if08-09 - Asamblea Legislativa
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308 Defensoría de los Habitantes<br />
Informe Anual de Labores 2008-20<strong>09</strong><br />
dadas a satisfacción y la decisión del consumidor,<br />
en consecuencia, adoptada. El notario<br />
público simplemente adecua la voluntad de<br />
las partes al instrumento notarial pertinente,<br />
de conformidad con el ordenamiento jurídico<br />
vigente y apercibe a los contratantes sobre<br />
las consecuencias LEGALES –no financieras-<br />
de dicho acto. (…)”<br />
Resuelto el recurso, la Defensoría continuó con el seguimiento<br />
a sus recomendaciones, las cuales fueron<br />
cumplidas en su totalidad por parte de la entidad bancaria,<br />
a entera satisfacción del habitante afectado.<br />
X. Conclusión<br />
El siglo XXI, es concebido por muchos estudiosos,<br />
como el siglo de la revolución de las comunicaciones y<br />
de la información; lo cual se asume como consecuencia<br />
del mundo globalizado. La humanidad, entonces,<br />
es testigo de importantes cambios de carácter cuantitativo<br />
y esencialmente cualitativo, que están desafiando<br />
los paradigmas del pasado para insertar nuevas<br />
fórmulas económicas y sociales acordes con la “post<br />
modernidad”. Hoy, por ejemplo, comprendemos que<br />
la pseudo verdad respecto de la falta de alimentos, no<br />
era un asunto sencillo ni mucho menos básico, sino de<br />
enorme complejidad que se trata en esencia –parafraseando<br />
a Amartya Sen - en una enorme incapacidad<br />
para distribuirlos con equidad a quienes los necesitan<br />
y que mueren a diario de hambre y de enfermedades<br />
prevenibles y asociadas con la desnutrición. Pero los<br />
procesos de cambio son aún mayores en otros campos;<br />
uno de ellos es que dentro de la instrumentalización<br />
errónea o mala utilización de la globalización se<br />
generan consecuencias tecnológicas de un alcance<br />
abrumador que tampoco podríamos ignorar.<br />
Sin ninguna duda, los cambios en los procesos tecnológicos<br />
y de comunicación han provocado serias transformaciones<br />
en la estructura tradicional del Estado,<br />
que conocemos desde la Modernidad. De tal forma, el<br />
entorno global ha cambiado y eso implica de inmediato<br />
que las habilidades de cara al mismo deben también<br />
transformarse para poder seguir adelante.<br />
Paradójicamente, después de décadas de aceptar el<br />
dogma de que el Estado debe alejarse de la economía<br />
y que las fuerzas del mercado serían capaces por sí<br />
solas de alcanzar el crecimiento económico y el desarrollo<br />
social, hoy tenemos la comprobación empírica<br />
de que crecer económicamente no es sinónimo de<br />
desarrollo humano, de inversión social y de calidad de<br />
vida para las grandes mayorías. Por el contrario, ahora<br />
que existe riqueza económica a gran escala, esta se<br />
concentra en muy pocas manos y ello ha provocado la<br />
mayor desigualdad, pobreza y exclusión que la humanidad<br />
ha conocido en toda su historia.<br />
Otro tanto sucede con los derechos humanos, la globalización<br />
se ha encargado de extender y universalizar<br />
su doctrina; sin embargo, su realización plena y su<br />
cumplimiento efectivo, son ideales a los que si bien no<br />
renunciamos, exigen más que nunca trabajo cotidiano<br />
y cumplimiento de metas de difícil alcance y por las<br />
cuales el Estado tiene el deber de velar. Ciertamente,<br />
la responsabilidad esencial del Estado es garantizar<br />
la satisfacción mínima universal de los derechos humanos<br />
y para ello, debe actuar en donde advierta las<br />
mayores necesidades. Esto implica que la intervención<br />
pública debe ampliar y mejorar su acción e incidencia<br />
en los aspectos sociales donde se concentra la necesidad<br />
y se diluye la distribución.<br />
Tal es el caso del Estado costarricense, el cual debe<br />
enfrentar hoy más que antes, problemas de vivienda,<br />
salud, alimentación, trabajo, educación y muchos<br />
otros, que se encuentran en consonancia directa con<br />
la seguridad humana y de ahí con los derechos humanos,<br />
que deben ser abordados de una forma integral.<br />
En nuestro caso, constatamos que la preocupación de<br />
las familias se refleja en las solicitudes de intervención<br />
que en el presente período y en general en los últimos<br />
años, las y los habitantes le hacen a la Defensoría en<br />
materia de costo de vida, precios de la electricidad,<br />
combustibles, transportes y otros. Es por ello, que hoy<br />
se nos exige, como institución nacional de derechos<br />
humanos, una intervención sólida y efectiva, acorde<br />
con las exigencias de los paradigmas sociales que<br />
dichosamente, ya comienzan a consolidarse.<br />
Para la Dirección de Asuntos Económicos, esta exigencia<br />
de las y los habitantes representa un gran estímulo<br />
y un respaldo cruciales para nuestra gestión. Pero a la<br />
vez nos demanda una relectura (que ya iniciamos con<br />
celeridad y responsabilidad) sobre los procesos y las<br />
formas de abordaje e inserción, para poder adaptarnos<br />
de una forma apropiada y con visión de derechos humanos<br />
a las complejidades que nos impone a diario el<br />
mundo globalizado. Las cosas han cambiado a una velocidad,<br />
hace unos años impensable y por ello, hemos<br />
asumido en aras de la actualidad y la modernización,<br />
nuevas formas e ideas para continuar de una forma<br />
fresca y apegada a las nuevas realidades, la defensa<br />
de los derechos humanos de las y los habitantes.<br />
En este contexto, una de las expectativas futuras y<br />
positivas, sería la de contar eventualmente con mayores<br />
recursos tecnológicos y humanos. Los primeros<br />
resultan básicos e impostergables si se quiere pensar