SOCIEDAD CIVIL y diversidad - Acceso al sistema - Cámara de ...

336 ' BERNARDO BARRANCO V.
tural por el filme del padre Amaro hasta los poco claros negocios para
comercializar a la Virgen de Guadalupe colocan a una jerarquía sacudida
y debatida en una cuestión muy sensible para toda magistratura religiosa,
es decir, la autoridad moral. La polémica actual, que ha acaparado
a los medios electrónicos, no sólo es desatada por la injerencia del
clero en los procesos político-electorales sino por la prohibición para que
los fieles voten por los partidos que muestran desapego moral y sexual
a la normatividad católica. Por ello, las relaciones entre la Iglesia y el
gobierno deben enmarcarse en la relación entre la Iglesia y la sociedad.
Todas sus acciones religiosas se ubican en el seno de una formación social
en la que están insertas, la conformación, los conflictos y las crisis
de la sociedad mexicana son también el germen de las posiciones, cambios
y conflictos de la Iglesia institucional. La práctica social es una
fuente de estímulos que provocan cambios en las creencias y en la soberanía
católica.
LA ATMÓSFERA DEL FIN DE UN CICLO PONTIFICAL
La Iglesia vive ya una sensación de fin de pontificado. Nadie quiere
aceptarlo franca y abiertamente, ni las jerarquías locales ni la estructura
vaticana, al menos públicamente. Sin embargo, por los pasillos y las
sacristías corren rumores intensos y se realinean posiciones ante los
vientos sucesorios. En Roma hubo un incidente que muestra la atmósfera,
el 14 de septiembre de 1998, varios cardenales de la curia fueron
despertados en plena noche. Al teléfono, una voz entristecida les anunciaba
que el Papa había muerto. A la mañana siguiente se celebró en la
basílica de San Pedro una misa de difuntos por la muerte de Juan Pablo 11.
El canónigo celebrante se preparaba para la misa diaria en el altar de san
Pío X cuando un monseñor muy azorado se le acercó para cuchichearle
al oído: "El Papa acaba de fallecer." El canónigo se cambió los ornamentos
litúrgicos, adoptando los de difuntos, y explicó a los fieles:
"Tengo que comunicar una tristísima noticia. El Papa acaba de morir.
Celebraremos la misa de difuntos por el descanso de su alma". La noticia
corrió como un reguero de pólvora por el templo. Inmediatamente
alguien avisó al cardenal arcipreste de la basílica, Virgilio Noé, que al
instante se puso en comunicación con el secretario de Estado, cardenal
Angelo Sodano. "El Papa goza de excelente salud -replicó, sorprendido,