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LOS EMPRESARJOS y LA POLÍTICA' 63
EL AGOTAMIENTO DEL MODELO DE
DESARROLLO Y LA LUCHA POR EL PODER
En principio, una de las principales cuestiones que habrán de discutirse
para el periodo de 1970 a 1982 es la cuestión de las crisis de un modelo
de desarrollo económico que había permitido la ampliación del
mercado con un claro predominio de la actividad industrial (rasgo que
permitía al país sentir la certidumbre de que se avanzaba en el proceso
de modernización requerido para una condición predominantemente
rural) y la coyuntura que se abría por las dificultades que encontraba
la burocracia política para conducir el rumbo del país sin cuestionamientas
significativos de la sociedad a la que representaba.
La crisis económica expresada a través de un desequilibrio en la balanza
de pagos y el déficit presupuestario que presentaba el erario constituyeron
la razón por la cual el gobierno de Echeverría optaría por el
endeudamiento externo que más tarde haría evidente el agotamiento
del modelo de desarrollo centrado en una perspectiva nacionalista. Dicho
gobierno evidenció poco a poco que las fuentes de su poder no solamente
estaban determinadas por la cobertura que le confería la estructura
corporativa del partido oficial, sino de la política económica
que promovió el intervencionismo estatal que le dio un importante peso
en el mercado, como consumidor, proveedor y patrón, condiciones
que permitieron a los gobiernos posrevolucionarios constituirse en la
fracción hegemónica del bloque dominante que ejercía el poder desde
entonces.
Si bien la burguesía nacional se había beneficiado de los frutos del
proceso de industrialización que comenzó a partir de la década de 1930,
se hacía evidente que no tenía un peso fundamental en la definición del
modelo de desarrollo económico, lo que desgastaba la relación gobierno-empresarios.
La posición hegemónica de la burocracia política pendía
de la legitimidad que tenía ante la sociedad mexicana y en gran parte
se debió al respaldo político que las clases trabajadoras le concedían, a
tal grado que los puntos de conflicto con los empresarios mexicanos no
alcanzaron el relieve correspondiente al poder económico que esa clase
social tiene en cualquier sistema político que se rija por los principios
liberales (Luna, 1992).
La crisis del modelo económico y, por ende, las limitaciones que imponía
a la conducción de la burocracia política, así como el cuestionamiento
a que la sociedad mexicana sometía a las estructuras del poder,