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LOS EMPRESARIOS YLA POLÍTICA' 73
Por lo que toca a la participación empresarial en el Partido Revolucionario
Institucional (PRO, en el sentido marcado en párrafos anteriores, es
necesario identificar que importantes sectores empresariales, sobre todo
del centro del país (es el caso de los empresarios propietarios de Televisa),
respaldaron al PRI en los momentos en que fracciones radicales de los empresarios
del norte retomaron su participación en el PAN.
En vísperas de las elecciones de 1988, el aspecto más importante en
la participación empresarial en el PRI comenzó a finales de 1987. Primero,
con la formación de la Comisión de Financiamiento y Fortalecimiento
Patrimonial del PRI en la que participaron importantes empresarios
nacionales, que más tarde se vieron beneficiados con la venta de empresas
paraestatales en la etapa de Salinas de Gortari. Entre lo nombres
más destacados de esa comisión empresarial dentro de la estructura de
la campaña electoral del partido oficial, tenemos a Pablo Álvarez Treviño,
Ángel Borja Navarrete, Roberto González Barrera, Ricardo González
Prieto, Julio Gutiérrez Trujillo, Eduardo Legorreta Chauvet, Antonio
Madero Bracho, Enrique Rello Vega y Carlos Slim Helú, todos ellos miembros
o familiares de miembros del CMHN.
Esto reflejó cómo los empresarios vieron en la política una excelente
forma de consolidar sus negocios. A partir de este suceso quedó
claro que los empresarios ya no se conformaban con participar en el
partido de oposición para presionar al gobierno. Ahora, con su intervención
directa en el PRI garantizaban su participación en la toma de
decisiones, cubriendo así sus intereses concretos de clase. Así lo demostró
el hecho de que Miguel Alemán Velasco, miembro del CMHN,
fue nombrado por Salinas de Gortari como embajador extraordinario
y plenipotenciario, además de ser elegido como senador por el estado
de Veracruz. Otro caso semejante es el de Claudia X. González, también
miembro del CMHN y ex presidente del CCE, nombrado asesor presidencial
en inversión extranjera.
El segundo aspecto de la participación empresarial en el partido oficial
tiene su expresión en la firma del pacto de solidaridad económica en
diciembre de 1987. Este pacto, que es la base fundamental para el control
de la inflación y la contención de las demandas de los trabajadores,
lo suscriben el CCE, representando a las élites empresariales, el Congreso
del Trabajo, representación formal de las clases trabajadoras, así como
el gobierno mexicano, entidad a la que corresponde concertar los intereses
de las principales clases de la sociedad mexicana, por antagónicas
que sean.