro latente para el
adecuado desarrollo de este
grupo etáreo. Necesidades
afectivas que no sólo se
evidencian en ambientes
pobres o socialmente excluidos,
sino que se hacen
manifiestos en cualquier escalafón
socio-económico.
Amenazas como la violencia social, la crisis económica,
el cambio en los valores y la promoción de modelos
de vida sustentados en el consumo material y la búsqueda
del placer y la sensación de logro inmediato,
como forma de evasión de la realidad o de procesos
de construcción de la identidad, a veces representados
en el consumo del alcohol y el tabaco, favorecen la
derivación hacia sustancias psicoactivas que son potencialmente
riesgosas para el bienestar de la persona
menor de edad. Bajo esta premisa, es que el entorno
socio-afectivo juega un rol primordial, en el desarrollo,
la prevención, la atención y la protección de este grupo
poblacional ante los peligros que les acechan.
Al lado de condiciones exógenas y estructurales de
riesgo como las que se anotaron en el segmento
anterior; adicionalmente, algunos estudios sugieren
que hay situaciones psicológicas del individuo que
preceden el consumo de drogas, tales como baja
autoestima, sentirse mal emocionalmente, problemas
de identidad, conductas rebeldes, impulsividad, conductas
desviadas y el nivel de tolerancia, problemas
mentales, conducta infractora y conflictos con el rol
sexual. 19
En este sentido, la atención al derecho a la salud
integral de la persona menor de edad y, con especial
relevancia, a la salud
mental, reviste particular
importancia, pese a que
esta última no ha sido
un tema asumido con la
seriedad y urgencia que
merece. Así, se ignora
que en etapas de la vida
como la adolescencia,
existen factores de riesgo
que pueden vulnerar
la estabilidad emocional
de las personas, las
cuales acompañadas de
otras condiciones amenazantes,
pueden derivar
en comportamientos
autodestructivos, como lo es el estado adictivo o las
conductas suicidas.
“Si ya los mecanismos de cobertura universal en el
acceso a la salud presentan desigualdades y brechas
de base importantes entre diferentes segmentos de
la población menor de edad, que se agrava conforme
avanza la edad1 1 , mucho más deficitarios han
sido los servicios orientados hacia intervenciones
focalizadas e integrales complementarias, requeridas
en condiciones particulares de exclusión social, como
es el consumo y la adicción a las drogas.”
Dirección de Niñez y Adolescencia, 2009
1 VI Informe del Estado de los derechos de la Niñez y la
Adolescencia en Costa Rica, Universidad de Costa Rica-UNICEF,
2008, pp. 159 y ss.
En este sentido, cualquier abordaje que centre su
atención en forma exclusiva en la conducta individual y
la atención bio-médica del problema de las adicciones
a sustancias psicoactivas, resulta insuficiente, parcial
y con limitadas posibilidades de éxito. El niño, la niña
y las y los adolescentes deben ser considerados como
personas integrales, que demandan igualmente una
atención integral, especialmente cuando alguna de
sus dimensiones presenta especiales condiciones de
vulnerabilidad. De ahí la importancia de identificar tanto
los factores de riesgo como aquellos elementos protectores
que se encuentran presentes en cada caso.
19 Sandí Esquivel, Luis y Díaz-Alvarado, Alicia, Síntomas
de Rebeldía, Depresión y Aislamiento Asociados al Consumo de
Drogas en Adolescentes Costarricenses en http://www.binasss.
sa.cr/adolescencia/artsintomas.htm. Mediante una muestra nacional
representativa de 1186 estudiantes de III y IV ciclos, se “… encontró
una asociación estadísticamente significativa, entre el consumo de
drogas y la presencia de síntomas de rebeldía y depresión. Los
adolescentes que refirieron consumo de tabaco y alcohol en los
últimos doce meses mostraron una probabilidad cuatro veces mayor
de presentar síntomas de rebeldía que los que no consumieron, y
en aquellos que consumieron drogas ilícitas esta probabilidad fue
casi seis veces mayor. Los estudiantes que reportaron consumo
de alcohol y de tabaco tenían el doble de probabilidad de presentar
síntomas de depresión, y cinco veces más posibilidades de
presentar este síntoma si habían consumido drogas ilícitas. Con
respecto a los síntomas de aislamiento se encontró una débil
asociación, y estadísticamente no significativa. Los síntomas de
aislamiento mostraron una fuerza de asociación mayor pero no
estadísticamente significativa con el consumo de drogas ilícitas.(…)
Este estudio determinó que los síntomas de depresión y rebeldía en
los estudiantes constituyen señales de alerta para la identificación
temprana de problemas asociados con el consumo de drogas”.