MONOGRAFIA_18_Discapacidad
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jesús vaquero crespo<br />
Una segunda línea de investigación que está cobrando importancia creciente<br />
en los últimos años es el empleo de protocolos de terapia celular con “células<br />
madre” presentes en el organismo, pero en lugares alejados del SN. Estas células<br />
serían capaces, por una parte, de liberar factores neurotróficos, y, por otra, de<br />
regenerar el tejido nervioso lesionado por medio de su transformación en células<br />
nerviosas adultas. Los primeros estudios experimentales se hicieron utilizando<br />
células madre embrionarias y células madre neurales fetales, pero es difícil que<br />
estos estudios lleven a una aplicación clínica en pacientes, por las dificultades,<br />
tanto técnicas como de tipo ético y legal, a la hora de poder aislar este tipo de<br />
células. Como consecuencia de estas limitaciones, se ha prestado mayor atención<br />
a las “células madre adultas” y, sobre todo, a las que están presentes en la médula<br />
ósea. Estas células, bajo determinados estímulos, pueden diferenciarse hacia<br />
células nerviosas, tanto in vitro como in vivo, y son capaces de regenerar, a largo<br />
plazo, el tejido nervioso sometido a lesiones traumáticas experimentales (Woodbury<br />
et al, 2000; Zurita y Vaquero, 2004 y 2006: Zurita et al., 2008).<br />
2. Características de las células madre del estroma de la médula ósea (CME)<br />
En los últimos años ha aumentado el interés por un tipo de células madre<br />
adultas, que están formando el “estroma” o tejido de soporte de la médula ósea,<br />
y que se conocen como “células madre mesenquimales” o “células madre estromales”<br />
(CME). Las CME se aíslan en cultivo a partir de la fracción mononuclear<br />
de las células de la médula ósea y representan una población de células<br />
indiferenciadas que no expresan los marcadores propios de las células progenitoras<br />
hematopoyéticas. Sabemos también que, in vitro, las CME de la médula<br />
ósea tienen escasa expresión de antígenos del Complejo Mayor de Histocompatibilidad<br />
de clase II, lo que unido a sus propiedades inmunomoduladoras,<br />
condiciona que muestren grandes ventajas a la hora de plantear su utilización<br />
en protocolos de terapia celular. Además, de forma característica tienen una alta<br />
expresión de factores de crecimiento, citoquinas y moléculas de matriz extracelular<br />
(fibronectinas, laminina, colágeno y proteoglicanos) las cuales, en condiciones<br />
normales, contribuyen a la formación y función del microambiente de<br />
la médula ósea, induciendo señales reguladoras, no solo para las propias CME,<br />
sino también para las células madre hematopoyéticas que van a dar origen a las<br />
células sanguíneas.<br />
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