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118 • GRACIELA BENSUSÁN
mantener las restricciones para la expansión del nuevo sindicalismo y
legitimar el statu qua. Los primeros acercamientos del presidente electo
con los dirigentes de la CTM y el CT pusieron de manifiesto dicha intención.
Se sucedieron desde entonces las visitas a la casa-oficina del candidato
electo por parte de Leonardo Rodríguez Alcaine (SUTERM), líder de
estas organizaciones, en las que se le solicitó que no "descongele" la iniciativa
de reformas a la Constitución y la Ley Federal del Trabajo presentada
por el PAN, mientras el dirigente del STRM, Francisco Hernández
Juárez, pugnaba por su parte por una reforma social y democrática del
Estado, incluyendo en su agenda la libertad sindical y la desaparición de
los contratos de protección. De esta forma se mostraban las distintas
posiciones de ambas alas del sindicalismo a la vez que el interés compartido
en no perder interlocución con el nuevo gobierno. 23 No debió
transcurrir mucho tiempo para que desde las filas de oposición se denunciara
que el acercamiento del entonces presidente electo y el aval
brindado al dirigente electricista en su sexta reelección en el SUTERM, a
pesar de las innumerables evidencias sobre las irregularidades cometidas
en el proceso electoral de ese sindicato, se debían al interés de contar
con su apoyo para la privatización del sector eléctrico. 24
En cualquier caso, el respaldo presidencial al "viejo sindicalismo" se
mantuvo invariable a lo largo de los primeros tres años del gobierno y
se tradujo en varias visitas a la sede de la CTM y del CT, inclusive durante
los días del "Pemexgate" y en medio de campañas electorales como
las de 2003, circunstancias que ameritaban un mayor distanciamiento.
A las reclamaciones de los cetemistas para que se frenaran los procesos
penales contra los líderes petroleros, presentes en esa oportunidad, el
presidente respondió con elogios de la trayectoria del líder de esa confederación
así como de Fidel Velázquez, a quien reconoció en diversas
oportunidades como "pilar y ejemplo del sindicalismo", lo que resultaba
contradictorio con el histórico cuestionamiento del PAN a ese mismo
líder y el régimen corporativo que representaba. La única pero importante
innovación respecto a las tradicionales relaciones entre el sector
obrero del PRJ y el poder ejecutivo federal fue la renuncia del presidente
Fax a exigir a los dirigentes y los trabajadores lealtades partidarias.25
Eran los signos del pluralismo político llevados al ámbito sindical sin
por ello alterar en lo sustancial las reglas del juego corporativas. Cabe
"La Jornada, 2 de agosto de 2000.
"La Jornada, 8 de noviembre de 2000.
"Reforma, 26 de febrero de 2003. .