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LEVIATÁN DESAFIADO' 205
concentran el mayor número de jóvenes son el Estado de México
(4'808,815), el Distrito Federal (2'998,758), Veracruz (2'307,626), Jalisco
(2'211,354) y Nuevo León (1'535,140).
Del total de estos jóvenes, 30.3 por ciento tiene entre 15 y 19 años,
25.9 por ciento entre 20 y 24 años, 23.4 por ciento entre 25 y 29 años
y, 20.4 por ciento va de los 12 a los 14 años. Esto significa que el núcleo
más grande de jóvenes se concentra entre aquellos que están en
edad escolar, según los parámetros del propio sistema educativo mexicano
y entre los que deberían estar ingresando al mercado laboral.
Los datos del ENJ, muestran, con referencia al estudio y al trabajo,
que de los jóvenes mexicanos:
-34.4 por ciento sólo estudian;
-11.1 por ciento estudia y trabaja (para sostener sus estudios)
-30.8 por ciento sólo trabaja;
-23.7 por ciento ni estudia, ni trabajan y
-que cinco de cada 10 abandonan tempranamente la escuela.
El importante porcentaje de jóvenes que no estudian y que no trabajan
se inscribe en la preocupación de la CEPAL (2000) en torno a la pobreza
juvenil en América Latina, cuyos datos señalan que los jóvenes
(15-19 años) que no trabqjan, ni estudian, representan 5 por ciento
(dos millones aproximadamente). Los datos para la región son elocuentes:
en Honduras 70 por ciento de los jóvenes urbanos vive en situación
de pobreza, en Ecuador 58 por ciento, en Bolivia, 53 por ciento, en México
50 por ciento. En Argentina y Costa Rica, 20 por ciento, en Brasil 33
por ciento y en República Dominicana 37 por ciento.
y si a este dato añadimos que, según los indicadores de desarrollo
humano (PNUD, 2001), en Latinoamérica y el Caribe, una persona necesita
10 años de escolarización para tener una probabilidad de 90 por
ciento de no caer en la pobreza o salir de ella, y que hoy sabemos a partir
de los datos de la ENJ que el promedio de estudio nacional es de 8.5
años, no se requieren grandes análisis para comprobar la vulnerabilidad
en que se encuentra un gran número de jóvenes en el país.
La distribución inequitativa del riesgo, a la que hice alusión arriba,
empieza a adquirir sentido a partir de estos datos. Por ejemplo, Michoacán
y Chiapas son las dos entidades federativas con menores promedios
de escolaridad entre la población joven (7.4 y 7.1 años, respectivamente),
mientras que en el Distrito Federal y Baja California, los promedios