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INTEGRALISMO, PERSECUCiÓN YSECRETO EN ALGUNOS GRUPOS CATÓLICOS' 265
senta, se hace presente de diferentes maneras y en diversos ámbitos. Entre
otras, las que tienen que ver con las campaña contra la prevención
del SIDA Y el uso del condón, la despenalización del aborto, la existencia
pública de homosexuales, y el control de las imágenes cinematográficas,
televisivas y de los espectáculos.
Lo anterior nos lleva directamente al debate del estatuto de la laicidad
y sus tres niveles, según los describe el investigador Jean Bauberot: 1. el
que tiene que ver con la separación entre el Estado y las religiones y la consiguiente
libertad para organizarse religiosamente, mientras no se perturbe
el orden público y la tolerancia; 2. el que concierne al laicismo de las
instituciones médicas y escolares, y, finalmente, 3. el que se refiere a la
identidad nacional y su independencia de toda dimensión religiosa. 88 El
mencionado investigador añade que "no existe un laicismo absoluto, sino
simplemente umbrales a partir de los cuales se puede hablar de [éste]".89
Veamos escuetamente algunos casos en los que se ha manifestado
esta voluntad intolerante, aunada a la concepción de espacio público homogéneo,
pero que también menciona a la parte que se resiste a esta tendencia
y muestra que, a estas alturas, los medios no responden a una
misma lógica. Puede resultar sorprendente que los casos elegidos aludan
a la actuación y exhibición de un conjunto de sacerdotes que han contribuido,
sustancialmente, a amainar el debate público de algunos aspectos
centrales de la laicidad y secularización en los últimos 10 años.
Seis sacerdotes distintos: dos virtuales
y cuatro de carne y hueso
Entre 1994 Y 2003, no sólo la figura presidencial ha pasado de la humanización
a la trivialización,90 sino que, en un proceso paralelo, la instancia
que más convoca a la sacralización, como es la jerarquía de la Iglesia
católica, ha sido sacudida por la mirada pública.
B6 Jean Bauberot, entrevista con Mónica Delgado, Reforma, 11 de agosto de 2003.
"'Idem.
'DUna de los episodios signilicativos que han contribuido a dicha "humanízación" tiene que ver con el
tipo de renuncia de quien hasta el 20 de noviembre de 2003 fungió como embajador de México en la ONU,
Adolfo Aguilar Zinser. Este personaje, después de haber dicho en una conferencia en la UIA que México seguía
siendo considerado por el gobierno americano como "su patio trasero", recibió un llamado de atención del canciller
Derbez, quien le pidió su renuncia a partir del 10. de enero de 2004. Debido, sobre todo, a las declaraciones
del presidente Vicente Fax, Aguilar adelantó su renuncia porque el mandatario aludió a que dichas declaraciones
habían ofendido a los mexicanos. Aguilar le escribió una carta a Fax, haciendo más hincapié en la
amistad que en la investidura, al grado tal que se la dirigió a Vicente. Lo más interesante de este asunto es que
la envió a la prensa y fue publicada. En el escrito, Aguilar hace una dura crítica al presidente amigo, señalán-