SOCIEDAD CIVIL y diversidad - Acceso al sistema - Cámara de ...

394 ' ESTEBAN KROTZ y ROSALL\. WINOCUR
podría parecer a primera vista. Hay que recordar que en todo el subcontinente
fueron los años ochenta, o sea, los mismos años que en
México se inició la transición democrática, la década del regreso a formas
democrático-parlamentarias del ejercicio del poder estatal. Pero
esta misma década ha sido calificada por los especialistas como "perdida"
para América Latina, lo que quiere decir, ante todo, de estancamiento
e incluso de retroceso para los niveles de vida de las mayorías
populares. ¿y no se habla ya de los noventas como de otra década perdida
¿Cómo vislumbrar entonces las perspectivas de la cultura política y
del comportamiento democrático, cuando a la par del mejoramiento indudable
de procesos electorales y administrativo-formales, año tras
año, periodo gubernamental tras periodo gubernamental, legislatura
tras legislatura, nada mejora en la experiencia vital de la mayor parte
de la población pobre y excluida de las prometidas bondades de la modernidad
y la globalización ¿Cómo y con qué argumentos promover
una cultura cívica y fomentar la participación más amplia e intensa en
los mecanismos electorales cuando la extensión de éstos no parece haber
incidido positivamente en la situación angustiante y frustrante de
las mayorías
Tales preguntas incluso podrían contribuir a ver de otro modo algunas
opiniones recogidas por estudios y encuestas sobre la cultura política
actual y las diferentes modalidades de la participación ciudadana. A
partir de ejemplos como los expuestos en la segunda parte de este trabajo,
¿no habría que revisar lo que usualmente es calificado como déficit
o como rezago desde la "inexistencia de información política adecuada"
hasta la "falta de motivación" y la "conciencia cívica limitada" Porque
tal vez no se puede combatir mediante acciones de mercadotecnia y pedagógicas
aquellas actitudes y conductas que se basan en la evaluación
repetida de la poca utilidad 28 de lo que desde el poder se ofrece como solución
a los que saben que no lo tienen, porque viven en una sociedad
que "sigue siendo estructuralmente clasista, genera posiciones dominantes
y subalternas y éstas, a su vez, proyectan desniveles culturales"
(Giménez, 1995: 14).
"En este contexto no puede dejarse de recordar que en vista de la usual correlación de fuerzas y el
estado general de la administración pública, la credencial de elector se usa en mucho menos ocasiones
como "llave de la democracia" que para identificarse para retirar una pieza postal certificada o cobrar un
cheque...