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RENOVACiÓN SINDICAL YDEMOCRACIA' 115
del régimen político y mostraron los riesgos de cerrar las vías de resolución
de conflictos mantenidos en estado latente. En este sentido, el
movimiento emprendido por el EZLN, cuando entraba en vigor el TLCAN
Y las posibilidades de una salida represiva estaban cerradas, fue no solamente
un factor que venció la resistencia al cambio en las reglas del
juego político sino que abrió un mayor espacio a la expresión de las posiciones
contrarias a la política económica implantada a partir de 1982.
La crisis política desatada con la muerte del candidato presidencial del
PRI en 1994, el descalabro económico de diciembre de ese año y el nuevo
contexto internacional configuraron un escenario proclive a la ruptura
de viejas ataduras, así como generaron el repliegue de los actores
tradicionales, cuya legitimidad estaba cada vez más en entredicho. llegó
entonces al fin el inmovilismo que caracterizó a la presidencia de Salinas
hasta la emergencia del EZLN.
Las experiencias vividas en la lucha entre el sindicalismo oficial (CT)
y las alternativas al mismo (Foro Sindicalismo ante la Nación, UNT,
Coordinadora Intersindical Primero de Mayo, Frente Sindical Mexicano)
por ocupar el Zócalo de la ciudad de México en la celebración del día del
trabajo durante los últimos ocho años (1995-2003), abandonado durante
tres años seguidos por el sindicalismo tradicional, temeroso de las
reacciones de los trabajadores, mostraron un escenario propicio para el
despliegue de un sindicalismo más combativo. Las banderas de esas
manifestaciones se centraron principalmente en la defensa de la seguridad
social, los reclamos salariales y la oposición a las flexibilizaciones,
las privatizaciones en diversos sectores y la política neoliberal en general,
haciendo menor hincapié en la agenda laboral democratizadora. Sin
embargo, la solidaridad con el EZLN y, en su momento, la demanda de
cumplimiento de los acuerdos de San Andrés Larráinzar estuvieron presentes
en las exigencias de muchos contingentes. 21
Cuando a partir de 1998 los sindicatos oficiales volvieron al Zócalo
se puso de manifiesto el carácter cada vez más burocrático de las
marchas y de la presencia presidencial así como la pérdida de capacidad
de convocatoria del "viejo sindicalismo". En cualquier caso, la nueva situación
política haría irreversible el derecho ganado por el "nuevo sindicalismo"
de ocupar ese espacio. Aunque el 10. de mayo de 2001, acomodándose
a la nueva situación política, después de la participación en
sendos desfiles en el Zócalo, tanto el "viejo" sindicalismo como el "nue-
"Véase al respecto La Jornada, 2 de mayo, varios años (1995-2003).