SOCIEDAD CIVIL y diversidad - Acceso al sistema - Cámara de ...

390 • ESTEBAN KROTZ y ROSALÍA WlNOCUR
Obviamente esta imagen es totalmente inadecuada, ya que la esencia
de la democracia no consiste en lograr la armonía social mediante la
erradicación de las diferencias, sino en posibilitar la convivencia pacífica
y provechosa para todos incluso con fuertes diferencias de todo tipo,
ya que las necesidades, los tiempos y las expectativas de cada uno de
los actores sociales son distintas y a veces irreconciliables (Zermeño
2001: 15).
Dos consecuencias parecen derivarse de lo anterior para la realización
de encuestas sobre cultura política en general y, en particular, sobre
participación ciudadana.
Por una parte, en su preparación no solamente deberían tomarse en
cuenta las acostumbradas caracterizaciones socioeconómicas de la población
a encuestar, sino también otras más de tipo cultural (o subcultural)
e identitario.
Por otra parte, habría que empezar su preparación también con un estudio
sobre los significados que en diferentes grupos sociales y subculturas
tienen las palabras clave a utilizar. El malentendido comienza cuando
se piensa que al hablar de ciudadanía y participación todos se refieren a lo
mismo. Sin embargo, el hecho de que todos manejen las mismas palabras
(la escuela primaria ha cumplido un gran papel al respecto) no significa
que le otorguen los mismos sentidos. Cada vez que se interroga a los sujetos
sobre sus prácticas de participación, se ponen en juego varios sentidos
de la palabra según el contexto y la situación a la que hace referencia
la pregunta que es conveniente precisar, particularmente en el caso de los
sectores populares. Precisar no sólo quiere decir diferenciar en las preguntas
los diversos contextos donde se desarrollan las acciones de participación,
sino fundamentalmente recuperar la perspectiva del actor en la definición
de sus propios espacios y prácticas de participación. Si un instrumento de
indagación que busca explorar las modalidades de participación y medir
su eficacia no considera esta situación en el diseño de sus preguntas, puede
provocar un subregistro de algunas formas participativas o una distorsión
en la interpretación de los resultados, y, en consecuencia, una política
de intervención contraproducente. Comprender, o no, estos sentidos diferenciados
en contextos diversos tiene profundas implicaciones políticas
que pueden afectar el diagnóstico, la intervención y la evaluación de las
campañas de educación cívica o de promoción de la participación.
Un segundo aspecto se refiere al concepto de cultura política mismo y
a las relaciones entre cultura política y las estructuras de poder y los procesos
políticos.