SOCIEDAD CIVIL y diversidad - Acceso al sistema - Cámara de ...

190 • DORA CARDACI y ÁNGELES SÁNCHEZ BRINGAS
bernamentales y la actividad de diversos actores sociales, como el Estado,
el movimiento feminista y los partidos políticos han sido muy
relevantes.
Es un hecho que a lo largo de casi 30 años el Estado mexicano, a
través de la política demográfica ha priorizado la reducción de la fecundidad
en el diseño de las políticas de salud reproductiva, pero también
su acción ha sido acotada por los acuerdos internacionales suscritos
por el gobierno mexicano. Durante las décadas de los ochenta
y noventa, las organizaciones feministas utilizaron estos dos planos
de acción para consolidar los derechos sexuales y reproductivos en el
país. Por un lado participaron en los foros internacionales para incidir
en la elaboración de los lineamientos sobre la salud reproductiva
y, por otro lado, participaron en los espacios gubernamentales para
exigir el cumplimento de los compromisos adquiridos por el gobierno
y hacer valer estos derechos. Sin embargo, estas tareas han implicado
el replanteamiento de las organizaciones feministas y su participación
en la arena política nacional.
Aun durante el proceso de alternancia política se pudo comprobar
que el control del crecimiento demográfico y la ejecución de políticas de
salud reproductiva, son lineamientos a los que se dio continuidad durante
los tres primeros años del gobierno de Vicente Fax, situación que generó,
en algunas ocasiones, desavenencias entre el presidente y su partido.
Las ONG feministas han funcionado como importante contrapeso a
las presiones sobre el gobierno panista ejercidas por sectores sociales conservadores,
que buscan revertir los avances logrados en el terreno de los
derechos sexuales y reproductivos. Por consiguiente, los retos y desafíos
que enfrentan las organizaciones feministas son altamente complejos.
Las nuevas circunstancias políticas las han obligado a establecer alianzas
con quienes comparten sus objetivos centrales, independientemente del
signo político de los partidos a los que pertenecen o del gobierno con el
que colaboran. Esta postura no es compartida por el conjunto de las organizaciones
y aunque aún no se ha reflexionado "en voz alta", es decir,
públicamente, sobre estas diferencias, lo cierto es que en los primeros
años del nuevo siglo se ha producido una inclinación de unas organizaciones
a participar exclusivamente con el gobierno de López Obrador y de
otras a colaborar también con el gobierno federal.
Un segundo elemento que queremos destacar es que, cuando hablamos
de feminismo mexicano, en realidad estamos hablando, sobre
todo, de lo que ocurre con distintas ONG del Distrito Federal y con per-