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Bernardo Barranco v.'
La jerarquía católica y la transición mexicana
INTRODUCCIÓN
Los OBISPOS mexicanos no han sabido situarse en la nueva circunstancia
mexicana, no han realizado un análisis fino de la transición y han
equivocado la actitud política en el actual proceso electoral. La controversia
sobre la intervención de la alta jerarquía en los procesos electorales
ha suscitado tal nivel de atención por parte de los medios que ha
llegado incluso a opacar la competencia electoral. Partidos políticos, intelectuales,
medios de comunicación y autoridades gubernamentales
han cuestionado los documentos, las declaraciones y los ademanes de
los prelados mexicanos, sin dejar de reconocer en éstos a un actor político
de jacto, pero sin la legitimidad formal necesaria que les permita
como en cualquier otro país actuar abiertamente. Este debate, no sólo
ha puesto de manifiesto la ausencia de un marco jurídico adecuado,
arrastramos viejas formas discrecionales de concertar y de hacer política,
sino nos invita a remirar el papel social de la jerarquía católica en
un contexto nuevo. Hay que recordar la paulatina y creciente irrupción
del cuerpo eclesial, como instancia política visible tiene por lo menos 20
años, y se vio favorecida por el profundo desgaste del sistema político
mexicano dominado por el PRI. Indudablemente las transformaciones
del Estado con la sociedad propiciaron el surgimiento de la jerarquía como
actor político, especialmente en los últimos sexenios, y convirtieron a
la Iglesia en un potencial espacio de articulación sustitutiva para amplios
núcleos conservadores
Recordemos que las principales tensiones que la institución católica
ha enfrentado no han sido con el Estado sino con diversos sectores de
la sociedad, desde las denuncias al clero por pederastia, la disputa cul-
• Fundación Vamos.
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