SOCIEDAD CIVIL y diversidad - Acceso al sistema - Cámara de ...

LA SOCIEDAD CIVIL YEL GOBlERKO EN EL TIEMPO DE LA ALTERNANCIA ~ 41
de lo público mientras el gobierno no le reconozca esta posibilidad como
parte de su propia ciudadanía y no genere los incentivos para hacerlo.
El fortalecimiento de las osc depende en buena medida de su capacidad
de resolver el problema del financiamiento. Hasta ahora, la fuente
más importante han sido las agencias de cooperación externa y los
donativos de empresas y particulares. Se debe trabajar en vías adicionales
como son: la recuperación, sin fines de lucro, de parte de los gastos
que se realizan; el establecimiento de empresas rentables que permitan
financiar la acción no lucrativa; una nueva conciencia ciudadana que
involucre a los ciudadanos en el sostenimiento de las organizaciones y,
de manera particular, el acceso a más recursos públicos.
El gobierno debe tomar conciencia de que apoyar los proyectos de
la sociedad civil con más recursos económicos es una de las maneras
más eficientes de generar capital social y de aumentar la cohesión social.
Por eso, debe otorgar más recursos a los esfuerzos de las osc, bajo
la premisa de que ese financiamiento opera no en beneficio de las osc,
sino de la sociedad en su conjunto y del propio gobierno.
Por supuesto, el sector de las osc debe ganar en trasparencia y rendición
de cuentas. Hay todavía muchos políticos, pero incluso muchos
ciudadanos, que no están convencidos de la importancia de la sociedad
civil como un factor de gobernabilidad y un agente que impulsa la cohesión
social. Las osc deben erradicar cualquier resabio de prácticas
clientelares, corporativas y de chantaje político. La sociedad civil requiere
ser más transparente para alcanzar la confianza y el reconocimiento
de los órdenes del gobierno y de la sociedad en general. Un punto importante
también es que las osc deben mostrar mejores resultados y
elevar el impacto de su acción en la comunidad.
UNA HEFLEXIÓN FINAL
La relación entre el gobierno y las osc ha ido cambiando, pero falta todavía
mucho por hacer, tanto en el gobierno como en el interior de las organizaciones.
Históricamente, las relaciones entre el gobierno y las organizaciones
civiles se habían mantenido en el campo de la discrecionalidad. Los
criterios discrecionales fomentaron un trato clientelar y patrimonialista,
en el más viejo estilo corporativo. Esto ha cambiado, pero hace falta fortalecer
una cultura de respeto mutuo entre las osc y el gobierno; una
cultura de colaboración y apoyo. En términos de la relación con el go-