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LOS EMPRESARJOS y LA POLÍTICA' 69
La privatización y la apertura económica representaron los principales
rasgos del nuevo modelo de desarrollo que, junto al tope salarial
instrumentado inicialmente por López Portillo y la flexibilidad laboral
que promueven los empresarios mexicanos, constituyen un modelo de
características neoliberales. De tal manera, la privatización de la economía
que prácticamente comienza con la venta de 34 por ciento de los
activos no financieros (propiedad de los bancos nacionalizados) y la
concesión a la fracción financiera afectada por la nacionalización, para
manejar la banca paralela a partir de las casas de bolsa, significan en el
nuevo proceso sociopolítico la posibilidad de que la nueva burocracia
política (la tecnocracia) restablezca la confianza empresarial que el Estado
mexicano perdió al intentar fortalecer un modelo de desarrollo que
ya estaba afectando el proceso de acumulación (Concheiro, 1996).
Evidentemente, la privatización de la economía representaba la política
económica que modificaba la naturaleza del modelo de desarrollo,
reflejando el esfuerzo de la tecnocracia por renovar la consistencia del
bloque dominante. Sin esta concesión a la clase empresarial resultaría
casi imposible instaurar un modelo de desarrollo que en lo económico
y lo político excluyera a las clases subalternas, fundamentalmente a las
trabajadoras. De hecho, desde el principio de los análisis sobre las implicaciones
del proceso de privatización se advirtió rápidamente que su
primera etapa respondió a una oferta política dirigida a satisfacer las demandas
empresariales: 1. austeridad y ajuste presupuestario, 2. liberación
de precios y del comercio, 3. apoyo financiero y fiscal, 4. privatización
de la economía y 5. topes salariales. La privatización que inició De
la Madrid de manera formal desde 1983 fue el indicador a partir del cual
una parte importante del empresariado nacional afirmaba su convicción
de continuar la alianza con la tecnocracia, mientras que la fracción radicalizada
contra el Estado iniciaba su participación en las filas del neopa­
Dismo (Montesinos, 1992).
La política económica de privatización confirmó, además, el carácter
del nuevo modelo de desarrollo que en lo sucesivo se apoyaría
económicamente en la capacidad y disposición del capital privado nacional
o extranjero. La parte sustancial del proceso de privatización se
dio en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). De tal forma
que en ese sexenio tuvimos la venta cualitativa de las empresas
paraestatales, como es el caso de la venta de las empresas aéreas, las
mineras, la telefonía y la venta de los bancos que se concluyó en
1992, así como la fragmentación de la estructura de Petróleos Mexi-